Este 18 de enero culminó el plazo de las precampañas presidenciales y como decía Jesús Reyes Heroles “la forma es fondo”, ya que se vivieron sendas diferencias este último día.

Por un lado, el jueves vimos a la precandidata de la esperanza, Xóchitl Gálvez, cercana a la gente, recorriendo las calles del país, rodeada del cariño de los guanajuatenses. Mientras que la precandidata del régimen tuvo un evento lejano al sentir ciudadano.

Si bien ambas tuvieron cierres multitudinarios, las diferencias son muchas. El domingo, en la Arena Ciudad de México ante más de 20 mil personas, vimos a una Xóchitl Gálvez fuerte, echada para adelante, con una visión clara de lo que necesita el pueblo de México. Vi —como tenía muchos años de no ver—a las personas llorando de felicidad porque estaban enfrente de quien será la próxima presidenta, alguien que sí le dará resultados a nuestro país. Claramente vimos a una mujer de Estado, que sabe cómo resolver los problemas. Entre porras y gritos de “¡Presidenta!”, los corazones de los mexicanos se unieron.

En cambio, este jueves en el Monumento a la Revolución el acarreo, los lunch, las amenazas a los trabajadores y los excesos del régimen morenista, se hicieron presentes para llenarle el evento a la señora Sheinbaum. Una vez más, utilizaron ilegalmente el aparato gubernamental para fines electorales.

Xóchitl Gálvez recorrió los municipios y caminó de la mano de la gente para escuchar, de primera voz, las exigencias y problemas a los que se enfrenta la sociedad mexicana. Por su parte, la señora Sheinbaum sólo asistía a eventos a modo, cómodos, donde nada se pudiera salir de control.

México vive una crisis dolorosa y profunda que está destruyendo su alma, donde se están perdiendo el valor de la vida, de la verdad y de la libertad. Reconocer el problema y actuar en consecuencia debe ser la tarea de los gobiernos, y eso Xóchitl Gálvez lo sabe. Lamentablemente, para la señora Sheinbaum no hay autocrítica, ni denuncia la insensibilidad del régimen, ni fija una postura ante la brutal inseguridad, es más, se queda callada porque el proyecto que representa es el que abraza a los delincuentes.

Xóchitl invita al intercambio de opiniones y no le rehúye a los cuestionamientos sociales. Pide que la señora Sheinbaum se deje de esconder detrás de sus voceros, de su partido y de la Presidencia de la República, sin embargo, la precandidata de Morena evita el debate. Es claro que no quiere contrastar ideas porque no quiere hablar de la corrupción de los hijos de López Obrador, de la caída del tren interurbano, de las masacres y de todos los errores que este gobierno ha tenido.

Durante estas 9 semanas de precampañas hubo sendas diferencias y estará en las manos del electorado, elegir cuál camino quieren y esperan para México.

El pilón:

Tan desesperado está el presidente López Obrador porque se ha hecho pública la corrupción de su familia y de su gobierno, que ahora amenaza con desaparecer a los organismos constitucionales autónomos.

Quiere destruir al INE porque quiere hacer trampa en las elecciones.

Quiere deshacerse del Inai porque no quiere que se sepa más sobre sus corruptelas.

Quiere eliminar al Inegi porque quiere ocultar la realidad que se vive en el país.

Quiere demoler a la FGR para no incomodar al crimen organizado y no haya justicia en este país.

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