El tenis es un deporte individual, donde los cuatro torneos de Grand Slam tienen una enorme validez. Solamente la Copa Davis, que tiene más de 125 años de disputarse, tiene las credenciales para ser catalogada como una competencia entre equipos representativos de diversos países; sin embargo, los diversos intereses y premios económicos que la Federación Internacional de Tenis (ITF) está obligada a dar, ha desviado la atención y debilitado —en parte— su competencia.
Roger Federer creó su empresa de eventos y representaciones, llamada “Team8”. Con una aguda y astuta visión, invitó como socios al brasileño Jorge Paulo Lemman, magnate de las finanzas y las marcas de cerveza a nivel mundial, y Tennis Australia, organizadora del Abierto de ese país. El suizo logró que la ATP reconociera a la Laver Cup, pero sin otorgar puntos, convirtiéndose en una reunión de varios de los mejores tenistas.
La Laver Cup trata de reunir a los mejores tenistas, creando una exhibición en forma de competencia, en ciudades que suelen ser interesantes para los patrocinadores. Federer busca garantizar la presencia de los tenistas del momento, vender boletos, exhibir a los grandes patrocinadores y crear una competencia que suele ser atractiva para la televisión, los aficionados presenciales y genera a “Team8” una ganancia de 25 a 30 millones de euros anuales.
Las exhibiciones de partidos de tenis han venido a menos, ante la sombra del éxito de los cuatro torneos de Grand Slam. Además, el público lo que desea es ver competir a los tenistas del momento, situación que a “Team8” le está costando trabajo, pues Jannik Sinner, Novak Djokovic y otros jugadores prefieren no aceptar la invitación. Los que asisten, le ponen poco empeño a su participación.
De la misma manera, la individualidad es la esencia del tenis. El exceso de torneos ATP, la necesidad de obtener puntos para la clasificación y las lesiones de jugadores, irán reduciendo la participación de los estelares.
No olvidemos que el tenis es individual y recibe mucha atención mediática, otorgando muchas horas de televisión. Los patrocinadores exigen calidad en la participación de jugadores, en los torneos con puntuación, siendo los cuatro del Grand Slam lo más estelar que existe, dejando los partidos de exhibición a un lado.