Durante desastres naturales y posterior a ellos los riesgos de violencia sexual y física contra las mujeres aumentan, así como la violencia familiar, la prostitución forzada o coercitiva. Un desastre como Otis afecta de manera desproporcionada a las mujeres y las niñas, quienes enfrentan un mayor riesgo de violencia y explotación que los hombres y los niños debido a la pérdida de vivienda, la interrupción de las estructuras de apoyo tradicionales, el acceso limitado a servicios y obstáculos tanto estructurales como sociales para acceder a alimentos y suministros. Además del daño directo del huracán, mujeres y niñas prefieren evitar a refugios porque la posibilidad de ser abusadas es fuerte y real.
De las 230 mil personas que murieron durante el tsunami del océano Índico en 2004, 70% eran mujeres. No es el caso de Acapulco ya que, de los muertos contabilizados a la fecha, 48, 36 eran hombres y 11 mujeres y una niña de dos años que quedó sepultada bajo una corriente de lodo. Tras el paso del Katrina en Nueva Orleans, las más afectadas fueron las madres afroamericanas. En Acapulco, ellas, las que no salían a pescar, a trabajar en alguna embarcación o a velar por las noches una lancha en el malecón, y quienes se encargaban de los trabajos en el hogar, ahora no tienen marido ni trabajo, ni quien las proteja ante el crimen que se recrudeció tras el paso de Otis. Algunas han conseguido machetes, pero no la fuerza física quizás en caso de algún atraco para violarlas o arrebatarles las pocas pertenencias que les quedan. Josefina tiene 65 años y ya no tiene nada. Los vientos de hasta 270 kilómetros por hora tumbaron su casa de lámina que estaba en la Colonia Cumbres de Llano Largo, una de las más afectadas. Un par de días después, el crimen se llevó la lavadora y la pequeña televisión que ella estaba buscando desenterrar de los escombros. Su único hijo, quien era el que la ayudaba económicamente y la cuidaba, ha muerto. Ella dice que mejor también ya quiere morir.
Esta vez, la ayuda por parte del gobierno se hizo esperar. Finalmente ha llegado. Insuficiente, pero ha empezado a llegar. Sin embargo, a nivel federal y estatal no se ha siquiera tocado el tema de perspectiva de género. No desde los apoyos económicos y fiscales, pero tampoco desde el plan de seguridad. El presidente López Obrador anunció la presencia militar en la zona, en la que se están instalando 38 cuarteles nuevos además de los cinco que existían previamente al huracán, y dijo que cada uno contará con 250 elementos que serán responsables de la seguridad pública. No se anunció presencia de elementos femeninos ni se precisó cómo las Fuerzas Armadas y su función en los meses por venir, preverían el aumento de violencia de género. El reporte “La militarización de la seguridad pública: impidiendo la construcción de un México más seguro en y en paz”, de México Unido Contra la Delincuencia, entre otras investigaciones de las organizaciones de la sociedad civil, ha demostrado que los elementos de la Secretaría de la Marina y de la Defensa actúan de manera más violenta y arbitraria en comparación de las policías, y que las mujeres son las que más sufren por estos abusos. Por ejemplo, 41% de las mujeres que fueron arrestadas por integrantes de la Marina fueron víctimas de violación, en comparación con 5% de los hombres. De igual manera con el Ejército. Un 21% de las mujeres arrestadas por el Ejército fueron víctimas de violación, en comparación con un 5% en el caso de los hombres. “Si bien las causas de la violencia de género contra las mujeres son muy diversas, la presencia de elementos militares exacerba el ambiente generalizado de violencia”, dice el reporte.
Y no podemos decir que no se ha abordado la perspectiva de género desde el desconocimiento de las afecciones desproporcionadas a mujeres y niñas. Esto es de sobra sabido. Lo que sí podemos decir es que no se ha mostrado interés por una recuperación de Acapulco con perspectiva de género para que sea una recuperación pareja. Lo que sí podemos recordarle a la gobernadora Evelyn Salgado, es que mujeres resilientes significa sociedades más resilientes.