Cada vez que el Presidente de la República es cuestionado sobre las exigencias de millones de mujeres que demandan justicia e igualdad, devela su desconocimiento sobre la lucha histórica de millones de mexicanas. Demuestra su falta de empatía con aquellas mujeres que exigen sus derechos.
Para el titular del Ejecutivo Federal, el movimiento feminista está infiltrado de opositores, de conservadores, sin darse cuenta que esto no tiene colores partidistas o ideologías políticas. Las mujeres que salieron este 8 de marzo y matizaron de morado las calles, exigen que las autoridades atiendan la violencia de género que se vive todos los días en nuestro país.
Hay un riesgo latente para las mujeres de salir de sus casas y no volver por ser asesinadas de forma violenta. Hay mujeres que tienen miedo de quedarse en su casa porque viven con sus agresores y el sistema de justicia las deja en estado de indefensión. Las cifras hablan por sí mismas, en esta administración, asesinan más de 10 mujeres al día. Se denuncian más de 600 casos de violencia intrafamiliar. Esta administración, tiene lamentablemente más de 4 mil 200 mujeres desaparecidas.
Ante organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el acceso a la justicia para mujeres víctimas de violencia es casi nulo, ya que las instituciones no consideran prioritarios los casos de violencia, descalifican a las víctimas, no realizan las investigaciones suficientes y dan poca credibilidad a las aseveraciones de las víctimas.
Lastimosamente, el Presidente López Obrador no ha tenido la sensibilidad de ver, ni oír, el clamor de millones de mujeres que buscan a sus madres, a sus hijas, a sus hermanas, a sus amigas. La indiferencia desde la Presidencia describe a un gobierno con alta dosis de misoginia. Basta recordar las declaraciones que se han dado desde las conferencias mañaneras: desestimó las llamadas de emergencia al 911 por violencia doméstica, recomendó que las mujeres se queden de cuidadoras, defiende a su candidato en Guerrero a pesar de las denuncias de abuso sexual.
El Presidente de la República no entiende, ni quiere entender los temas de género. No se ha podido asumir como feminista, no ha establecido políticas públicas que protejan a las mujeres contra la violencia. Se ha encerrado en Palacio Nacional este 8 de marzo para no escuchar las demandas de las mujeres. Ha descalificado al movimiento feminista llamándolas “provocadoras”. Ha etiquetado de conservadoras a quienes salieron a las calles a defender sus libertades fundamentales. Ha estigmatizado las marchas y a quienes exigen justicia.
Sin duda, las mujeres han demostrado este 8 de marzo, que son una oposición real a las pésimas decisiones que se han tomado desde el Ejecutivo Federal. Demostraron que juntas hacen valer su voz ante el huésped de Palacio Nacional. Esta semana quedará marcada para la historia, el sello tiene una M de Mujer. Un reconocimiento a las mujeres, bien por ellas y bien por México.