El que anda “con el Jesús en la boca” en Zacatecas, nos cuentan, es el fiscal estatal Francisco Murillo Ruiseco, luego de que un grupo de trabajadores —principalmente forenses— se manifestó para exigir un aumento salarial por la carga de trabajo que se ha incrementado a causa de la violencia y pidió su renuncia si no hay solución. Nos indican que la exigencia llegó a las canchas del gobernador David Monreal Ávila (Morena) y de los diputados, ya que don Francisco argumenta que desde hace años no le han autorizado ni un peso más de presupuesto, por lo que varios le piden a don David que sea congruente y muestre que hay “piso parejo”, pues hace poco anunció “con bombo y platillo” el aumento salarial a 12 mil pesos para todos los policías municipales, y si los alcaldes no tenían lana, su gobierno ponía la mitad. ¿Qué dirá don David?
¿Góber Salomón “pagará el pato”?
Donde se aplica el “no me ayudes, compadre”, nos platican, fue en el gobierno de Puebla, pues por unos funcionarios que no solucionaron un conflicto laboral será el gobernador Sergio Salomón Céspedes (Morena) quien “pague el pato”. Nos relatan que un empleado gubernamental de la tercera edad presuntamente fue despedido injustificadamente, demandó, ganó el juicio y fue reinstalado, pero lleva dos años sin que le paguen salarios caídos ni su salario normal, por lo que ante el incumplimiento y desacato del laudo laboral se inició un procedimiento de multa “nada más y nada menos” que contra don Sergio por ser el superior jerárquico, por lo que varios se preguntan, como Juan Gabriel, “pero qué necesidad”.
El vecino incómodo
En Nuevo León, nos comparten que el líder fundador del Frente Nacional AntiAMLO (FRENA), Gilberto de Jesús Lozano González, recibió “una chamuscada” de sus vecinos en una zona exclusiva al sur de Monterrey, pues en la vía pública, cerca del acceso, colocaron una enorme manta con su fotografía en la que le exigen pagar más de 300 mil pesos que debe por cuotas de mantenimiento desde hace más de cuatro años. Nos refieren que el pleito casero se fue a tribunales, don Gilberto perdió y fue condenado por un juez a pagar las cuotas pendientes, pero además deberá cubrir un interés moratorio y, por si fuera poco, cubrir los gastos judiciales. Aunque todavía puede impugnar, como dicen, “palo dado, ni Dios lo quita”. ¡Ouch!