Conforme la carrera presidencial se acerca a la aduana de septiembre, se intensifica en agosto la presión para el asalto final. En el caso del oficialismo, su proceso denota fatiga. El presidente ha perdido todo prurito de imparcialidad y contención. Despotrica en Palacio como si estuviese en la sala de su casa y la reserva arbitral (que debe tener el jefe del Estado para mediar en una crisis) la ha incinerado. Si el país fuese un colegio, tendríamos la curiosa e indeseable situación de que el director incentiva y jalea las pambas de los gandallas, en vez de asegurar la disciplina.
Como las personas, los partidos al envejecer se parecen más a sus antepasados. Morena muestra por todos sus ángulos su ADN priista (zalamero, servil y pomposo para dirigirse a su caudillo) y sus modos tribales, herencia del PRD. Vamos a ver cuál de las dos herencias genéticas (la ceremonial o la tribal) predomina en caso de un resultado cerrado.
El diseño de su proceso impide espontaneidad y los recursos de la vieja política desgastan al benjamín de los partidos y lo hacen ver como sus abuelos. La movilización de asambleas deja ver el apoyo de los gobernadores a la “corcholata” favorita, los espectaculares y las bardas han cumplido ya su función, con la misma alevosía con la que el PRI lo hacía. Mis primeros recuerdos de lectura eran bardas que decían: “LEA: arriba y adelante”; nada diferente de lo que hemos visto. Ni Claudia ni Adán pueden presumir de innovadores por contratar espectaculares de revistas que no existen; aquí en la CDMX, Alejandra Barrales lo hizo con profusión y perdió la candidatura ante Mancera. Nada nuevo bajo el sol. Los asesores españoles, los encuestadores metidos a analistas de campaña, dan el mismo tono de procesos previos.
La puntera no ha podido separarse del segundo lugar. La proyección de Roy Campos es que podrían llegar (a fines de mes) a zona de empate técnico. Siempre se pueden arreglar las cosas para determinar un ganador, pero un resultado apretado (con todos los agravantes previos de favoritismo) le quitarían legitimidad a un eventual triunfo de CSP y abrirían los incentivos para que MEC rompiera. Al revés no opera el mecanismo, porque un triunfo apretado de MEC sería digerido por CSP sin riesgo de fisura. A un mes del destape dos incógnitas por despejar: ¿quién y por quién van a declinar Velasco, Noroña y López? ¿O mantendrán sus candidaturas hasta el final? Si los tres declinaran por CSP para darle el último tirón y separarse de MEC, se acentuará el aroma de elección hecha desde el gobierno y pondrán al excanciller en la línea de salida.
Supongo que es lo que esperan Dante y MC para definirse. Aunque placea a Colosio como caballo negro, sabe que MEC puede aportar 20% de la intención del voto y una narrativa de candidato cismático, que ha sido muy eficaz en el pasado.
Del lado del Frente, la puntera (a diferencia de CSP) ha logrado despegar y marcar distancia respecto a Creel y De la Madrid que, sin embargo, siguen haciendo su lucha con más libertad y frescura que los de la acera de enfrente. El Presidente con su inquina (cada vez peor disimulada) le da gasolina a X. Vienen los debates y algo se podría mover, pero salvo que las burocracias partidistas se empeñen en opacar un proceso que las ha remitido a un segundo o tercer plano, la oposición ha logrado generar más interés. ¿Se transformará esto en votos? Está por verse.