Desde Jalisco, nos cuentan que el alcalde de Zapopan, Juan José Frangie Saade (MC), aprovechó las festividades navideñas para iniciar la construcción del “centro de educación ambiental”, pero dentro del área natural protegida del Bosque El Nixticuil. Nos explican que el comité de vecinos que desde hace dos décadas defienden este espacio natural amenazado por la urbe, señala que la construcción echada a andar por el ayuntamiento obstruye el único corredor que queda para conectar el bosque con la parte baja de la cuenca, por lo que algunos ironizan que ahora sí, como decía el eslogan de campaña de don Juan José, esta agresión al bosque está “a otro nivel”. ¡Zas!
Mal balance en seguridad de Sinaloa
“A toro pasado”, nos comentan que “con más pena que gloria” se fue el general en retiro Gerardo Mérida Sánchez de la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, pues varios señalan que nunca fue el indicado para el cargo, no sólo por los resultados, sino por los problemas que tuvo en comunicación. Nos recuerdan que en una ocasión a las lideresas del PRI y PAN que criticaron su capacidad, don Gerardo les mandó decir que “primero deben verse la cola”, lo que indignó a colectivas feministas, pero la gota que llenó el vaso fue cuando trató de ocultar los datos sobre un ataque del crimen organizado con un dron e, incluso, contradijo al gobernador Rubén Rocha Moya (Morena), quien abrió la puerta para su salida. ¡Ciao!
Diputado muy dadivoso
El que “anda en todo, menos en misa” en Morelos, nos comentan es el diputado federal, Agustín Alonso Gutiérrez (Morena), cuya familia mantiene el poder político en Yautepec desde hace 15 años. Nos indican que don Agustín gusta de “asesorar” a sus cinco excompañeros en el Congreso local, en varias decisiones, como en el Presupuesto 2025, e intercambian opiniones sobre la permanencia del fiscal Uriel Carmona Gándara, a quien debe el favor de modificar el tipo de delito a favor de uno de sus sobrinos, detenido por homicidio calificado, pero también don Agustín se ha vuelto empresario de bailes y torneos de fútbol, con cuyas ganancias regala gasolina y comida a los habitantes. ¿Será buena voluntad?