La pandemia de COVID-19 causada por el coronavirus SARS-CoV2 cambió el mundo como lo conocíamos. Aunque las epidemias no son hechos aislados; sí representan eventos excepcionales que revelan las fortalezas y debilidades de todos.
En México, las herramientas disponibles son resultado de décadas de trabajo de miles de personas quienes, a través de su labor diaria en alguna institución, sus contribuciones académicas, científicas, políticas o sociales; se entregan a la salud pública mexicana.
El Dr. Jesús Kumate, Padre de la vacunación en México, destaca como una de estas personas. Pocos como él dejaron huella y hoy lo reconocemos a través de esta columna con testimonios de sus nietos Diego Yacamán Mendez y María Teresa Mendez Guerra.
En México enfrentamos otros brotes o epidemias en el pasado. Sarampión, cólera y paludismo; los primeros casos de VIH/SIDA, la erradicación de la poliomielitis y sus devastadores efectos en los niños; así como la pandemia de Influenza H1N1.
Todos estos eventos tienen dos cosas en común, el desarrollo de sistemas e infraestructuras de salud publica, y el Doctor Jesús Kumate Rodríguez como protagonista. Sus contribuciones son hoy, más relevantes que nunca.
Resulta inimaginable para la mayoría de los mexicanos cubrir los gastos del tratamiento para una infección grave; los hospitales públicos, incluyendo los institutos nacionales de salud y los hospitales del IMSS e ISSSTE, entre otros, son los pilares en la atención de enfermos por COVID-19.
En este sentido, el Doctor Kumate trabajó desde diversos frentes para avanzar la cobertura universal de salud, al unificar la administración de los institutos nacionales de salud, hasta entonces independientes.
Como Secretario de Salud, impulsó la construcción de 120 hospitales y 2 mil 400 centros de salud en el país y se hizo el tiempo de incluso escribir libros como “Salud para todos: ¿utopía o realidad?” que señala la importancia de la cobertura universal de salud.
En México, la institución encargada de coordinar y realizar la vigilancia epidemiológica es el Instituto Nacional de Diagnóstico Epidemiológico (INDRE), creado por el Dr. Kumate, como subsecretario de salud en el año 1989.
Asimismo, contribuyó en la creación de laboratorios estatales de alta calidad para lograr una cobertura nacional que hoy representa una de las mayores fortalezas contra la COVID-19.
También el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), encargado del desarrollo científico y de una importante parte la investigación en salud publica en México fue concebido bajo la coordinación del Dr. Kumate.
Es dificil escribir sobre alguien tan grande y tan querido, tanto por su profesionalismo como por su calidad humana. A continuación, algunas historias, que desde nuestro punto de vista (y con las inconsistencias inherentes al paso del tiempo) no pretenden dar una análisis histórico detallado, sino compartir un lado más personal del Dr. Kumate.
Recuerdos de María Teresa…
El “Dr. Ku” fue esposo de mi tía Berta (Bety), hermana de mi madre. Desde que tengo memoria ya era considerado una persona excepcional, reconocida en México y el extranjero. Lo recuerdo como un esposo muy enamorado, súper disciplinado y completamente entregado a su trabajo. Se formó en la escuela Médico Militar, lo que explicaba su rigurosa rutina. Siempre fue delgado y entrenaba mucho debido a que practicó gimnasia olímpica.
Mientras crecí, acostumbraba pasar con ellos todas las vacaciones de verano y fines de semana. Sin excepción, todos los domingos íbamos a misa, recuerdo que siempre fue muy creyente. Muchos años después, cuando ya estaba enfermo y debilitado por una enfermedad tremendamente cruel, recuerdo haberle preguntado “ Oye tío, ahora que ya estás mas viejo y con esta enfermedad que te hace sufrir tanto. ¿Es mayor o menor tu fe en Dios? Me miró un momento, tardó un poco en contestar y finalmente dijo: Igual muñeca. (Me decía muñeca, nunca supe por qué).
El Dr. Kumate fue la persona que más protegió a los niños. La mortalidad infantil era su más grande desafío y a lo que dedicó gran parte de su vida. Decía que era antinatural que los niños fallecieran. Nos contaba cómo, cuando era niño en Sinaloa, veía las procesiones funebres, llevaban una caja blanca muy pequeña y la gente decía: se va un angelito al cielo. Contaba que nunca pudo aceptar esa explicación, y desde entonces sabía que de una forma u otra, se dedicaría a ayudar a los niños.
La campaña de vacunación universal, que él inició y promovió todo el tiempo que pudo es un hito para los niños mexicanos. Cada vez que se acercaba el día de vacunación universal yo le preguntaba. ¿Por qué tiene que ser un mismo día en todo el país?, la respuesta era que de esa manera se lograba una inmunización global.
Nos platicaba que lo más dificil era llegar a todos los lugares del país, hasta la más lejana ranchería con las brigadas de salud, e implementar la red fría que era necesaria para la conservación de las vacunas.
Estas son sólo breves anéctdotas que muestran que el Dr. Jesús Kumate Rodríguez fue un brillantísimo y extraordinario ser humano que dedicó su vida a la salud de los mexicanos, especialmente, la de los niños.
Recuerdos de Diego..
Nací en diciembre de 1989, cuando el Dr. Kumate ya era Secretario de Salud; resulta que una visita de rutina se transformó en cesárea. Según me cuentan, ese mismo día conocí a mi “abue Chavo”, quien al enterarse, fue al hospital para acompañar a mi mamá.
Ser secretario de salud tiene, al parecer, sus beneficios, ya que pudo entrar a conocerme incluso antes que mi papá.
El Dr. Kumate era mi tío abuelo, pero los niños no entienden de esas cosas y siempre lo llamé sencillamente “abue Chavo”. Su historia siempre me pareció excepcional, y siempre se usó como ejemplo durante mi infancia.
El venía de una familia humilde y había trabajado toda su vida para llegar a donde estaba. Mi mamá me contaba que cuando era niño, caminaba por las playas de Sinaloa vendiendo chicles y dulces. Como su mamá era maestra, lo impulsaba para estudiar a modo que terminó la preparatoria muy joven y al terminar, su mamá lo mandó con un boleto de ida y un traje nuevo a la escuela Médico Militar, sabiendo que de ser admitido, le podrían dar educación, alojamiento y una carrera. No había lugar para el fracaso, el único plan era, al parecer, ser admitido a la escuela Médico Militar, sin embargo, el Dr. Kumate tenía pie plano, que tuvo que ocultar para ser admitido.
De joven, muy frecuentemente escuchaba sobre la creación del programa de Vacunación Universal en México; sobre lo difícil que había sido organizar a todo el país para que funcionara y que yo fuí el primer niño vacunado en este programa.
La Señora Cecilia Occeli de Salinas, la entonces primera dama de México, me aplicó la vacuna oral contra poliomelitis en el evento inaugural; así iniciaron las campañas de vacunación que tanto han ayudado y salvado a miles de niños en el país.
Una de las historias que más me impresionaba de niño, era cuando el Dr. Jesús Kumate enfrentó la crisis causada por el terremoto de 1985. Contaba el Dr. Kumate que tres días después del temblor, en una reunión oficial, se planteó el dinamitar los edificios colapsados para evitar algún brote de enfermedades infecciosas, pero la decisión de no hacerlo recayó en él.
El gabinete del presidente Miguel de la Madrid le preguntó si la Secretaría de Salud se haría responsable de cualquier problema de salud ocasionado por no dinamitar los escombros, a lo que simplemente asintió con la cabeza, fue suficiente. Después del tercer día, todavía muchas personas fueron encontradas con vida entre los escombros; incluidos los famosos bebés milagrosos del hospital Juárez de México.
La toma oportuna de decisiones en momentos críticos puede hacer la diferencia. En casos de emergencias de salud, esto se traduce en vidas, ¡muchas!
Una de las cosas que más admiro es que logró traducir el conocimiento científico en políticas públicas al servicio de la sociedad.
Se dice fácil, pero coordinar, por ejemplo, la vacunación de todos los niños del país en un mismo día es un logro monumental porque requiere una increíble visión y determinación. Una hazaña de este tamaño no es algo común, el Dr. Kumate no era alguien común, vivió toda su vida apegado a sus valores: honestidad, honor, lealtad, diciplina y amor. Los cuales siempre enseñó con su propio ejemplo.
El legado hoy…
La creación de una vacuna contra el coronavirus representa hoy una gran oportunidad de contener la pandemia; aunque el acceso hoy es limitado, la historia muestra que nuestro país cuenta con uno de los mejores sistemas de vacunación, y una vez más, es gracias al Dr. Kumate, a su sentido de una política que fuera como una medicina de naciones. En fechas recientes la diplomacia mexicana ha jugado un papel fundamental para asegurar acceso a las vacunas, que desafortunadamente ya no producimos en México. Los que suscribimos reconocemos esta labor y la relacionamos con el legado de Kumate esperando que sus enseñanzas nos ayuden a reparar la falta de soberanía en vacunas y biotecnología. Hoy más que nunca no podemos obviar el valor de los hombres y mujeres de ciencia en la sociedad, su política, su salud y su futuro.
María Teresa Mendez Guerra; Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad La Salle.
Diego Yacamán Méndez, Médico Cirujano por la UNAM;
Maestro en Salud Pública y Epidemiología y estudiante de Doctorado por el Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia.
Parsifal F. Islas Morales, Investigador en Biología Celular y Biomedicina, Coordinador de la Cátedra de Diplomacia y Patrimonio de la Ciencia y Consultor de Gobierno en Ciencia y Cooperación Internacional
Lamán Carranza Ramírez, Titular de la Unidad de Planeación y Prospectiva del Estado de Hidalgo