Diversas organizaciones de la sociedad civil han convocado a una serie de manifestaciones a realizarse en diversas ciudades del país el próximo 18 de febrero en defensa de la democracia. Se trata de actos públicos que tienen como antecedentes las manifestaciones masivas que se realizaron el 13 de noviembre de 2022 y el 26 de febrero del año pasado para defender, en su momento, al sistema electoral y al INE frente a los ataques de los que fueron objeto.
Se trata de una nueva convocatoria realizada por cientos de organizaciones, muchas de las cuales (alrededor de 180) no tienen ningún tipo de vínculo o cercanía con alguna de las fuerzas políticas que participan en el actual proceso electoral y que, de hecho, tienen prohibido en sus propios estatutos adherir o confluir con partido político alguno.
En ese sentido, he recibido la invitación para participar en la concentración que se tiene prevista en el Zócalo capitalino para ser el orador único que explique el propósito de esas manifestaciones públicas y exprese el sentido y razones de la defensa de la democracia que con ellas se pretende.
Dicha invitación que me honra, y que acepté por la congruencia de haber defendido a nuestra institucionalidad democrática, en su momento como presidente del INE, y hoy como académico —de nueva cuenta— de la UNAM, me fue formulada a nombre de las instituciones convocantes por el Instituto de Estudios para la Transición Democrática, una asociación a la que pertenezco desde hace décadas y que ha sido central, a través de la presentación de propuestas y análisis, en el proceso de construcción de nuestra democracia.
El propósito de esta nueva convocatoria es defender a tres de los pilares sobre los que se sostiene nuestra todavía joven y, sin duda, imperfecta democracia constitucional:
En primer lugar, la democracia en sí, es decir el conjunto de reglas y procedimientos que nos hemos dado para contar con elecciones libres y auténticas y que, por ello, son las bases que nos permiten que, como ciudadanas y ciudadanos, podamos elegir de manera autónoma a nuestros representantes y gobernantes y, a través de nuestro voto, premiar y castigar las buenas o malas gestiones públicas a partir de nuestro libre saber y entender.
Se trata de preservar en el futuro las condiciones que nos han permitido tener alternancias políticas de las que se han beneficiado (y que también han afectado) a todos los partidos sin excepción, mediante contiendas electorales equitativas, confiables y ciertas.
En segundo lugar, las instituciones de la democracia, o sea aquellas autoridades que hemos creado como mecanismos de control y de garantía de los derechos fundamentales y las libertades de las personas frente a los eventuales abusos de los poderes públicos, sin importar su membrete o color político. Se busca mantener, de ese modo, las salvaguardas de que ningún poder, ninguna mayoría —que por definición son siempre coyunturales— abusará de su poder en perjuicio de cualquier persona o grupo.
En tercer lugar, la Constitución entendida como la expresión más alta del arreglo político que nos hemos dado conjuntamente como sociedad y que es la manifestación de una sociedad plural y diversa en la que todas y todos cabemos como mexicanos. En ese sentido, la Constitución, sus mandatos y sus garantías, no son ni deben la expresión únicamente de la voluntad omnímoda y arbitraria de una mayoría de circunstancia, sino la expresión en las que nos reconocemos todas y todos. Se trata de la principal garantía de que en nuestro país seguimos y seguiremos teniendo cabida cada una y uno de nosotros, con nuestras diferencias y coincidencias, lo que es nuestra razón de ser colectiva como Nación mexicana.
En ese sentido, se trata de una manifestación que no se convoca ni a favor ni en contra de partido, coalición o candidatura alguna. Tampoco es una manifestación en contra del gobierno en sí, sino en contra de aquellas propuestas y actitudes que soslayan, erosionan y buscan dinamitar a los tres pilares que he mencionado y sobre los que se sustenta nuestra democracia constitucional y nuestra convivencia pacífica.
Dado que se trata de propósitos comunes a todas y todos, están convocadas ciudadanas y ciudadanos de todas las orientaciones políticas e ideologías, incluyendo, por supuesto, a quienes simpatizan o militan en Morena.
Investigador del IIJ-UNAM