Manuel Antonio Garretón advierte que en Chile podría reeditarse un estallido social porque han fallado dos procesos constitucionales y hay un enorme descrédito de la clase política. Hernández Navarro, por su parte, advierte que en Chiapas la guerra civil llama a la puerta. En un texto reciente decía que secuestros, asesinatos, amenazas de muerte y bloqueos se extienden por todo el territorio. La descomposición chiapaneca es una combinación de ineficiencia gubernamental y de la criminalidad que penetra a cada vez más comunidades. En su texto explica que algunos lacandones se han asociado al crimen organizado y en su territorio descienden avionetas cargadas con cocaína.
En otras partes del mundo se detecta una molestia sistémica con la democracia: desde los Estados Unidos hasta la Unión Europea. El malestar proviene de diversas razones, la migración es una de ellas. El 57% de los españoles dice que ya hay demasiados extranjeros en su territorio. En los Estados Unidos el tema es cada vez más ácido y la presión por controlar la frontera sur es cada vez más fuerte.
En México vivimos con insatisfacción vicaria con el modelo económico y el arreglo social imperante, pero quienes parecen estar más enojados son los dirigentes. La sociedad desde varios frentes muestra una sorprendente placidez, incluso mansedumbre. Las encuestas denotan que la gente está satisfecha con su vida hasta extremos delirantes. Según el Bienestar Autorreportado, este país es una maravilla. Otras encuestas (OCDE) reflejan una amplia aceptación del gobierno. Los empresarios se declaran entusiastas y ven señales positivas en todas partes. Un segmento de la comentocracia, como ha comentado Castañeda, se dedica a girar cheques de beneficio de la duda en vez de decir con rotundidad que sin una tutela seria de los derechos humanos el despliegue militar puede complicarse, o que un modelo de gestión pública sin el INAI es un despropósito. Los más adictos al trapecio esperan que las leyes secundarias de la Reforma Judicial puedan diluir su toxicidad. No importa cuáles sean las señales, estos grupos y un amplio sector tenderán a ver siempre el mundo de la mejor manera. Tienen el alma en modo positivo. Eso es muy bueno, pero también hay que decir que los alienta el espíritu de los músicos del Titanic.
Quien parece más enojado en México es la élite. Lejos de celebrar su mayoría y disfrutar de la forma en que machacaron a la oposición, ahora vuelta a noquear con la condena a García Luna, parecen dominados por viejos agravios. La conducción parlamentaria y el agandalle es palmario. Siguen hablando de fraudes electorales cuando éste sería el segundo sexenio que gobiernan. En la capital siguen hablando de cárteles inmobiliarios cuando han gobernado 25 años y se han puesto las botas con desarrolladores inmobiliarios. Se les ve enojados con la crítica y siguen usando sus cuentas y plumas rentadas para atacar a los críticos.
La Reforma Judicial, desde su concepción e instrumentación, refleja la indignación de la clase política con la judicatura. Razones pueden tener por el desempeño de algunos jueces, pero la reforma que han consumado denota que nunca salió de una mente planificadora, sino de un alma atribulada por el resentimiento. Mi pregunta entonces es: si todo está tan bien, tienen todo el poder y están en vías de tener todavía más ¿por qué no están contentos y radiantes?
Analista. @leonardocurzio