Como pocas veces en nuestra historia, los mexicanos estamos ante la posibilidad histórica de prepararnos para un escenario ineludible: el cambio inminente de nuestra estructura social que hoy cuenta con un bajo porcentaje de población extranjera radicando en el país pero que, presumiblemente y dados los cambios en las condiciones estructurales de la migración a nivel mundial y especialmente en la región latinoamericana, es predecible un aumento de la presencia de población nacida en el extranjero integrándose a la sociedad mexicana. Se trata de un cambio fabuloso que implica enormes retos hacia el futuro, pero ante los cuales hay muchas cosas que se pueden resolver desde hoy, con la intención de allanar un sin fin de dificultades que toda experiencia migratoria trae consigo.
Este tema fue uno de los varios asuntos que se trataron en la convocatoria de los Diálogos por la transformación, en este caso dedicado al fenómeno migratorio, realizado el 30 de enero y donde académicos, activistas de la sociedad civil y profesionistas, plantearon diversas problemáticas pendientes de resolver, lo mismo que rutas de acción en torno a dicho proceso. Para los participantes, el punto de partida fue el reconocimiento de que, al hablar del proceso migratorio a pesar de su diversidad, es necesario agruparlo. En el caso de México resulta central los mexicanos que radican en el extranjero, además los que retornan, las personas extranjeras que transitan el país con el propósito de llegar a Estados Unidos (las más visibles sobre todo en los medios de comunicación), los que han quedado en un limbo de espera (sobre todo en la frontera norte), quienes no planean permanecer en México sino conseguir cruzar a Estados Unidos y el grupo de quienes los últimos años ya suman miles por la vía del refugio humanitario y que han hecho de México su destino.
Si bien esta forma de exponer el proceso migratorio (por grupos o etapas de este proceso), puede resultar bastante esquemática porque deja fuera la condición mixta y diversa de la mayoría de los flujos, en realidad, es una manera de poder atender y en su caso, tratar de solucionar problemáticas muy concretas para cada grupo. Por ejemplo, la violencia criminal es mucho más evidente contra las personas en tránsito que pueden ser incluso víctimas de trata; el reconocimiento para quienes requieren acreditación como refugiados tiene una urgencia especial, mientras que obtener documentos de identidad jurídica, como la llave para cualquier tipo de derecho, es una problemática generalizada para toda persona migrante.
En la lluvia de ideas que propició este diálogo por la transformación sobresalieron algunos elementos importantes. Distinguir las cuestiones que definen el entorno del debate de lo migratorio, que se ubica en los escenarios geopolíticos de la región (nuevo gobierno de Guatemala, por ejemplo), o la coyuntura electoral tanto de México como de Estados Unidos donde la tensión se percibe que será intensa entre ambos países precisamente porque el tema migratorio estará muy presente en las campañas electorales de nuestros vecinos del norte. Considerar con realismo el hecho de que en el debate político interno los actores políticos suelen supeditar propuestas y acciones de beneficio para las personas migrantes por cuestiones de interés partidista.
Reconociendo ese escenario múltiple, se pueden sintetizar algunos de los temas que se repitieron en las presentaciones, sin que éstos sean acuerdos. Primero, los de corte burocrático administrativo, los cuales la autoridad de distintos niveles puede decidir e incluso ejecutar más allá de presiones externas al gobierno actual. De hecho, algunas de estas acciones se podrían convocar por decisión unilateral del gobierno mexicano e implementarse a la brevedad. Entre otras, convocar a una regulación migratoria amplia, general y generosa (que no tenga objetivos recaudatorios), ampliar las vías legales de migración para dejar exclusivamente la condición de refugio a quien requiere dicha protección internacional, abrir una gran campaña de naturalización para propiciar que quienes pueden beneficiarse de una doble nacionalidad y vivir con plenos derechos en el país de su elección, lo hagan, tal como se sugiere que lo hagan los mexicanos en Estados Unidos, y aprobar ya, el reconocimiento de títulos y grados académicos como una demanda internacional que afecta a todos los migrantes y en lo que México podría poner el ejemplo. Segundo, se avanzó en ubicar los temas que entran en un ámbito más complejo pues dependen de los representantes populares y muchos se atoran con un sentido más partidista que el de legislar. Algunos ejemplos son la urgencia de aprobar la eliminación de la apostilla en actas de nacimiento actualmente en el Senado para su votación, demanda que lleva planteada más de una década por la comunidad migrante, sobre todo la retornada a su propio país. Otro tema repetido en todo foro y sin duda en este Diálogo por la transformación, la urgencia de aprobar la ley sobre Desplazamiento Forzado Interno que, aunque fue aprobada por unanimidad en la cámara de diputados hace tres años, sigue en el cajón de algún senador que la mantiene congelada pese a la gravedad de la situación. Finalmente, se habló del debate parlamentario pendiente sobre la derogación del articulo 33, el más obsoleto, anacrónico y decimonónico de nuestros artículos constitucionales y del que, por primera vez en nuestra historia, se presentó una propuesta de ley para derogarlo. El debate que en este Diálogo por la transformación, como seguramente ocurrió en el resto, por más rico que haya sido, quedará en eso si no pasa a la acción, no obstante, este ejercicio de poner en la mesa temas y acciones fueron, sin duda, una bocanada de aire fresco para los que ahí participamos.
Dra. Leticia calderón Chelius
Docente e invetigadora del Instituto Mora
Presidenta del patronato de Sin Fronteras I.A.P
@letichelius