Desde Nuevo León, nos platican que al abanderado a la alcaldía de Apodaca del PRI-PAN-PRD, César Garza Arredondo, le movieron el piso, pues el Tribunal Estatal electoral revocó su candidatura, al considerar que no pudo acreditar su residencia durante el último año. Nos detallan que el joven César es hijo del actual alcalde, César Garza Villarreal (PRI), pero por andar de presumido lo bajaron, ya que sus detractores se valieron de las publicaciones en redes sociales de los estudios que hizo en Inglaterra, por lo que ahora presentó un recurso de impugnación y el caso podría llegar hasta la Sala Superior del TEPJF, pero mientras, “gracias por participar”. ¡Zas!
Más vale prevenir a que lo acusen
Al que “le cayó la venganza de Moctezuma” en Sinaloa, nos cuentan, fue al candidato de Morena para la alcaldía de El Fuerte, Gildardo Leyva Ortega (quien busca la reelección), y a una veintena de sus colaboradores, pues hasta fueron a parar al hospital por intoxicación al consumir un salpicón de res que estaba en mal estado. Nos relatan que varios de sus simpatizantes especularon que se trató de una acción “con alevosía y ventaja”, por lo que antes de que crecieran los rumores y que lo empezaran a acusar, uno de los más fuertes rivales, Vicente Pico Orduño, candidato del PVEM envió un afectuoso mensaje de solidaridad a don Gildardo y anduvo muy cortés, “no vaya a ser…”.
¿Fiscal estatal sólo de 9 a 6?
El que se metió “autogol”, nos comparten, fue el fiscal de Morelos, Uriel Carmona Gándara, pues “sacó a colación” aquella ocasión, cuando en un acto público de la Barra de Abogados del Estado en 2023, se pronunció a favor de la entonces precandidata de Morena, Lucía Meza Guzmán (ahora abanderada del PRI, PAN y PRD) y aseguró que lo había hecho a título personal. Nos indican que ahora don Uriel reiteró que lo había hecho como “ciudadano” y agregó que en ese entonces no existía el proceso electoral, por lo que más de un abogado le pregunta ¿en qué horario deja de ser fiscal y se vuelve un ciudadano sin investidura ministerial? Y si no sería más sencillo admitir que se equivocó y ya. ¡Zas!