“La verdadera desgracia no está en el sufrimiento, sino en la indiferencia de los demás ante ese sufrimiento”

-George Eliot

Curioso cómo se distribuyen las prioridades. La comentocracia nacional se muestra absorta porque la presidenta mencionó el Himno Nacional como respuesta a una hipotética invasión estadounidense. Una posibilidad remotísima, sin intención real de derrocar o tomar el poder, pero que sirve como pretexto para el drama y el escándalo.

Mientras tanto, las torres de marfil en las que habitan muchos personajes podrían colapsar ante la cruda realidad: un país que se consume poco a poco en un infierno cotidiano.

Sinaloa es un ejemplo de la rapidez con la que todo puede desmoronarse cuando las prioridades se alejan de la realidad diaria. Estamos a punto de cumplir noventa días de caos. La guerra entre las fracciones de “Los Mayitos” y “Los Chapitos”, desatada tras la supuesta traición a Ismael “El Mayo” Zambada, quien ahora enfrenta un frío encierro en una prisión de Brooklyn, ha dejado un saldo de más de 500 asesinatos y decenas de desaparecidos.

Ya no se trata solo de “matarse entre ellos”. Ya no se van al cerro a “arreglarse”. La violencia se ha desbordado al punto de trastocar el día a día de miles de ciudadanos, quienes rezan para no ser alcanzados por una bala perdida, para que un bloqueo no les arrebate su vehículo o para que sus seres queridos regresen a casa, aunque ese abrazo pueda ser el último.

En Culiacán, no se discute en los cafés sobre las entelequias de una invasión gringa o los comentarios sarcásticos de la presidenta. Tampoco preocupa mucho el enfrentamiento entre radicales y moderados de la 4T, la próxima elección judicial o la desaparición de órganos autónomos. De entrada, apenas quedan cafés abiertos donde debatir algo. Los argumentos se ahogan en el estruendo de la metralla.

A la Ciudad de México han llegado empresarios de Sinaloa con cifras alarmantes: en Culiacán se han perdido cerca de 30 mil empleos, tanto formales como informales. El impacto económico asciende a 18 mil millones de pesos, casi el 5% del PIB estatal. Aunque aún no es masivo, ya comienza un éxodo de quienes tienen la posibilidad de buscar una vida mejor en otro lugar.

Estos empresarios pidieron al Congreso créditos para microempresas que aún pueden sobrevivir, apoyo para diferir impuestos y un programa de salud mental que ayude a enfrentar el terror cotidiano. Por ahora, los mandaron a otra ventanilla. Tal vez tengan más suerte en la Secretaría de Economía.

Sinaloa es solo un ejemplo del polvorín en que se ha convertido el país. Podríamos hablar de Guerrero, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, y la lista sigue. Sin embargo, las prioridades parecen estar en otro lado. Como bien dicen, nada es urgente hasta que se vuelve urgente. Si esto aún no lo es, que Dios nos agarre confesados cuando lo sea.

DE COLOFÓN: En julio de 2024, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) confiscó 4 millones de pastillas de fentanilo azul, con un peso de 450 kilos. Hasta antier, era el mayor decomiso de fentanilo en la historia.

La tonelada y media incautada en Sinaloa es un avance significativo. Nadie puede negar el mérito de la operación liderada por Omar García Harfuch, pero está lejos de ser suficiente para ganar esta guerra.

Por cierto, hay que definir prioridades. No es lo mismo un vapeador que un gramo de fentanilo. La apuesta prohibicionista de la 4T, en un contexto tan crítico, parece un regalo para la mafia.

¿De verdad creen que los 3 millones de mexicanos que vapean dejarán de hacerlo por la prohibición? Un mercado de 40 mil millones de pesos podría generar casi la mitad en impuestos. Mientras tanto, seguimos dando vueltas en círculos.

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