El 5 de junio de 1944, un día previo al desembarco en Normandía, mejor conocido como “día D”, se dieron órdenes a todos los soldados que se preparaban para esa acción que retiraran de sus uniformes las insignias de sus regimientos. En ese momento Jack Webb (1923-2019) se encargó de recoger una insignia de cada regimiento; no podía perder la oportunidad de aumentar su colección. Más allá de las armas, su vocación sería la de conseguir y preservar objetos, es decir, ser coleccionista.
A temprana edad ya se había manifestado su interés en la milicia, su padre y sus tíos pelearon en la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial), él se reclutó voluntario tan pronto tuvo la edad exigida en 1942, primero en el Regimiento Essex antes de unirse al Regimiento Royal Berkshire con el que desembarcó en la playa Juno el “día-D”, después sería transferido al 5to. Batallón del Regimiento Wiltshire con el que participó en un asalto desastroso al cruzar por la noche el río Sena con 60 miembros de la compañía “A”; en una batalla sangrienta para el amanecer quedaban 20 hombres vivos, cuatro sin ninguna herida.
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, Jack cumplió su sueño al abrir su tienda de antigüedades, primero en Hornsby para después mudarse al Pasaje Camden en Londres, Inglaterra. Nunca se especializó en algún tema específico, pero tenía un gran ojo para lo inusual y los objetos de fabricación exquisita. Fue asiduo participante en los remates y las subastas, en una época en que las medallas no se consideraban dignas de ser coleccionadas, destinándose en más de una ocasión a la basura. Les dedicó atención particular a las insignias de los regimientos Essex, Middlesex o a las condecoraciones entregadas en Egipto o Sudán. Para Jack, sus favoritas eran los galardones de los voluntarios imperiales de la Ciudad de Londres (City of London Imperial Volunteers). Su pasión más acendrada consistía en las averiguaciones casi de detectives sobre las medallas de su colección, que emprendiera en la oficina de registros al estudiar detenidamente los diarios de cada regimiento.
Estas investigaciones lo llevaron a escribir varios libros; The Abu Klea Medal Rolls (En Abu Klea, 1885, tuvo lugar la famosa batalla del ejército británico que se dirigía a Khartoum* a rescatar al general Charles George Gordon —Chinese Gordon— cuando enfrentaron tropas sudanesas). Otro volumen es el de Destinatarios de las Cruces Militares, y además fue coautor de la historia de los Flying Corps (cuerpos aéreos), con énfasis en oficiales y aviadores no comisionados. Su colección la formó adquiriendo memorabilia bélica directamente de las familias de los beneficiarios de las medallas, por lo que gran parte de las piezas nunca estuvo en el mercado abierto, conociéndose hasta el pasado 20 de agosto.
La subasta la llevó a cabo DNW (Dix Noonan Web) especialistas en militaria en Mayfair, Londres, con 922 lotes, prácticamente todos de medallas a excepción de algunos objetos como un águila napoleónica que Webb compró en los años setenta, cuando una persona entró a su establecimiento y la colocó sobre el mostrador creyendo que se trataba del ornamento de un atril de iglesia. No era un adorno y menos litúrgico, sino una de las 1000 águilas entregadas el 3 de diciembre de 1804 de manos del emperador Napoleón Bonaparte (1769-1821) a cada uno de los 280 regimientos de Caballería, 600 regimientos de Infantería, Artillería y Cuerpos Especiales. Además de 40 ó 50 águilas un poco más grandes (35 cm) para cada embarcación en comisión (aigles de vaisseau) y 108 para las legiones departamentales de la Guardia Nacional.
La ceremonia de entrega de estas águilas (estandartes) está inmortalizada en un óleo sobre tela (6.10 x 9.70 m) del pintor Jaques-Louis David (1748-1825), autor de La muerte de Marat (1793) y de Napoleón cruzando los Alpes (1801), que se encuentra en el Palacio de Versalles. Los estandartes se distribuyeron en el Campo Marte de París, imitando una costumbre romana en la que las fuerzas armadas toman juramento al Jefe de Estado tras la concesión de tales emblemas:
¡Soldados! ¡He aquí sus colores! Estas águilas siempre serán su punto de reunión, siempre estarán donde su emperador sienta que son necesarias para la defensa del trono y de su gente. Juren sacrificar sus vidas para defenderlas y por su coraje de mantener constantemente el camino de la Victoria. ¡Juren!
Ni una sola de ellas pasó a poder de los ingleses, a pesar de que la “pérfida Albión” capturara alrededor de 30 barcos entre 1805 y1814. Lo que se explicaría únicamente si fueron lanzadas por la borda, escondidas o destruidas, a fin de evitar la vergüenza de convertirse en botín. Sobre la batalla de Trafalgar (1805) se comenta que cuando el HMS Victory, buque insignia del almirante Horacio Nelson (1758-1805) se acercó a su similar francés, el Bucentaure del almirante Pierre Charles Villeneuve (1763-1806), éste tomó la insignia y mostrándosela a toda la tripulación expresó: “¡Mis amigos, voy a lanzar el águila a bordo del Victory para traerla de vuelta o morir!”. Jamás se halló tan preciado objeto en ninguno de los dos barcos maestres. Lo que implica la defensa denodada que realizasen los marinos galos de sus símbolos.
El remate de Jack Webb fue todo un éxito, lo que se conoce como subasta de guante blanco, vendiendo los 922 lotes, el total de los ofertados, alcanzando casi el millón de libras esterlinas (incluye premio de la casa de subastas). El lote más valioso fue el águila napoleónica que alcanzó las 40,600 libras esterlinas (incluye premio de la casa de subastas).
*Capital de Sudán, en español Jartum, localizada en el punto de encuentro del Nilo blanco con el Nilo azul. La batalla aludida dio lugar a la película de Basil Dearden en 1966, estelarizada por Charlton Heston en el papel del general Gordon y sir Lawrence Olivier interpretando al Mahdi (en árabe مهدي, “El bien guiado”) Mohammed Ahmed, líder religioso que expulsó a las tropas británicas y egipcias.