El impacto que está teniendo la era digital, en la naturaleza del empleo y como consecuencia, las competencias y su aprendizaje que, se requerirán en los próximos años, demandan ser seriamente tomadas en cuenta, incluyendo los impactos de la pandemia de COVID, que han acelerado sus efectos.
La economía global es una máquina de datos; los consume, procesa, y los produce. Las tecnologías digitales, en algunos casos, han reemplazado el comercio tradicional de bienes y servicios; por ejemplo, las películas con formato DVD, ahora se comercializan en plataformas digitales y existen muchos casos más.
En ancho de banda desde 2008 al 2020, ha crecido alrededor de 112 veces, para medir el agua a los camotes.
Lo hemos platicado con el doctor Carlos Zozaya Gorostiza, con quién tengo el honor de coordinar el diplomado de, Estrategia y Transformación en la Era Digital, en la Extensión Universitaria y Desarrollo Ejecutivo del ITAM y los profesores que, nos hacen favor de integrar la cátedra.
En 2020, el Foro Económico Mundial, subrayó que la evolución acelerada del conocimiento, propicia que nos preparemos en todas edades a un continuo aprendizaje, en las aulas y fuera de ellas.
Muchos de los trabajos que hoy se demandan, no existían hace unos cuantos años, y muchas personas pueden ser excluidas de la era digital, si la mentalidad de aprendiz de por vida, no prevalece colectiva e individualmente.
Siendo así, la capacitación continua de adultos, es un paso vital, en aras de asegurar que estaremos en condiciones de navegar, la era que estamos atravesando.
El COVID, tiene y tendrá efectos en el futuro del empleo, en estudios recientes de instituciones de consultoría internacional, se calcula que más de 100 millones de personas, en ocho países, de varios continentes, incluyendo a los Estados Unidos, tendrán que cambiar de ocupación antes del 2030; un incremento del 12% antes de la pandemia y 25% más, en los países de economía de vanguardia.
Dicho estudio, destaca que la proporción de los trabajos con menores salarios, va a reducirse por primera vez hacia el 2030, mientras que, los trabajos con mejores salarios, como las profesiones, que requieren las habilidades CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) crecerían.
Los trabajadores en el quintil más bajo de salarios, utilizan habilidades: cognitivas básicas, físicas y manuales, un 68% del tiempo y, dado que estas actividades son fácilmente automatizables; esta población es la más vulnerable de perder su empleo. Le será más complejo adquirirlo. En contraste, en los dos quintiles salariales más altos, esas habilidades representan menos del 20% del tiempo invertido.
Y en el quintil más alto, la suma de habilidades; cognitivas avanzadas, las socio-emocionales y tecnológicas, representan el 90% del tiempo. Por ello, los procesos de capacitación de los colaboradores, es un tema prioritario para las empresas visionarias que, entienden y asimilan los impactos de la era digital.
El COVID aceleró la adopción de algunas tecnologías digitales, como la Inteligencia Artificial, los vehículos autónomos y los drones, los robots de servicio e industriales, la realidad virtual y aumentada, cuya aplicación, ha modificado de manera radical algunos procesos y creada una nueva normalidad, con un nivel mayor de automatización.
Se demuestra que se podía hacer mucho más trabajo de forma remota, que lo que habíamos pensado anteriormente, incluyendo, por ejemplo, la reparación de maquinaria especializada por parte de expertos; con ayuda de cascos de realidad virtual, o las consultas por telemedicina, que han tenido un crecimiento exponencial.
Los impactos de la pandemia, han sido enormes y han afectado en mayor grado a algunas actividades y sectores, donde la presencia física, es un atributo del trabajo, como espectáculos de toda índole, hoteles, restaurantes y la venta minorista, entre otros. En este entorno tan volátil, incierto, complejo y ambiguo hay ganadores y perdedores, por dar una idea, Amazon el año pasado contrató a más de 400,000 personas en todo el mundo.
Desde los consejos de administración en las organizaciones, es importante que el impacto de la tecnología digital tenga métricas, por ejemplo; el retorno de las inversiones; el porcentaje del presupuesto anual que se le destina; el tiempo que se estima en implantación; el porcentaje de incentivos, conectado a la creación de valor; el talento experto atraído, retenido y promovido y el volumen de ingresos del negocio tradicional y el digital.
Así también lo entendieron en Clip, Adolfo Babatz Torres, director general mexicano y sus socios de la fintech desde 2012. Hoy en día, por su crecimiento exponencial, ya duplica la valoración que hoy, se le asigna, a los llamados negocios unicornios -mil millones de dólares- por sus dispositivos de pago, dirigidos a la pequeña y mediana, empresas.
Vivimos pues, en una era de cambios sin precedentes, en el que existen grandes oportunidades, para aprovechar los avances de las tecnologías exponenciales, para crear un mejor futuro para todos y es tarea de instituciones públicas y privadas, tomarlo en cuenta y lidiar con ello. Hacerle al avestruz en estos temas, no parece ser la mejor apuesta y quienes así no lo comprendan, más temprano que tarde, están por sufrir las consecuencias.
Wu 552300 4668