Mi abuela Emma me encargó mucho que tratáramos bien a una prima suya que deseaba vender unos documentos, hicimos la cita en la oficina y antes de que nos mostrara los papeles nos contó la historia de cómo fue que las cartas y sobres de correspondencia que traía a mostrarnos llegaron a sus manos.
Resulta que en Puebla le tocó ser testigo de cómo cargaban cajas de archivo de la notaría de uno de sus parientes, las subían a un camión para llevarlas y venderlas a una cartonera, por lo que sintió curiosidad de ver sus contenidos, abrió una caja y se percató que estaba llena de sobres todavía con las estampillas postales.
Al ver esto pidió que detuvieran la operación de trepar las cajas al camión para tener tiempo y recortar los timbres de los sobres que le gustaron mucho. Comenzó a recortar los sellos postales y a leer de reojo y después por curiosidad las cartas que venían en los sobres. Se dio cuenta del contenido escrito, algunas manuscritas, otras a máquina, esto le hizo entender que había información interesante que no debía de perderse y menos reciclarse.
Se trataba de correspondencia del gobernador de Puebla durante los años 1834-1835 Cosme Furlong Malpica y Salazar, nombrado gobernador interino para concluir el mandato de su hermano Patricio Furlong Malpica y Salazar quien murió estando en funciones. Alguna de esta correspondencia venía escrita en papel oficial del estado y otra en papel con el monograma del remitente. Se consignaron para su venta y fueron saliendo a subasta en los siguientes meses, no alcanzaron ningún precio extraordinario, lo mejor fue que por lo menos se salvaron de convertirse en papel nuevamente.
Recordé esta historia al ver una subasta en línea que se llevó a cabo del 8 al 15 de julio de 139 lotes en la casa de subastas Sotheby’s en Nueva York con el título The Collection of a Connoisseur. History in Manuscripts. Se trató de una colección de cartas y documentos reunida en los últimos veinte años por un conocedor con una mirada a cuatro siglos de historia, desde un documento muy importante firmado por los reyes católicos Isabel y Fernando, que trataba las secuelas de la reconquista de Granada hasta una carta manuscrita por Lawrence de Arabia, pasando por el periodo napoleónico, contándose con varias cartas del propio corso en diferentes etapas de su vida dirigidas a familiares, mandos militares y hasta de sus enemigos, sobresaliendo alguna del vicealmirante Horacio Nelson (1758-1805).
El precio de venta más alto correspondió a una carta de Napoleón vendida en 52,500 libras esterlinas, mismo precio que alcanzó la carta de los Reyes Católicos, varias se fueron en los cientos de libras esterlinas y pocas alcanzaron los cinco dígitos.
También se subastó una carta de María Estuardo, reina de los escoceses, otra de Federico II de Prusia, mejor conocido como Federico II el Grande, de la reina Victoria una destinada al poeta Alfred Tennyson, varias de Winston Churchill, Charles Darwin, Sergei Diaghilev (1872-1929) fundador de los Ballets Russes*, entre otras.
El precio de las cartas y documentos depende mucho del contenido, pueden ser instrucciones para alguna batalla, si explican una teoría, a quién van dirigidas, qué sucesos ocurrieron tras haberla enviado o recibido. En más de una ocasión lo que vale es la pura firma o firmas de algún tratado, por ejemplo.
Hay personas que las coleccionan por un tema en específico: políticos mexicanos de principios del siglo XX, cantantes de ópera, bailarines. Su contenido es útil a biógrafos y estudiosos. El coleccionarlos promueve la investigación sobre cierto personaje y su época, lo que puede resultar fascinante.
La próxima semana en Morton Subastas en la Ciudad de México se ofrecerán cartas y documentos firmados por Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Agustín de Iturbide, Vicente Guerrero, Fray Servando Teresa de Mier, Xavier Mina, entre otros. Quienes deseen formar una colección éste es un buen momento; y así, además, colaborarán en el propósito trascendente de conservar para las próximas generaciones, bienes relativos a nuestra identidad y cultura nacionales.
*Revolucionó la danza en el siglo XX, encargó música a Claude Debussy, Maurice Ravel, Sergei Prokofiev, Francis Poulenc, Georges Auric, Darius Milhaud, Constant Lambert, Erik Satie y Vittorio Rieti, entre otros compositores. El más célebre de sus creadores asociados fue Igor Stravinsky, a quien se le encargaron: Firebird, 1910; Petrouchka, 1911; Le Sacre du Printemps, 1913; Pulcinella, 1920; Le Chant du Rossignol, adaptación de su ópera de 1914 del mismo nombre en 1920; Le Renard, 1922, y Les Noces, 1923. La compañía se estableció en París entre 1809 y 1829.