Las desafortunadas imágenes de comercios destrozados en la Alcaldía Cuauhtémoc, principalmente en la colonia Condesa, producto de las protestas contra la gentrificación que se vive en la demarcación, llenaron los principales noticieros y fueron nota de ocho columnas este fin de semana.

De acuerdo con algunos medios, al menos trece inmuebles resultaron con graves afectaciones. Y aunque, repito, la violencia nunca está justificada, es necesario entender que de fondo hay un problema real que ha ido creciendo con el tiempo.

De hecho, en los últimos años la desigualdad se ha profundizado en la Cuauhtémoc. Datos del INEGI revelan la disparidad que existe entre las colonias de más alto nivel socioeconómico y las llamadas “colonias populares”. En éstas últimas, por cierto, es donde persiste la inseguridad, la falta de servicios y el rezago educativo.

En la Condesa, por ejemplo, existen inmuebles que se rentan hasta en 65 mil pesos mensuales (lo cual por cierto elevan los costos en toda la cadena de comercios y servicios) y que cuentan con más de cinco habitaciones. En contraste, en colonias como la Obrera y Tepito, se rentan departamentos en cuatro o cinco mil pesos, con apenas dos habitaciones.

Si se comparan los niveles de pobreza de la Alcaldía Cuauhtémoc con el resto de las demarcaciones de la ciudad, podría decirse que es relativamente bajo. Hablamos de un cincuenta y cuatro por ciento de la Alcaldía Milpa Alta contra un veinte por ciento de nuestra demarcación.

La gentrificación que se vive en esta demarcación es un tema real que ha sido incluso fomentado desde la esfera de gobierno. Para nadie es secreto, por ejemplo, que delitos como el robo de autopartes haya sido prácticamente erradicado de las zonas de más alta plusvalía, pero en las colonias populares siga siendo el pan de cada día.

El fenómeno de la gentrificación no sólo afecta el precio de las viviendas, sino también la calidad de los servicios públicos, la seguridad y la propia inversión en obra pública.

Es cierto que la apertura descontrolada de bares, restaurantes y centros de esparcimiento nocturno en la demarcación (que pasaron de 2 mil 700 a más de 4 mil 500 en un solo año) ha provocado un incremento exponencial de costos, afectando a las personas de menos ingresos.

Sin embargo, éstos también forman parte fundamental de la economía de la Alcaldía, por lo cual resulta necesario entrar a un análisis profundo del tema, haciendo a un lado cualquier aspecto xenófobo o racista, que nos aleje de una verdadera solución.

Todos quienes vivimos en la Cuauhtémoc queremos una demarcación digna, incluyente, segura, limpia y accesible para todas y todos. Lo de este fin de semana confirma que el tema es de la mayor importancia para las personas que habitamos aquí.

Diputada local CDMX

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