Al hablar de Trump y la salud del mundo no me refiero a cómo nos va a afectar a la salud mental de cada habitante del planeta estar siguiendo cada gesto, cada pose, cada desplante del hombre que se cree el dueño del mundo. Me refiero más bien a la decisión tomada en cuanto a que los Estados Unidos abandonen la Organización Mundial de la Salud OMS. Los argumentos plasmados en la orden Ejecutiva son dos: que no hubo un manejo adecuado de la pandemia generada por el Covid, subrayando que surgió en China, y la otra, que las aportaciones de los Estados Unidos no son proporcionales en relación con las que hace China. Las dos cuestiones pudieron ser conversadas con los directivos de la OMS, pero la solución, al estilo Trump fue tajante y tendrá consecuencias delicadas para algunas regiones del mundo y también para los Estados Unidos.
Queda la duda de si esta decisión corresponde al Ejecutivo o debería ser avalada por el Congreso, pero el punto es que, muy pronto, Estados Unidos dejará de aportar dinero a la OMS con lo que se afectarán muchas de las acciones que la organización lleva a cabo en el mundo, especialmente en cuanto a la respuesta inmediata a brotes infecciosos para evitar que traspasen fronteras y que haya mutaciones virales peligrosas. Asimismo, con la prevención de enfermedades en países de África, Asia y América Latina como la polio, el sarampión, difteria, tos ferina y otras. Acciones de la OMS han sido determinantes para que las muertes causadas por VIH SIDA se redujeran en un 70% en los últimos 20 años. También hay que considerar los resultados que ha dado este organismo en medidas para combatir la desnutrición en países con mayores índices de pobreza; pero el apoyo a los más vulnerables no estará nunca en la mirada del magnate. La decisión no solo implica la intención de dejar de ayudar a otros países, sino la soberbia de no reconocer que los descubrimientos científicos de otros países también pueden salvar vidas en los Estados Unidos. Es otra expresión del menosprecio de Trump por la ciencia.
Todos los vacíos se llenan, así que es probable que muy pronto venga el reacomodo y ahora, la batuta de la salud del mundo la lleven las naciones conocidas como BRICS.
Aunque Trump calcula sus acciones, no siempre las consecuencias van a estar dentro de lo calculado por él y sus principales asesores porque el mundo es mucho más complejo de como lo ven con su ideologizada mente y con sus viscerales respuestas. Estamos frente a una causa que traerá muchas consecuencias.
Los brotes de enfermedades que surjan en otros países podrán infectar más fácilmente a nacionales de Estados Unidos. La movilidad humana de nuestra época no puede evitarse. Esto se verá agravado con la corriente antivacunas que se generó en ese país y que lo tiene rezagado en inmunización infantil. Recordemos que el Secretario de Salud nombrado por Trump, Robert F. Kennedy Jr., es un reconocido antivacunas.
Verse sólo a sí mismo y menospreciar a los demás, tiene sus consecuencias. En su primer periodo, Trump tomó la decisión de que Estados Unidos abandonara la UNESCO. El regreso se dio con Biden cinco años después. En ese periodo la inteligencia artificial ha sido uno de los temas más relevantes y Estados Unidos había quedado fuera de la discusión. China tomó su lugar. El efecto de esta decisión en materia de salud puede ser semejante. ¿Es ese el deseo de Trump?
Catedrática de la UNAM @leticia_bonifaz