Antes que nada, comentaremos que, desde hace poco, ya conviene que lo manden a uno a la “Chingada”. Nadie sabe por qué, pero ahora es paradisiaco. Ahí, el sistema de salud es como en Dinamarca, tiene un hospital de lujo, que seguramente siempre contará con medicinas y mantenimiento. Un cuartel nuevo que garantiza la seguridad. Una hermosa estación del Tren Maya. (El Tren es un rotundo fracaso, pero la estación es una belleza). Todo ahí es encantador y fifí, pues, invirtieron una millonada y las propiedades, “milagrosamente” subieron estratosféricamente de valor. Así que vale la pena que nos manden para allá. Más si tenemos un terrenito.
Donde haya dos seres humanos, lo más seguro es que haya problemas. Y una de las áreas más conflictivas, en donde la estupidez y la maldad humana se manifiestan con mayor virulencia, es en la política, aun cuando esta, principalmente a través del gobierno, debe encargarse del bienestar, (el real, no el “cuatrotero”), para todos, emitir leyes que salvaguarden los derechos humanos y armonicen la convivencia, así como vigilar su cumplimiento, con la finalidad de propiciar el ambiente social adecuado para el desarrollo integral del ser humano.
Como en algunas áreas del gobierno se acumula un enorme poder y cantidades astronómicas de dinero, es un campo muy propicio para que los humanos utilicemos todo nuestro potencial de maldad y desgraciadamente, con demasiada frecuencia, llegan a la cumbre del poder individuos de lo peor en todos los sentidos. El poder es una droga que causa adicción y la abundancia de recursos despierta ambición desbocada. Por eso, para tener acceso al dinero, ejercer el poder, llegar o mantenerse en él, suelen cometerse atrocidades terribles. Para no ir muy lejos, aquí los gobernantes, en lugar de buscar el bienestar de la población, entre otros males; con una crueldad e insensibilidad inhumanas despojaron de sus medicamentos a miles de niños con cáncer y desparecieron el Seguro Popular, desamparando a millones de enfermos desprotegidos. A madres trabajadoras, les quitaron las guarderías para sus hijos. Cada año, en lugar de incrementarles recursos al sector salud, se los reducen criminalmente, por lo que las medicinas escasean seriamente, hay hospitales atendiendo en el suelo, carecen de equipo y están arruinándose. Por sus nexos con la delincuencia, las muertes y la violencia se han incrementado espantosamente, al grado que hay regiones donde es peligroso vivir. Además, están acabando con los organismos autónomos que salvaguardan nuestros Derechos Humanos. Están destruyendo el Estado de Derecho y la democracia. Por estos males, parte de una extensa lista, México perdió su liderazgo en Latinoamérica y bajó de categoría internacional, ya que ahora constituye una tiranía en proceso. Pero lo más abominable de todo, es que, está implantando una educación marxista e igualitaria que deforma y limita a nuestra niñez, impidiendo su pleno desarrollo, por lo que, a ellos y a México, les aguarda un futuro negro, de un negro muy oscuro.
Hoy, los ojos del mundo están sobre Venezuela, que se encuentra en el momento crucial en el que se determinará, si su narcotirano, colombiano y espurio, corona su gigantesco e innegable fraude o si finalmente, el pueblo se libera de la cruel y destructiva tiranía sufrida por más de veinte años.
Internacionalmente, hay dos bandos, las tiranías activas y en camino, están a favor de Maduro y los líderes de países democráticos a favor del pueblo venezolano. El fraude y la prepotencia son notorios. Lo que hace creer a muchos, que María Corina y Edmundo son héroes inmaculados. Pero no se puede satanizar a unos y “santificar” a los otros. Hay que ser prudentes, sobre todo que se trata de políticos y partidos, que sabemos de lo que son capaces. Así que, para “juzgar” es necesario conocer más.
Anteriormente, tres políticos los ilusionó y traicionó. Leopoldo López, Enrique Capriles, (que derrotó a Chávez en 2012 y a Maduro en 2013, pero abandonó la lucha). Y, el hermano masón Juan Guaidó, que solo le hizo al cuento, ahora vive en Miami a cuerpo de rey. Los tres, son poderosos magnates. Por eso, luego los pueblos se desilusionan, desconfían de los líderes y se quedan en casa.
El valiente patriota apartidista, Eduardo Bitter que huyó al extranjero, comenta que, el ejército y la ciudadanía derrocaron a Chávez, pero que, como los partidos quedaron fuera de la jugada; perversamente recurrieron a la prensa; argumentaron que Chávez, había ganado las elecciones, era Presidente legítimo y, desgraciadamente, lograron reinstalarlo. También llegaron a pedirle a la población que, capturaran a los líderes de la resistencia y los entregaran. No solamente en México hay partidos “opositores”, que, por su interés, traicionan.
De María Corina, manifestó desconfiar, pues proclama “padres” de la democracia y “héroes” de la libertad a Gustavo Machado Morales, cofundador de los partidos comunistas de Venezuela y Cuba, (junto con el familiar de la “Sub” con a) y a su tío, el agitador comunista, Pedro Zuloaga, que, en 1929, en un barco, con una legión de guerrilleros, intentó invadir Venezuela y como murió en el intento, conmemora su muerte como la de un héroe, un mártir de la libertad. Comentó que Súmate, presidida por María Corina, en una ocasión recolectó firmas para desconocer a Chávez y se las entregó, quien las utilizó para dejarlos sin trabajo. Que ella aprobó la perversa ley que desarmó a los venezolanos. ¿Ingenuidad o perversidad? Edmundo González fue embajador del chavismo. Esto y otros detalles, despiertan serias dudas. Incluso hay comunicadores reconocidos que declaran que esto es otra comedia.
Efectivamente, los políticos son capaces de cualquier vileza, incluyendo el genocidio, así que lo expresado por este activista y lo que piensan los comunicadores puede ser verdad. Pero, como este fraude es demasiado evidente y notorio y Maduro hizo demasiadas estupideces; con excepción de los “progres” globalistas, muchos países simpatizaron con los verdaderos ganadores. Algunos, como Milei y Bukele los apoyan fuertemente. Estas malignas dictaduras, solo caen mediante fuertes rebeliones del verdadero pueblo. Aunque la solidaridad internacional, desgraciadamente, con demasiada frecuencia deja mucho que desear, en esta ocasión se ha hecho tanto escándalo que, existe la posibilidad que algunos países, efectivamente, contribuyan para que Edmundo y María Corina, (¿sin planearlo así?), reemplacen al “narcodictador”. (La democracia está fortaleciéndose). Les damos el beneficio de la duda, posiblemente podrán demostrar, quienes son realmente. Al tiempo.
Al ver la similitud existente, entre la hipocresía y la teatralidad de Maduro, con la del “Jefe Máximo de la Trastornación” y la de su “Subpresidenta” espuria (con a), captamos que pertenecen a la misma “porqueriza”. Por cierto, ya se cumplieron los primeros fatídicos 100 días del 2º sexenio de la 4T. La “Sub” espuria, (con a), utilizando su farisaica “austeridad republicana”, en lugar de realizar un evento para llorar nuestras desgracias, (aunque no haya para medicinas), festejó dilapidando, en playeras, gorras, otros artículos publicitarios y una chusma de acarreados. Como acostumbra, desplegando su pasión de computadora emocionada y chistosita, resumiendo; nos “requeteconfirmó” que no cambian ni timonel, ni rumbo. Que como, lo que “pudiera” pensar, no cuenta; solo le toca, con la raíz bien firme (¿?) y el corazón por delante, consolidar, sumar y avanzar, (obedecer), con el segundo piso, de la destrucción nacional, según los cimientos que puso “el mejor presidente de México”, (juar, juar, juar).
Que seguirá combatiendo la “corrupción” de la SCJN. Esto significa que, quiere darle la puntilla, mientras, permite la corrupción de sus compinches de la mafia del poder y la violencia de las otras mafias. Presumió logros que, solo existen en su cabecita. Presentó fracasos como triunfos. (Mexicana de Aviación). Así que, continuarán a granel las mentiras y la “atoleterapia”. Y, lo más probable, es que, si logra conservar el hueso, básicamente, esto mismo, “informará” durante seis años, al igual que su amo. Si toleramos esto, crucémonos más fuerte de brazos; a ver cuánto aguantamos.