LO QUE SÍ FUE CORRUPCIÓN : quién podría olvidar aquel desastre en chaqueta morada, la primera dama echando mano de las habilidades novelescas y prepotencia descarada para justificar, con 25 años de carrera artística, el abono de 14 millones de pesos para la adquisición de una casona blanca con el valor de 54 millones de pesos.

Fue la obviedad, pero también fue el tono, la forma en la que su arrogancia arropada por el poder hizo un intento, que nació fracasado, por explicar lo que no necesitaba explicación. Nunca entendieron que no se trataba de la casa, sabíamos que ésta no fue la primera (ni la última); se trataba de la desgraciada forma en la que se presumía la afición al exceso y a lo excelso, como si se tratara de un derecho divino incuestionable. Las “benditas redes sociales ” permitieron a la familia presidencial presumir su exuberante vida en Los Pinos , a los mexicanos nos permitieron reprobarlas y rechazarlas.

LO QUE NO ES CORRUPCIÓN: llegó el anhelado cambio y no pasaron más de seis meses para que a la 4T se le asomaran los excesos, esa vez no fue una, sino 23 casas. Se trató de las propiedades del director de la CFE ; sin embargo, la fortuna del veterano expriista es pecado de otra era y la 4T se encargó de limarle garras y colmillos para convertirlo a la austeridad republicana; también purificaron sus cuantiosos bienes, pues dejaron claro que pertenecen a la esposa, que no es esposa en papel ni tampoco concubina, porque, en más de 20 años de relación, no han compartido ninguno de los 23 techos que poseen.

La nueva casona de la 4T no es blanca y no está en México, y el señalado inquilino no puede salir a explicar adquisición o renta con el fruto de su trayectoria profesional, porque ésta se limita a ser el “hijo del candidato”, “el hijo del Presidente”. Sin embargo, José Ramón López no tiene por qué salir a explicar nada, pues su padre es el que decide qué es calumnia y qué es corrupción, y el veredicto fue que su esposa está a cargo del joven de 40 años sin empleo, quien no es más que víctima de la lucha que lidera su padre en contra de la mafia del poder.

Benditas redes

No se necesitan sofisticadas técnicas de espionaje o financiamiento extranjero para conocer estilo de vida y aficiones de hasta los más reservados. Y es que las “benditas redes sociales” hacen la chamba solas si de exponer se trata; esa arma intangible de rebuscado poder inyecta en sus usuarios la imperiosa necesidad de gritar al mundo lo que se tiene, lo que se sabe y opina.

Poder que los hijos del Presidente deben conocer a la perfección, pues su actividad en ellas es cuidadosa y fue su papá el que las bautizó “benditas”.

Sin embargo, Carolyn Adams , pareja de José Ramón López, siempre ha sido absolutamente transparente, pues sus redes nunca han ocultado su debilidad por vacacionar y vivir en los destinos más caros del mundo, viajes en jet privado y artículos de superlujo; ahora también presume su amor por el hijo del Presidente de México.

Carolyn ha dejado claro que no tienes que ser conservador para ser aspiracionista o de la mafia del poder para derretirte por el lujo y la vida millonaria.

Para ser corrupto no se tienen que despertar todos los días pensando cómo joder a México... para ser honesto no basta con preferir puchero tabasqueño y agua de horchata... para patear los ideales del Presidente no se requieren adversarios.

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