El que anda en Puebla “como burro sin mecate”, nos comparten, es el secretario de Gobernación estatal, Julio Miguel Huerta Gómez (Morena), quien anda en busca de la candidatura guinda a la gubernatura. Nos explican que tras la muerte del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta (Morena) varios se quitaron las ataduras y brotaron “suspirantes” como palomitas de maíz, y uno de ellos es don Julio, quien tiene poco como servidor público, pues hace menos de seis meses llegó al cargo y ya aparece hasta en la sopa, incluso difundió un video con su “pobre y triste historia de vida”, lo cual no ha caído muy bien e incluso varios comentan: ¡te falta barrio, chavo!
La mano detrás del alcalde
El que podría quedarse sin funcionarios y sin amigos en Sinaloa, nos comentan, es el alcalde de Guasave, Martín Ahumada Quintero (Morena), pues ha ido depurando su gabinete. Nos relatan que el caso más reciente fue el director de Bienestar municipal, Enrique Alonso Covarrubias Hernández, “amigo” de don Martín, quien “no se quedó con la daga clavada” y afirmó que “el equipo compacto que lo llevó al triunfo en las urnas, ahora está en la calle”. Aclaró que nunca firmó la renuncia porque sólo le avisaron del despido y “su cuate” ni la cara dio. Sin embargo, nos dicen que quien manda en verdad en el ayuntamiento es la dirigencia estatal de Morena y don Martín ni las manos pone. ¡Qué tal!
Estrena Morena a exalcaldesa
Los que andan como “cuchillito de palo” en Guanajuato, nos platican, son los diputados locales morenistas Ernesto Prieto Gallardo y Alma Alcaraz Hernández, pues buscan poner en el banquillo de los acusados al secretario de Finanzas y Administración estatal, Héctor Salgado Banda, para que explique un presunto préstamo de 230 millones de pesos, a tasa preferencial de 6% anual, que el gobierno del estado otorgó al Grupo Pachuca para la compra del estadio León. Nos detallan que Morena echó a andar su maquinaria y en el ámbito jurídico le tocó a la expanista y recién morenista Bárbara Botello Santibáñez, quien presentó la denuncia penal, quizá como prueba de lealtad a sus nuevos amigos. ¡Zas!