La que dejó en Chiapas “varias cejas levantadas”, nos platican, fue la diputada federal Patricia Armendáriz Guerra (Morena), pues en sus redes sociales infirió presuntos nexos del padre Marcelo Pérez, asesinado el domingo pasado en San Cristóbal de las Casas, con el crimen organizado. Nos señalan que doña Patricia afirmó: “El sacerdote asesinado, a decir de muchos, tenía bienes que no vienen de la limosna. Menos de una comunidad tan pobre”, lo que desató una ola de críticas que la acusaron de revictimizar al párroco, por lo que mejor borró su publicación y en un nuevo mensaje se disculpó con los familiares y con la Iglesia por sus comentarios que, según ella, sólo trataban “de arrojar luz sobre algo tan ignominioso”. ¡Mejor no deslumbre!
Presidencia para el olvido
Desde Veracruz nos cuentan que se va “con más pena que gloria” el presidente del Congreso local por dos periodos seguidos, el morenista Juan Javier Gómez Cazarín, pues carga con el mayor número de pifias legislativas que le valieron innumerables sentencias en contra de la SCJN. Nos detallan que sus detractores aseguran que don Javier estuvo siempre al amparo del gobernador Cuitláhuac García Jiménez (Morena), por lo que “hizo y deshizo a su antojo” junto a su amigo, el secretario general del legislativo, el expanista Domingo Bahena Corbalá, e incluso lo acusan de haber emprendido “campañas de desprestigio” contra sus propios compañeros de partido. ¡Zas!
Cuestiones de género a la ligera
Donde se abrió la polémica, nos comentan, es en el ayuntamiento de Guanajuato, pues el regidor morenista Julio César García Sánchez (Morena) fue nombrado presidente de la Comisión de Igualdad de Género, a pesar de tener el antecedente de violencia familiar contra su exnovia y por el que fue sentenciado a un año ocho meses de prisión. El escándalo es tal, nos indican, que hasta la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo (PAN) llamó a revisar la situación, aunque la alcaldesa Samantha Smith Gutiérrez (PAN) respaldó el nombramiento y tomó con ironía el mensaje de doña Libia con un “entendido y anotado”. ¡Qué tal!