Después de la tormenta electoral viene la unión y la reconciliación nacional... O al menos eso es lo que deseamos millones de mexicanos que no queremos ver un México dividido, enfrentado, enojado o resentido.

Las históricas elecciones que vivimos el pasado 6 de junio nos dejaron muchos temas dignos de analizar profundamente y uno de ellos es, precisamente, la polarización que tal parece a muchos no les incomoda e incluso la provocan o disfrutan.

Vi con asombro, tristeza y hasta enojo las decenas de memes que se compartieron en redes sociales mostrando a una Ciudad de México dividida entre los supuestos ricos y pobres, chairos y fifís, los de arriba y los de abajo, los poderosos y los olvidados. De pronto, a cientos de mexicanos les pareció gracioso ver imágenes de nuestra, ya de por sí sufrida capital, fraccionada por un muro como aquel que vergonzosamente partió Berlín durante muchos años. Lamentable, pues considero que ni a manera de sorna deberíamos permitirnos la construcción de esos hipotéticos escenarios.

Por eso, después de haber cumplido como ciudadanos saliendo a votar y abonar a la democracia es necesario trabajar en la construcción de caminos que nos conduzcan a mejores condiciones de vida para todos y todas, pues esto no acaba con el voto. La democracia se construye diariamente y no sólo el día de la elección.

Las campañas electorales son el espacio ideal para conocer las demandas y necesidades de la gente y ahora que ya sabemos quiénes gobernarán y legislarán durante los próximos años es nuestra responsabilidad darle seguimiento a las propuestas, promesas y compromisos que nos hicieron como candidatos. Y a aquellos que no resultaron favorecidos hay pedirles que sigan luchando y demostrando que verdaderamente les interesa el bienestar de los mexicanos y mexicanas.

Ese 52% de la población que salió a votar ya se manifestó y ahora es fundamental que cuidemos el uso que harán de los recursos públicos, que las leyes que promuevan y aprueben tengan claro el contexto social y ambiental en el que vivimos para que el cuidado al medio ambiente, la generación de energías limpias, el empoderamiento y protección de las mujeres, niños y niñas o la reactivación económica a través del impulso a los emprendedores y a las PyMEs, bajo un esquema de economía sustentable, sean las constantes y no las excepciones.

Lo ideal, lo más sensato y congruente sería que los que recibieron la confianza de los ciudadanos hagan muy bien su trabajo, pues más valor tiene su palabra, compromiso y pasión de servir, que unos pesos o tener el poder por el poder. México lo aclama y lo merece. Es el momento de sentar las bases para un diálogo real y encontrar soluciones en unidad, incluso sumando las mejores propuestas de los que no ganaron.

Ni Morena ni la oposición ganaron o perdieron de forma abrumadora, habrá 6 gobernadoras y algunos mandatarios estatales no tendrán mayoría en sus congresos. Equilibrios que nos pueden ayudar a dar un giro y reescribir la historia de nuestro país, pues estamos viviendo una de las peores crisis de la época moderna. México, un país herido, que necesita las manos de todas y todos. Insisto, ¡es la hora de los ciudadanos! #OpiniónCoparmex


Presidenta de la Federación Bajío Centro de Coparmex.

Google News

TEMAS RELACIONADOS