En el mundo, cada cinco segundos se erosiona una superficie de suelo equivalente a un campo de fútbol. Sin embargo, se requieren 1,000 años para generar 3 centímetros de tierra vegetal, un tiempo que no podemos darnos el lujo de esperar. Hoy, en el Día Mundial del Medio Ambiente, el reloj del planeta nos recuerda la urgencia de actuar. Es crucial que reflexionemos sobre la alarmante situación de nuestros ecosistemas. Las áreas forestales, las regiones áridas, las tierras de cultivo y los cuerpos de agua están acercándose a un punto de no retorno.
La degradación de las tierras es un problema que afecta a una porción significativa del planeta, con el 40% de las zonas terrestres en estado crítico según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. Esta situación impacta a la mitad de la población mundial. Desde el año 2000, hemos visto un aumento del 29% en la frecuencia y duración de las sequías. Si no tomamos medidas inmediatas, para el año 2050, más de tres cuartas partes de la humanidad podrían verse afectadas por este fenómeno.
Dado que el 95% de nuestros alimentos dependen directa o indirectamente de los suelos, es esencial mantenerlos saludables. Los suelos sanos son la base de nuestros sistemas agroalimentarios y permiten el crecimiento de casi todas las plantas destinadas a la producción de alimentos. La calidad y cantidad de lo que consumimos están directamente relacionadas con la salud del suelo. En México, el aumento de las áreas afectadas por sequías, que ya cubren el 85.58% del territorio nacional según el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), subraya la urgencia de abordar esta crisis. El lema del Día Mundial del Medio Ambiente 2024, "Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración", no podría ser más oportuno.
La restauración del suelo es un pilar fundamental del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030). Este llamado a la acción busca proteger y revitalizar los ecosistemas globales, un paso esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En la FAO México, estamos comprometidos con esta causa y con la convicción de que somos la generación que puede restaurar nuestro entorno. Una de nuestras iniciativas más destacadas es la "Rehabilitación de Cuencas de Michoacán", impulsada mediante la cooperación técnica entre la FAO y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (AGRICULTURA) de México, se materializa a través de la estrategia "Implementación de sistemas productivos resilientes y sustentables en las cuencas de los lagos de Cuitzeo, Pátzcuaro y Zirahuén", con la colaboración del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pesqueras (INIFAP-CIRPAC) y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA). Este esfuerzo se destaca por su enfoque integral y su objetivo de restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía.
Un ejemplo tangible de este compromiso es la implementación del Sistema Integral para el Monitoreo y Alerta de Riego (SINMAR) en los Módulos III, IV y V del Distrito de Riego 020 Morelia-Queréndaro, Michoacán, que optimiza el uso del agua y los fertilizantes, abordando así la degradación de las cuencas. Otro proyecto específico es la implementación de sistemas productivos resilientes y sustentables en las cuencas de los lagos de Cuitzeo, Pátzcuaro y Zirahuén, que busca favorecer la transición hacia sistemas más resilientes y sostenibles. Sus objetivos incluyen la reducción del uso de plaguicidas, el fortalecimiento de acciones para reducir la erosión del suelo y el incentivo a la diversificación productiva a través de sistemas agroforestales.
Es urgente restaurar los ecosistemas dañados. La tierra desempeña un papel crucial en el sistema climático, actuando como sumidero de carbono y ayudando a regular la temperatura del planeta. Solo en la última década, los ecosistemas terrestres absorbieron alrededor del 30% de las emisiones de carbono producidas por actividades humanas.
La conservación desempeña un papel crucial en la protección de nuestro medio ambiente. En este sentido, la FAO México ha trabajado en colaboración con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) a través del proyecto VIDA. Esta cooperación ha resultado a que 95 millones de hectáreas estén bajo esquemas de conservación.
Nos encontramos en un momento crucial. Contamos con el conocimiento y la tecnología para revertir la degradación de nuestros ecosistemas. Es hora de actuar y convertirnos en la #GeneraciónRestauración, comprometida con la protección de nuestro planeta y la construcción de un mejor medio ambiente. Esto implica proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y marinos, así como luchar contra el cambio climático mediante sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, en donde nadie quede atrás.
Representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO México.