Cuando Ted, el segundo de mis hijos se casó hace unos años, uno de los regalos que recibió de bodas fue una acuarela de aproximadamente 10 x 15 cms del artista mexicano Germán Cueto (1893-1975), se trata de un abstracto de varios colores que, en lo personal, me encantó y desde ese momento me hice una nota mental de buscar algo de este extraordinario y poco conocido artista mexicano.
Pues bien, el viernes de la semana pasada que viajamos a San Luis Potosí para la presentación del libro de fotografías “Los Olvidados. Poética de los ferrocarriles” de Ildefonso Acevedo, me acordé que mi amigo y consejero Luis Ignacio Sáinz quien venía en el automóvil conmigo me había platicado en alguna ocasión que tenía una amiga en San Luis Potosí con una colección importante de obras de Germán Cueto; le pedí que la buscara para ver si era posible una visita a su casa y conocer la colección, previo a la presentación del libro. Habló con la amiga y acordamos visitarla tan pronto estuviéramos allá.
Llegamos a la dirección indicada de la amiga de Luis Ignacio quien nos recibió envuelta en una nube de humo y el ambiente oliendo a pan quemado, tuvo un problema en la cocina. Ya dentro de la casa empezamos a ver parte de la colección. Nos mostró algunas máscaras, esmaltes, dibujos, acuarelas de su tío y nos contó historias maravillosas de cuando ella, de chica, iba y visitaba la casa de sus tíos, dice que en muchas ocasiones tenía que mover alguna escultura que estaba en la silla donde se sentaría a comer o que en la escalera de la casa tenía que saltar escalones para no pisar las obras de Cueto que estaban en proceso o ya terminadas.
Siguió platicando y nos mostró catálogos de algunas de las exposiciones en Madrid, París y Nueva York para las que ha prestado piezas de Cueto, además de ser muy buena anfitriona –comimos gran cantidad de nueces envueltas, aceitunas, queso manchego, todo delicioso–. Me regaló un libro de cuando se hizo una retrospectiva en SLP, en el museo Federico Silva y ya para despedirnos le pregunté si quería venderme el dibujo pequeño de una cabeza abstracta que me había mostrado. Me dijo que sí podría contemplar venderlo, pero lo más difícil era saber en qué precio.
Artistas como Germán Cueto no suelen salir mucho a subasta por la escasez de obra en el mercado, lo que hace que sea muy complicado poner un precio; me atreví a dar una cantidad que me pareció justa, tomando en cuenta además que no pensaba revenderla o incluirla en subasta sino más bien quería quedarme con ella. Comentó que lo pensaría y que de cualquier manera iría a la presentación del libro en la tarde-noche, al Museo del Ferrocarril.
Cuál fue mi sorpresa que, ya subidos en el pódium para la presentación del libro, vi a la amiga de Luis Ignacio llegar y tomar su lugar entre el público y ver que traía una bolsa de color azul que seguramente contenía el dibujo de la cabeza abstracta.
Exactamente así fue, al terminar la presentación bajamos del pódium, fui a saludarla y me entregó mi dibujo de Germán Cueto, de esta manera cumplía un deseo después de ver el abstracto que le regalaron a Ted.
Hay que agradecer a la amiga de Luis Ignacio por su sensibilidad de cuidar la obra de Cueto y procurar que se conozca no solo a nivel nacional sino a nivel mundial, teniendo ella contacto con museos e instituciones que valoran la obra y quieren exhibir algunas piezas, es un trabajo de tiempo completo para cuidar lo que nuevas generaciones descubrirán y admirarán gracias a gente como ella.
Para los interesados, Germán Cueto empezó a estudiar Química cuando estalla la Revolución Mexicana y tuvo que interrumpir sus estudios yéndose a España donde conoció a Fidencio Nava quien lo convenció de cambiar de carrera y estudiar arte en lugar de química. Regresa a México en 1918, entra a la Academia de San Carlos en la que duró muy poco y se va a vivir a París.
Vive en París de 1927 a 1932 y hace muchas amistades y contactos con el círculo de vanguardistas de la época como Angelina Beloff, Constantin Brancusi, Joaquín Torres-García, se hace miembro del grupo Cercle et Carré donde trabaja con Piet Mondrian, Wassily Kandinsky.
En México, en 1923, es cofundador del grupo de los Estridentistas junto con Manuel Maples Arce, Salvador Gallardo, Silvestre Revueltas, Jean Charlot, Edward Weston y Tina Modotti.
Trabajó en México muy independiente de los muralistas ya que su obra no era revolucionaria o del folclor mexicano por lo que estuvo muy olvidado y, hasta el año de 1965, es cuando le hacen una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno en la Ciudad de México.
Es un gran artista que como comentaba anteriormente, sale muy poco a subasta, pero cosa curiosa, en nuestra próxima Subasta de Arte Latinoamericano del jueves 14 de noviembre hay una obra de él, se trata de un acrílico sobre lámina de hierro de 10 x 15 cms. Yo me quedo muy feliz con mi dibujo y espero que la obra de la subasta se venda bien.