La economía mexicana se ha comportado mucho mejor de lo esperado por los analistas económicos, que a principios de año se mostraron recelosos de las estimaciones de las autoridades hacendarias que en los CGPE para 2023 esperaban que la economía creciera en 2023 en 3% anual, y ciertamente así será.
En los primeros tres trimestres del año la actividad económica se ha venido expandiendo con ritmos sólidos de crecimiento superiores al 3%. En particular en el tercer trimestre el PIB creció 3.3% en términos reales impulsado por los servicios seguido de las actividades industriales. En una estimación del Modelo Macroeconómico Tlacaélel, nuestra expectativa apunta a un mayor fortalecimiento para el cuarto trimestre pudiendo alcanzar 3.5% de variación anual, lo que llevaría a una expansión en 2023 de 3.4%. Destaca de igual forma la dinámica del crecimiento trimestral la cual se ha mostrado creciente en los primeros tres trimestres, lo que fortalece la perspectiva de un muy buen cierre del año.
Ahora bien, lo que explica el comportamiento robusto de la economía nacional descansa en los componentes del producto. Por el lado de la demanda agregada, el consumo ha mostrado resiliencia y el gasto de inversión se ha expandido gracias al impulso del sector construcción. En lo referente a la demanda externa, las exportaciones mexicanas se han incrementado principalmente hacia los Estados Unidos gracias a la mejoría de la economía de nuestro socio que en el primer semestre de 2023 creció 2.2% anual.
Las expectativas para 2024 se han fortalecido con los buenos resultados de 2023. A nuestro parecer la economía mexicana tiene posibilidades de crecer nuevamente a tasas del 3.0% durante el próximo año e incluso llegar a los niveles del PIB potencial que se ubica entre 3.5% y 4.0% sostenido, pero para ello es necesario que las condiciones sean propicias lo que pensamos que así es.
Desde principios del año se percibió que la recesión de EU no se iba a presentar como se advertía, de hecho, han mejorado las expectativas en este sentido, nuestro principal socio comercial se está fortaleciendo si bien a un ritmo todavía lento. Lo anterior se manifiesta como señalamos en el incremento de demanda externa, a lo que habría que agregar el fenómeno de la relocalización.
El otro impacto de la mejoría en Estados Unidos se refleja en el envío de remesas; para 2023 estimamos que este ingreso supere 62 mil millones de dólares y que los flujos continúen creciendo en 2024.
La construcción ha sido uno de los principales impulsos de la actividad industrial; al mes de agosto la inversión nacional creció 31.5% anual y la construcción lo hizo en 47.5%. La inversión privada o pública, nacional o extranjera bien aprovechada tiene efectos positivos a través de las cadenas de valor y de proveeduría.
La recuperación del turismo tanto nacional como extranjero es otro factor relevante, que crea condiciones favorables en la expansión del crecimiento nacional. Estimamos que los ingresos por turismo internacional superen los 33 mil millones de dólares en 2024.
De igual forma se puede estimular más la inversión extranjera con programas de atracción en sectores con mayores potencialidades, incluyendo el sector energético especialmente el de las fuentes limpias y sustentables, para lo cual se requiere altura de miras y visión de país.
Las condiciones son propicias, si bien no podemos ignorar que los factores geopolíticos pueden jugar un papel relevante sobre todo si escalan a otros niveles y afectan los movimientos de insumos y energéticos, las cadenas productivas y desestabilizar y complicar los planes en marcha. Política y economía no pueden estar disociadas, por lo que es importante estar atentos y preparados, no vemos “cisnes negros” que puedan ser disruptivos, por lo que las buenas oportunidades prevalecen, no las dejemos pasar.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.