De verdad que Trump está convertido en un vendaval que levanta controversias, esperanza o inquietud por muchas partes. Su avasalladora personalidad, que junto con sus tonterías, mentiras, amenazas y aciertos, traen de cabeza a algunos pueblos, y en especial, a los gobernantes de las tiranías globalistas. Más de alguno ensució sus “chonitos”. Son candidatos: Maduro, Diaz Canel, Ortega y, desde luego, la “Subsubpresidenta” espuria (con A), sus socios “narcofuncionarios”, y, obviamente, el “hermano” masón que la manda. De este, ya ni se sabe dónde anda. (Dícese que está escondido con sus camaradas tiranos de Cuba). Aunque, pudiera quedar impune, pues Trump, en el Pacto de Chapultepec de 2017, se lo palomeó a Peña Nieto. Decía que era su amigo y pudiera librarlo de la cárcel. Esto lo hace corresponsable de que tuviéramos el peor presidente de nuestra historia. No puede alegar ignorancia, por sus informantes, sabía perfectamente qué clase de sabandija era. Pero, existe la posibilidad de que Trump, amplie su promesa de; “hacer otra vez grande a América” y, olvidándose del nefasto “Destino Manifiesto”, que solo incluía a los “americanos” gringos, la hiciera grande para todos los americanos. Si esto sucediera, ni en Cuba podría estar tranquilo.
Trump y equipo generan las noticias “sonantes” en el mundo entero. La cancelación del financiamiento a USAID, que se suponía apoyaba, el desarrollo de países en desventaja, destapó una cloaca. Se descubrió que los financiaban mitotes para entronizar agentes globalistas o derrocar gobernantes patriotas, que velan por los intereses de sus conciudadanos. Que, el dinero de los contribuyentes estadounidenses, era utilizado para una larga lista atrocidades superlativamente atroces, (valga la redundancia), que tenían un denominador común: favorecer el gobierno mundial único, sin importar la destrucción y el sufrimiento causado. Así intervinieron en muchas partes, convirtiéndose en factor importante para que el mundo, ande hoy de cabeza. Anda tan terriblemente mal que, parece que los católicos necesitamos orar por la conversión del Papa. Suena a incongruencia, pero algunas de sus actitudes desorientan. Inconcebiblemente, ha permitido ritos idolátricos en el Vaticano.
Todo esto nos lleva a aceptar que, efectivamente, hay una conspiración contra la humanidad, que es parte importante del meollo del problemón que aqueja al mundo. No es la imaginación enfermiza de unos paranoicos marihuanos o desmañanados. Muchos se burlan, pero, desgraciadamente, es un hecho real. Las señales sobran, pero nos pasan de noche. Para implantar el socialismo en un país se requieren años de trabajo subterráneo. En la ONU, el 29 de septiembre de 1959, (hace 65 años), abierta y descaradamente, Krushev, lo anunció: “…los hijos de sus hijos, vivirán bajo el comunismo. Ustedes los occidentales, son tan crédulos que no aceptarán el comunismo directamente, pero nosotros seguiremos alimentándoles con pequeñas dosis de socialismo, hasta que finalmente despierten y descubran que ya tienen encima al comunismo para siempre. No tendremos que pelear con ustedes, debilitaremos tanto su economía, que caerán como fruta madura en nuestras manos. La democracia dejará de existir, cuando les quiten a los que trabajan y se lo den a aquellos que no”. Más claro, ni el agua. Aquella amenaza, hoy, está cumpliéndose en buena medida.
Para reconocer y aceptar esta perversidad y astucia demoniaca, hay muchas dificultades. Para algunos es difícil aceptar que haya seres humanos capaces de tanta maldad, pero los hay. Es difícil aceptar que haya quienes destruyan y causen dolor, nada más porque sí. Aquí vimos, a alguien que por sus purititos “d’stos”, les quitó, sus medicamentos a niños víctimas del dolorosísimo cáncer. Y, cuando sus padres se manifestaron; los acusó de “golpistas”. Esto es característico de los socialistas. La implantación y mantenimiento del comunismo en Rusia, (luego la URSS), costó lágrimas y millones de vidas, unas por “purga” y otras por hambre. Igual en China. Se valen de guerrilleros y terroristas. A la humanidad el marxismo le ha causado más de ciento cincuenta millones de muertes. México, con eso de los “abrazos”, ya aportó 200,000 muertes.
Sus defensores, argumentan que el capitalismo también asesina. Es verdad. Pero no en esas aterradoras cantidades. Desde que Caín mató a su hermano, se asesina en cualquier parte. También hay quienes ven difícil que exista una organización tan bien estructurada como para adueñarse el mundo. Lo que hicieron con los fondos del USAID, demuestra que, pueden. Al parecer el demonio es buen instigador. Tal vez, no sea casualidad que siniestra sea sinónimo de izquierda. Y que la Biblia anuncie que, en el Juicio Final, los condenados estarán a la izquierda y los salvados a la derecha.
Saber con certeza cuando empezó esta perversidad, que lleva varios siglos, (la sanguinaria Revolución Francesa es obra suya), describir sus métodos, mencionar sus integrantes o instituciones es dificilísimo, pero es indispensable tener una idea, para defendernos. Una pista la encontramos en el libro “La Disipación de las Tinieblas”, que relata que poco después de la muerte y resurrección de Jesús. Hiram Abiud, consejero de Herodes Agripa, le comentó que los seguidores del impostor Jesús, “misteriosamente” se multiplicaban y había que pararlos. Convocaron a siete judíos idóneos y acordaron crear una asociación secreta, cuya misión, que solo conocerían los de arriba, sería combatir a muerte las ideas y predicadores del “farsante”, para salvaguardar la religión y la nación judía. Se haría creer que venía desde la construcción del Templo de Salomón. Por ello, usan símbolos de constructores y, otros para mofarse de Jesús. Entre otros: los treinta y tres, grados; recuerdan la edad en la que murió. Los tres puntos; los clavos. Abren sus sesiones con tres golpes de martillo, simbolizando el martilleo de clavos. La misión se la heredaría al hijo más adecuado. Mataron a muchos cristianos. (Estuvieron en el martirio de san Esteban).
En el siglo XVIII, andaban buscando renovarse, lo intentaron sin éxito, en Alemania, Francia, Italia y España. Pero en Inglaterra, se toparon con John Désaguliers, un protestante que odiaba a muerte al catolicismo. Se confabularon y, en 1,717, nació la francmasonería. Ampliaron las metas, bajo la misma filosofía de falsedad y odio. Acabar con el catolicismo y establecer un gobierno mundial, controlando el poder político, el económico, (sin hacerle el feo al narcotráfico), la información y la educación. De aquí surgen infinidad de instituciones afines, algunas dependientes directas y otras relativamente autónomas, pero todas trabajando por lo mismo.
La masonería es una de tantas organizaciones que laboran para el gobierno mundial único. Luego hacen sus revolturas y conexiones. Dicen que hay masones hasta en el club de futbol del barrio. Ellos mismos informaron que en tiempos de Benito Juárez, el 90% de los funcionarios públicos eran masones. Por esto y otras razones, el globalismo es tan poderoso.
También existen organizaciones supuestamente “filantrópicas” que, con la máscara de la beneficencia, trabajan por la causa. Algunas son negocios fabulosos. A raíz del escándalo de USAIDS, se descubrió que “fundaciones” del “filántropo” “Vil” (sic) Gates donaron US $31’000,000, pero recibieron contratos por US $4,000’000,000. Por cada dólar “donado” recibió 129. ¡Mira que generoso! Así yo también me vuelvo “filántropo”. Ahora que junte muchos millones lo haré. Y este, es uno de los pocos “chinguimillonarios” globalistas que, al lado de los Soros, los Rockefeller y los Rothschild, da la cara. Hay otros que, escondidos, hacen este tipo de “donaciones” y apoyan al globalismo. Lo más aterrador de todo, es que, a esos cuates, miles de millones de más o de menos, no les significan nada; mientras millones, sufren para conseguir el alimento diario para su familia.
Indudablemente, existe una perversa conspiración oculta y sumamente poderosa para socavar los valores y joder a la humanidad, que hoy trae al mundo de cabeza. Es una realidad en cuyo fondo, encontramos la lucha entre el bien y el mal. No temamos. ¡La verdad nos hará libres! Participemos, el bien finalmente triunfará.