Desde Sinaloa, nos cuentan que el gobernador Rubén Rocha Moya (Morena) está que “se va de espaldas” por haber nombrado a Jhenny Judith Bernal Arellano primera titular del recién creado Instituto para la Protección de Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas. Nos explican que el malestar de don Rubén es porque doña Jhenny se queja amargamente de la falta de recursos, pero busca formar un “equipo premier” con muy atractivos salarios y un gran número de nombramientos, lo cual incrementará la nómina en tiempos de austeridad, aunque, nos dicen, lo que le duele a don Rubén es que él fue uno de los promotores del órgano autónomo y doña Jhenny y ahora no sabe cómo detener esta “burocracia dorada”. ¡Ouch!
Entre rezos y milagros
El que demostró que “al menos fe sí tiene” en Guanajuato, nos cuentan, es el alcalde de la capital, Alejandro Navarro Saldaña (PAN). Nos relatan que hace unos días se celebró una misa para agradecer a bomberos, voluntarios y personal del Protección Civil que colaboraron para apagar el incendio del basurero municipal que afectó a la ciudad colonial y, durante el acto, don Alejandro se puso de rodillas con la cabeza inclinada, la mirada fijada al piso y las palmas de las manos unidas por varios minutos, mientras los asistentes escuchaban el mensaje del sacerdote, lo que generó que sus detractores hicieran conjeturas sobre si la imploración del edil era para pedir “un milagrito” y que se le conceda en 2024 ese escaño que tanto busca. ¡Qué rudos!
Góber poblano “rompe la red”
Desde Puebla, nos platican que el que anda que no se la cree es el gobernador Sergio Salomón (Morena). Resulta que el pasado 5 de mayo, luego de la conmemoración de la Batalla de Puebla, don Sergio se convirtió en tendencia local en Twitter tras el anuncio de una inversión por más de 4 mil millones de pesos en obra pública que se hará en la entidad, y este lunes repitió la hazaña en la misma red social al expresar su postura en contra del fallo de la Suprema Corte que da marcha atrás al llamado plan B de la reforma electoral. ¿Qué tal el góber?