En diversas partes del mundo, la derecha está de moda, y como tal, cualquiera con tendencias de este estilo busca subirse a la ola, no importa si sean auténticamente derecha o no, el chiste es verse en el mapa. El relanzamiento del PAN no fue otra cosa que ubicarse en ese espectro ya sin matices, su “nuevo” eslogan es muy claro, y del otro lado tenemos ahí a un pseudo empresario que en lugar de pagarle al Estado los 74 mil millones de pesos que debe en impuestos, ahora resulta que busca ser candidato presidencial, y para eso se ubica también en la derecha, menos auténtico que el PAN, pero también desde ese lugar porque no hay más para él.

Los gobiernos de derecha que han estado emergiendo a lo largo de mundo tienen similitudes, no importa en qué parte estén, todos ellos niegan derechos que hoy ya podemos considerar básicos, la xenofobia, la discriminación, e inclusive la misoginia, son característicos de todos ellos, la popularidad que tienen en algunas partes del mundo revelan fobias veladas, pero que ante la “normalización” de los “líderes”, también emergen ya sin ningún filtro. Ahí está el propio Trump, Vox en España, Milei en Argentina, Bolsonaro en Brasil y Bukele en El Salvador.

La popularidad de estos personajes pasa por encima de derechos que ya estaban medianamente consagrados pero que desde la visión de unos cuantos, vuelven a ponerse en entredicho y a merced de estos, que radicalizan discursos que abogan a un pasado que ya no existe y que ya no es posible; este mundo ya no da paso a una América grande de nuevo como la plantea Trump, los cambios económicos, políticas y sociales, no se puede volver a la América de hace 50 o 60 años, pero se juega con eso, con una nostalgia del pasado que ya no es posible y ellos, quienes las proponen, lo saben muy bien.

Vox quisiera eliminar de un plumazo a todos los inmigrantes y eso no es ni viable ni posible, pero venden esa idea, venden a la migración como la causa única de todos los males que aquejan España y la gente decide cree que así es.

En México el relanzamiento del PAN no es otra cosa que posicionarse en la derecha muy claramente, dejando a un lado la hipocresía que los había caracterizado en los últimos 30 años, en donde convenencieramente ocultaban ese conservadurismo de sus orígenes. Sí era conveniente, lo mostraban sin tapujos, si no lo era, solo callaban y dejaban en el limbo sus posiciones. Hoy se destapan porque una parte del mundo se está decantando por esa derecha rancia que ellos claramente pueden ser.

Del otro lado tenemos a un personaje arribista que también se quiere subir, que cree que la bravuconería al estilo de Milei o Trump le va bien, que va con su personalidad “rebelde” y que la gente lo alaba y les cae bien, y hace el ridículo de auto nombrarse el “tío Richie”. Su círculo y una parte de la población creen que rebeldía es no pagar los impuestos que debe, se victimiza como si fuera un mexicano o mexicana promedio y no lo es.

A propósito de su cumpleaños se autodestapó con frases que ni siquiera son de él, se la pasó citando a Milei (sin darle el crédito obviamente), fanfarroneó hasta que se cansó acompañado de los aplausos de sus empleados (quién no se ríe de los chistes de su jefe). Y se aventó la puntada de decir que estaría dispuesto a pagar en 10 días su deuda con el SAT, pero solo el 10 por ciento de esos 74 mil millones, el ridículo tío Richie que cree que él manda en el gobierno y puede pagar lo que él decida.

Estos son los exponentes de la derecha en México, esos que quieren retroceder en los avances tan grandes que han costado décadas y que solo buscan el poder por el poder.

Diputada federal

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