Esta semana se han conmemorado los 52 años del golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende, quien fuera el primer mandatario del mundo en declararse marxista y llegar a la máxima jefatura de Gobierno a través de las urnas. Este proceso político se conoce internacionalmente como la vía chilena al socialismo.

En este contexto, el presente jueves 11 de septiembre, desde la embajada de México en Chile, en coordinación con el Acervo Histórico Diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, realizamos de manera paralela el lanzamiento del libro “A 50 años del golpe de Estado en Chile. La visión de Gregorio Selser”. Este libro es un trabajo coordinado junto a la doctora Beatriz Torres Abelaira, exiliada chilena y fundadora del Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (CAMeNA) en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Es preciso puntualizar sobre Selser que la importancia de este periodista e investigador argentino exiliado en México radica en su visión latinoamericanista, comprometido decididamente con la libertad y la justicia.

El lanzamiento del libro en Chile, editado por el Acervo Histórico Diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores, lo hicimos de manera simbólica en la Cafetería Popular, un espacio dedicado, además, a la defensa permanente de la memoria de los pueblos de América Latina, donde las artes y las culturas ocupan un lugar central en su propuesta estética. El panel de presentadores lo compuso nuestra querida Amanda Jara, hija y presidenta de la Fundación Víctor Jara; junto a nosotras, en la moderación estuvo el locutor de la Radio Universidad de Chile, Jean Flores Quintana.

Durante las conversaciones e intercambios a propósito del libro, surgieron un par de reflexiones que, con la distancia de los días, me permito compartirlas por acá, para intentar un análisis colectivo. Lo primero apunta en relación con la fragilidad de las democracias como sistemas de gobierno. El caso chileno, hasta antes de 1973, gozaba de un prestigio de solidez institucional del que incluso hacía gala el propio Salvador Allende en su histórico discurso ante Naciones Unidas. Tras la fórmula de los golpes de Estado en América Latina, a mediados del siglo XX, catorce países sufrieron atentados contra sus democracias, todos, propiciados por una pequeña pero poderosa élite local resistente a la distribución equitativa de las riquezas nacionales, dispuestas a entregar su soberanía a cambio de bonos imperiales.

Los ciclos de crisis económicas a nivel mundial tienden a poner a prueba la cohesión de las instituciones democráticas. De esta manera, en esta segunda década del siglo XXI, vemos cómo las clásicas interrogantes de la política están encontrando curso en respuestas reaccionarias provenientes de fuerzas políticas que son contrarias al avance civilizatorio y al sistema de derechos consagrados por la solemne declaración de los Derechos Humanos. Así, aquellos paradigmas establecidos como pilares fundantes de las democracias modernas hoy en día están siendo gravemente amenazados, tal y como ocurrió con el ciclo antidemocrático de hace medio siglo en nuestro continente.

Es deber de todos los ciudadanos en su conjunto, defender la democracia, promover y respetar los derechos humanos y construir desde nuestros países un continente americano donde se avance con todos, en el que nadie quede atrás.

Embajadora de México en Chile

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