Si nos detenemos a ver con detalle alguna pintura de una naturaleza muerta podemos encontrar más que los objetos, frutos y aves pintados en ella. Podemos sentirnos espiando a quien puso la mesa quizás para una noche de romance, una sentada de glotonería o un encuentro secreto; una escena clandestina donde sólo lo mejor de lo mejor es lo que vale o una fiesta donde el vino va a correr siempre. Para la mayoría de nosotros hasta ahí llega la fantasía ; pero que tal si entramos a lo que realmente simboliza una mariposa en una de las esquinas de la pintura, o unos frutos rojos en platón de porcelana azul y blanco, quizás un platón de oro labrado.
Los maestros de las naturalezas muertas o bodegones fueron los holandeses de los siglos XVI y XVII , también las encontramos con los pintores flamencos, franceses, italianos y con los alemanes que les llaman Stillleben, la traducción sería “viviendo todavía”, suena bastante macabro.
En el siglo XVII cuando la Iglesia Protestante Reformada Holandesa hizo ilegal representar cualquier ícono religioso en el arte, ayudó a que los pintores de la época, cuando querían representar algún aspecto religioso en su obra, tuvieron que ser más listos, por lo que objetos de uso diario se transformaron en códigos de aquello que no se podía pintar. Ejemplo, un pájaro posando en la orilla de un plato con frutas, nueces y dulces, una flor blanca junto a una copa de vino y uvas sobre el mantel donde aparece un ratón husmeando y unas monedas, esto se interpreta como sigue: la textura leñosa de las nueces simboliza la cruz, el vino y las uvas la sagrada comunión; la flor blanca representa a Jesucristo, las monedas una referencia a la traición de Judas, el pájaro una criatura noble y santa cuidando las frutas y nueces, el ratón que habita en el suelo está más cercano a satán que a lo divino.
Las pinturas de naturalezas muertas con conceptos de representaciones simbólicas fueron muy populares entre las clases medias europeas. El significado secreto tras las pinturas y su lenguaje no oficial generó varios subgéneros, incluyendo una naturaleza muerta floral, naturalezas muertas de banquetes y uno muy importante que es el de Vanitas .
Si tenemos o vamos a comprar una naturaleza muerta, sobre todo antigua, es interesante conocer los símbolos. Las ostras juegan entre una asociación erótica o una indulgencia divina – Afrodita fue concebida en una concha de ostra, los caracoles simbolizan la Inmaculada Concepción y el pescado simboliza a Cristo, mientras que criaturas más humildes que se dan un festín con frutas viejas usualmente simbolizan la fugaz naturaleza de la mortalidad o la eterna presencia o amenaza del diablo (los gatos son importantes símbolos de engaño)–.
Cuando aparecen porcelanas finas y platos de oro, hay que tener mucho cuidado, no solamente es vulgar sino también es pecaminoso, una fuente de oro llamativa e inclinada manda un fuerte mensaje; mucha riqueza lleva a la ruina: más dinero, más problemas.
Con las traducciones de símbolos de las naturalezas muertas se puede llenar un diccionario, de las más comunes son las siguientes:
· Langosta, mariscos y carne: riqueza, glotonería y tentación.
· Amapolas o animales muertos: muerte, la amapola es la flor que produce el opio, esto remite al pecado mortal de la pereza.
· Corona: como máscara, simboliza la ausencia de quien la lleva.
· Granadas: fertilidad (metáfora de Perséfone y Hades).
· Rosa: la flor de Venus, simboliza el amor y el sexo.
· Globo terráqueo: la tierra y el cielo.
· Vidrio (cristal): una vida de lujos.
· Limones: vida agridulce.
· Tulipanes: nobleza.
· Violetas: modestia.
· Girasoles: devoción.
· Melocotones: buena salud.
· Abeja: laboriosidad o cuán desamparados somos contra el curso del destino.
· Pan: el cuerpo de Cristo, vida diaria, humildad.
· Violín: la futilidad de la existencia terrenal (cuerdas que se rompen fácilmente simbolizan los hilos rotos de la vida).
· Tortuga: larga vida.
· Fruta podrida: simboliza el envejecimiento.
· Mariposa: la resurrección de Cristo.
· Una rosa con espinas: el sufrimiento de la Virgen María, un lirio también representa a la madre de Jesús.
· Una hormiga: trabajo duro.
· Libélula: diabólica.
Hace tiempo compré en una subasta un pequeño óleo sobre tabla que está colgado en mi oficina, firmado en la esquina superior izquierda: Reinhardt , la manufactura no es de mucha calidad, aparece un reloj de chimenea, un alhajero de porcelana del que se asoma un collar de cuentas de coral, una pareja romántica de porcelana de Meissen, él tocando una flauta y ella leyendo un gran libro, un florero sin flores, todo sobre una mesa cubierta con un tapete persa y mantel de lino frente a una pintura de un paisaje, es del siglo XIX, me gustó por ser una manera sencilla de representar Vanitas.
El género discutiblemente más interesante de las naturalezas muertas son las pinturas de Vanitas, Vanitas Vanitatum et Omnia Vanitas (“Vanidad de vanidades, todo es Vanidad”). Muy común en el arte funerario medieval, se hizo popular en los Países Bajos en el siglo XVI y XVII, Vanitas del latín Vacuum –vacío, fútil, sin valor–, es la descripción de que la vida es corta y sin sentido, se utilizan símbolos de riqueza, de logro, de placer, de lujo, van junto con otros símbolos efímeros y de muerte, calaveras, velas cortas, flores marchitas, relojes de arena, frágiles pompas de jabón, vasos o copas, naipes de juego, pipas de tabaco, instrumentos musicales, porcelana china, libros muy pesados, a la larga nada de esto importa por la brevedad de la vida y no te lo vas a llevar contigo el día que te mueras.
Pintores holandeses del Renacimiento y el Barroco pidieron prestado el concepto de Vanitas de los romanos, quienes utilizaron las calaveras en pinturas como un símbolo de mortalidad y hasta la fecha se mantiene, seguido con la siguiente frase: Omnia mors aequat que significa “La muerte nos hace a todos iguales”, pero las naturalezas muertas son más tempranas que los romanos, fueron encontradas pintadas en el interior de las antiguas tumbas egipcias, (creían que el banquete se convertiría en real y las comidas que representaban los alimentarían en la otra vida).
Para realmente sentir este género los invito a que admiren dos pinturas del artista español, tenebrista, Juan de Valdés Leal (1622-1690), que se inspiran en El discurso de la verdad, escrito por don Miguel de Mañaras y Vicentelo de Leca (1627-1679), fundador del Hospicio y Hospital de la Santa Caridad de Sevilla. En dos lienzos, de sendos medios puntos, se evocan las postrimerías de la vida denominadas In Ictu Oculi (en el parpadeo de un ojo) y Finis Gloriae Mundi (fin de la gloria mundana), obras para reflexionar sobre qué es la vida.
Esta ha sido una mirada muy somera a lo que es el lenguaje secreto de las pinturas, tema por demás interesante, así que ya sabe, en sus próximos instagram® puede empezar a enviar mensajes a sus seguidores utilizando algunos de los símbolos que aparecen en esta columna.
“Historias de un Coleccionista” entrará unas semanas en receso, por necesidades personales y profesionales de su servidor que demandan mi completa atención en estos tiempos aciagos del COVID-19. Pronto regresaré con los ánimos renovados y podremos continuar disfrutando las aventuras de los bienes culturales, esas seductoras obras de arte. Gracias por su comprensión. Hasta luego.