Todas y cada una de las personas deberíamos vivir conforme a nuestras propias decisiones, nuestras expectativas, nuestros deseos. Ese no es el caso para las víctimas de trata de personas alrededor del mundo, quienes aguardan su rescate y la garantía de sus derechos más básicos.
De acuerdo con el Informe Mundial sobre Trata de Personas 2020 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la mitad de las víctimas detectadas de este delito fueron objeto de explotación sexual por parte de sus tratantes; una de cada tres lo fue con fines de trabajo forzoso; mientras que 6% fueron sometidas a actividades delictivas forzadas y el 1%, a mendicidad forzosa. Las mujeres y las niñas fueron el sector más afectado.
Detrás de cada una de estas cifras existe una historia de vida que se ha visto interrumpida y violentada. Pero también, en cada una de estas experiencias encontramos fortaleza y esperanza que nos impulsan a trabajar para fortalecer los servicios que se ofrecen a las y los sobrevivientes.
Tenemos la obligación de garantizar el acceso a herramientas que les permitan diseñar sus propios planes de vida, donde se incluya un efectivo acceso a la justicia con perspectiva de género y derechos humanos.
El 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas, promovido por UNODC. Este año, bajo el lema “Las voces de las víctimas marcan el camino”, queremos reconocer la valentía y dignidad de quienes han sobrevivido a este delito. Es por ello que el Sistema de las Naciones Unidas en México emitió un comunicado haciendo un llamado a escuchar a las personas sobrevivientes y aprender de sus historias para que no se repitan.
Su rol es fundamental para lograr la sensibilización de las comunidades, la prevención de la reincidencia, el desarrollo de planes de rehabilitación y la reducción de la impunidad.
En palabras de nuestra Directora Ejecutiva, la Sra. Ghada Waly: “Este año, en el Día Mundial contra la Trata de Personas, homenajeo a las víctimas que han reconstruido sus propias vidas y ayudado a proteger las de otras personas”.
El posicionamiento de este tema y de las voces de las víctimas en la agenda política y social del país es fundamental. No podemos ser indolentes ante esta situación. El Día Mundial contra la Trata de Personas es un recordatorio para alzar la voz y usar el símbolo del Corazón Azul, haciéndoles saber a las víctimas que no están solas.
Desde UNODC estamos comprometidos con la formulación de planes, iniciativas, políticas y respuestas que pongan en el centro a las víctimas y se fundamenten en sus experiencias, para así caminar hombro con hombro hacia una plena rehabilitación y sentido de justicia.
Con la colaboración de organizaciones de la sociedad civil, personal de primera línea que brinda asistencia inmediata, las instituciones de gobierno, el sector privado, la academia y los organismos internacionales es posible prevenir, combatir y erradicar la trata de personas y resarcir sus consecuencias en quienes caen víctimas de este delito atroz.
Representante de UNODC en México