No es por intrigar pero Fátima Bosch completó el póker de reinas de belleza mexicanas coronadas como Miss Universo, cumpliendo con el rumorado estigma de los vestidos rojos. Algunos expertos aseguran que no es casual que las cuatro mexicanas que han conquistado la banda de Miss Universo hayan ganado enfundadas en atuendos carmesí. Dicen que así fue planeado, porque para muchos ese es el color del triunfo.
El rojo simboliza poder, pasión, fuerza, vitalidad y prosperidad. Para Johann Wolfgang von Goethe, en su teoría del color, es el tono de la magnificencia. Para Wassily Kandinsky, es el tinte de la determinación. En su propio enfoque, Johannes Itten sostenía que la tintura colorada representa valentía y amor propio.
Tal vez estas sean solo teorías de sugestión psicológica y nuestras mexicanas no necesitan de un color en especial para imponerse en la pasarela más importante del mundo, pero la coincidencia es ciertamente singular.
Nuestra primera reina mundial fue Lupita Jones, Miss Universo 1991. Nació el 6 de septiembre de 1967 en Mexicali, Baja California. Después de su reinado, se involucró activamente en la organización de certámenes en México. Fue directora nacional de Nuestra Belleza México durante muchos años y fundó Mexicana Universal. Además, ha sido promotora de derechos de la mujer y figura empresarial.
Muchos años después se coronó Ximena Navarrete, Miss Universo 2010. Tras su reinado, incursionó en la actuación y la televisión, manteniéndose como una figura mediática relevante. Su estilo elegante y su carisma la consolidaron como referente de la mujer mexicana moderna.
Poco más de 10 años después llegó Andrea Meza, Miss Universo 2020 (elección realizada en 2021). Su reinado fue uno de los más breves de la historia. Andrea representó a una generación distinta: mujer profesional, comprometida con causas sociales y con una visión sólida de empoderamiento femenino.
Y así llegamos a 2025, en Tailandia, con la carismática Fátima Bosch Fernández, quien, entre controversias y tropiezos, alcanzó el reconocimiento como Miss Universo 2025. Nació el 19 de mayo de 2000 en Santiago de Teapa, Tabasco. Creció en el sureste del país, en un entorno familiar con tradición en concursos de belleza. Tiene fortalezas académicas y personales que, según ha contado, marcaron su camino: fue diagnosticada con TDAH y dislexia y vivió episodios de bullying escolar.
Bosch estudió Diseño de Indumentaria y Moda en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Complementó su formación en la Nuova Accademia di Belle Arti (NABA), en Milán, y en el Lyndon Institute, en Estados Unidos. Además de dedicarse al modelaje, es diseñadora y gestora de proyectos sociales, algunos con enfoque sustentable.
Su familia también ha sido clave en su evolución pública: su padre, Bernardo Bosch Hernández, ha trabajado en Pemex, y tanto su madre como sus tías han estado vinculadas a certámenes de belleza.
Durante el concurso internacional, Bosch destacó no solo por su presencia en la pasarela, sino por un discurso de empoderamiento: dijo que quería inspirar a las mujeres jóvenes a creer en su autenticidad, sus sueños y su valor.
El camino a la corona estuvo marcado por la polémica. Durante su coronación como Miss Universo México, 27 de 31 concursantes abandonaron el escenario, gesto que muchos interpretaron como inconformidad. Ella respondió defendiendo la sororidad: aseguró que el compañerismo no se declara “de dientes para afuera”, sino que se practica.
Más tarde, en un acto previo al certamen en Tailandia, el organizador Nawat Itsaragrisil la criticó por supuestamente no cumplir con obligaciones promocionales. Durante esa confrontación la llamó “tonta” (“dumb”) y pidió seguridad para retirarla del lugar. Bosch se defendió públicamente: dijo que, como mujer, merece respeto y que no es una “muñeca” para que la corrijan o la callen.
Un día antes de la gran final, Fátima sufrió un accidente en su habitación: se clavó un pedazo de vidrio en el pie.
Tras su victoria en Miss Universo 2025, surgieron voces que cuestionaron la legitimidad del resultado. Algunos señalan posibles acuerdos internos o favoritismos; incluso un juez renunció y habló de influencias externas. Estas acusaciones siguen siendo parte del debate en redes sociales y medios especializados.
Pese a todo, su triunfo representa no solo un logro personal, sino un momento simbólico para muchas mujeres que se ven reflejadas en su historia: no por encajar en el molde tradicional, sino por levantar la voz, resistir y trazar su propio camino desde la autenticidad.
Para cerrar, algunas notitas cortas para el fin de semana:
La nueva estrategia de la familia Aguilar para combatir el “hate” está basada en reírse de ellos mismos. Mandaron a hacer gorras con la popular exclamación de Ángela que dice “¡Aaamoooor!” Pepe se ríe de sí mismo autonombrándose “Pepeyonce”, como lo apodan sus detractores. Es un humor singular, incomprensible y que en realidad nada remedia, pero es asunto de personalidad y comportamiento mediático. Lejos de ser simpática, su ironía repele y enfatiza sus negatividades.
Emmanuel y Lucero grabaron “Santa Claus llegó a la ciudad”. Dos figuras emblemáticas del pop latino brillando al unísono logran un ritmo con sello personal para las fiestas navideñas en muchos hogares hispanos. Es uno de esos temas musicales que se identifican desde los primeros acordes y evocan recuerdos de momentos muy felices. La canción se colocó rápidamente en los primeros lugares de popularidad en las plataformas digitales de distribución musical; seguramente será el soundtrack de muchas familias en estas navidades.
Pregunta de la semana pasada: ¿Cantante de música mexicana que, por fin, presentará tres temas inéditos de Juan Gabriel?
Respuesta: Emiliano Aguilar.
Pregunta de la semana: ¿Actor mexicano que figura como favorito de Netflix para interpretar a Carlos Gardel?

