Teresa (Mónica Del Carmen) recibe la cabeza ensangrentada de un recién nacido. Nadie la entrenó para atender un parto. Pero no es lo único para lo cual esta policía y su pareja Montoya (Raúl Briones) carecen de preparación.
Una película de policías (2021) es una cinta obligada sobre la policía mexicana. Disponible en Netflix desde inicios de este mes, la cinta nos pone en los zapatos de dos policías preventivos en la Ciudad de México. Sin grandes persecuciones, ni balaceras, el documental presenta los retos con los que tienen que lidiar todos los días. Donde simplemente cumplir con su trabajo puede ser la razón para obligarlos a renunciar. Este es un documental que describe, con casos reales, la policía de ficción que hemos construido en México, principalmente por las inconcebibles demandas que tenemos para ellos. ¿Qué y dónde comen? ¿Dónde van al baño? ¿Cuánto pagan a diario por que les den sus chalecos protectores, sus balas, sus pistolas, sus patrullas? ¿Quién cuida de sus hijos? Si no tienen aspectos básicos cubiertos, ¿cómo exigimos que arriesguen su vida y cuiden de nosotros?
El director, Alonso Ruizpalacios, se planteó hacer una cinta que cuestionara un “...sexenio lleno de atropellos sociales”. Al unirse a las productoras Daniela Alatorre y Elena Fortes, acordaron retratar la crisis de impunidad y corrupción y centraron su interés, atinadamente, en la figura del policía. Buscando retar los prejuicios, el equipo de Ruizpalacios construyó una película con personajes entrañables (tanto en los sujetos documentales como en los actores quienes los representan) y lo hizo de una forma tan diferente que se ganó el Oso de Plata en la Berlinale, el prestigioso festival de cine de Berlín, en 2021, por su Contribución artística sobresaliente.
Se recomienda ver esta película como en el cine, sin moverse del sillón, de corrido y hasta el final, porque su estructura envuelve y sorprende y al final nos permite entender mejor dónde nacen gran parte de los problemas de seguridad que vivimos.
Este proyecto se desarrolló a lo largo de cuatro años, dedicando gran parte de su tiempo a entrevistar policías, ministerios públicos y especialistas. Ernesto López Portillo fue uno de los expertos consultados por el equipo creativo y cuenta con un crédito sobresaliente en la cinta. Para este investigador, el filme tiene grandes logros, el principal de ellos es el impulso empático. Evitando los lugares comunes, dice López Portillo, la película usa metáforas y recursos narrativos que ponen a cualquiera en la piel de un agente del orden. Queda claro, por ejemplo, que el simple deseo de ir al baño en medio del turno se convierte en un reto de sobrevivencia, tal y como resulta su vida dentro de la institución.
En efecto, la película retrata el fuego cruzado que padecen nuestros policías. Por un lado están las ráfagas de desprecio ciudadano que hacen casi imposible conservar un sentido de pertenencia social. Por el otro, están las embestidas que dirigen los propios mandos contra sus subalternos, quienes usan el autoritarismo, la humillación y la extorsión institucionalizada para generar rentas ilegales a partir del trabajo de cada miembro de la corporación.
En su más reciente publicación, Ernesto López Portillo pronostica que los días de la policía civil están contados ante un proceso de militarización que avanza. A este paso, Una película de policías no solo será un referente de la situación actual sino también un documento de valor histórico que habrá capturado el punto de inflexión de una tragedia nacional.