El hostigamiento a los migrantes se ha convertido en una constante de la segundad administración Trump. Al establecimiento de las áreas de defensa nacional en zonas aledañas a la frontera con México en California, Texas y Nuevo México, integradas por efectivos militares del Comando Norte con la misión de detener a los migrantes, siguió la aprobación en la Cámara de Representantes de un impuesto a las remesas del 3.5 % y redadas indiscriminadas por toda la Unión Americana.
El impuesto a las remesas constituye una sobretasa a ingresos que ya habían pagado impuestos a sabiendas que este es el dinero que envían los migrantes, documentados e indocumentados, a sus familias en sus países de origen. La posibilidad de que esta medida se haga realidad ha causado un gran malestar entre las comunidades inmigrantes en Estados Unidos que no solo ven en ello una merma injustificada a sus ingresos, sino que se percibe como una clara muestra de hostilidad hacia los extranjeros por parte de la administración Trump.
A esto siguió la decisión de enviar redadas a toda la Unión Americana en contra de la población indocumentada lo que implica que cualquier persona, solo por su apariencia, puede ser detenida en cualquier espacio público para verificar su estatus migratorio. Esta última medida se convirtió en el detonante de múltiples manifestaciones que alcanzaron 34 ciudades estadounidenses.
Frente a esta situación y con un claro sesgo político para golpear a gobernadores y autoridades locales demócratas, el presidente Trump decidió mandar la guardia nacional de Texas a California para contener a los manifestantes lo que, en lugar de resolver el problema, ha contribuido a complicarlo. En los primeros cuatro días de las manifestaciones en Los Ángeles, los enfrentamiento derivaron en más de 400 detenciones.
La presencia de dos mil efectivos de la guardia nacional de Texas y de 700 marines del ejército en Los Ángeles ha provocado un conflicto abierto entre el presiente y el gobernador Gavin Newson desde el momento que la guardia nacional, de jurisdicción estatal, no pude ser utilizada por el gobierno federal salvo que exista una rebelión contra el gobierno federal o una invasión o peligro inminente de una invasión por tropas extranjeras (Ley de Insurrección de 1807). En opinión del gobernador Newson, el proceder del presidente no cumple con los requisitos de ley y va en contra de lo intereses de California y de los Estados Unidos por lo que ha manifestado públicamente su desacuerdo. El presidente Trump ha amenazado, incluso, con arrestar al gobernador.
De mantenerse la efervescencia en Los Ángeles y en otras importantes ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Chicago, Seattle, Denver y San Francisco, por mencionar las principales, y de responderse con las mismas medidas militaristas -envío de Marines y de la guardia nacional-, esto podría convertirse en un conflicto político entre poderes de gran envergadura, en el que el tema migratorio pasaría a un segundo plano.
En plena discusión del presupuesto en el que el gasto social sufriría recortes sin precedentes, al presidente Trump le conviene desviar la atención hacia otros escenarios con medidas que, en
principio, le han dado mucha popularidad con su electorado. Sin embargo, es muy posible que si el café se pasa de tueste, sea inevitable la quemazón.
En el trasfondo de este conflicto están las voces de miles de empleadores de trabajadores extranjeros indocumentados, que suman varios millones, y de quienes depende la producción agrícola, la industria de la construcción y un sinnúmero de actividades en el área de servicios.
El gobierno de López Obrador ignoró la problemática de los migrantes mexicanos en Estados Unidos y aceptó las condiciones del presidente Trump en su primer mandato de utilizar los militares mexicanos para contener la migración hacia a Estados Unidos. Para la presidenta Sheinbaum el actual escenario plantea un reto muy complicado, imposible de ignorar, y en un momento en el que la interlocución bilateral se encuentra averiada.
Todo parece indicar que la próxima semana, en el marco del G-7 en Canadá, la presidenta Sheinbaum habrá de encontrarse con el presiente Trump. Veremos entonces cómo abordará el tema si con un planteamiento de denuncia formal pero sin ninguna consecuencia o al menos con un propuesta audaz e inteligente que ponga en evidencia a su interlocutor.
lherrera@coppan.com
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