El país se encuentra ante un escenario de alta volatilidad que ha generado ganadores y perdedores, donde los bancos han encontrado cómo seguir generando ganancias en tanto que las empresas y los consumidores continúan pagando más para poder vivir con lo mismo.
En los primeros seis meses del año, las instituciones financieras han generado 138 mil 615 millones de pesos de ganancias netas, lo cual significa un crecimiento del 25.4% respecto del mismo periodo del 2022. Los bancos que han obtenido las mayores ganancias son BBVA con 45 mil 794 millones de pesos (mdp) lo que representa una participación del 33.04% del total de las ganancias bancarias, en segundo lugar, se encuentra Banorte con 20 mil 673 mdp (14.91%) y Santander con ganancias de 15 mil 600 mdp (11.25%).
Es de notar la importancia de los incrementos en la tasa de referencia por parte del Banco de México (Banxico), la cual en su última junta de Consejo la mantienen por tercera vez en un nivel de 11.25% anual, lo que genera tasas de interés activas muy superiores a este dato; mientras que las tasas por depósitos a la vista o instrumentos de inversión son mucho menores. Ello permite a los bancos mantener una amplia diferencia entre las tasas activas y pasivas (spread) maximizando utilidades.
Una de las intenciones detrás de mantener tasas de interés altas es el desincentivar el uso de crédito a partir del aumento del costo financiero, lo que supondría desacelerar la economía y con ello controlar la inflación; no obstante, esto no ha sucedido. De acuerdo con los datos de la Encuesta sobre Condiciones Generales y/o Estándares en el Mercado de Crédito Bancario (EnBan) correspondiente del trimestre de abril a junio del año 2023, los bancos señalaron un aumento de la demanda de créditos particularmente en los segmentos de empresas grandes no financieras, Pymes no financieras, tarjetas de crédito y crédito automotriz.
Abona al buen rendimiento del sistema financiero la buena gestión respecto de la morosidad de la cartera. Los datos del Índice de Morosidad (IMOR) del total de la cartera de crédito de los bancos se mantiene en niveles aceptables, estando cerca de 2.0%, lo cual significa confianza de los consumidores.
Al sumar el efecto de altas tasas de interés con elevados spreads del sector financiero, se generan riesgos latentes de impago, pero lo más relevante es que pauperizan las condiciones económicas de las familias y las empresas se deterioran, como consecuencia por asumir compromisos que pueden resultar costosos.
Con objeto de impulsar decisiones más informadas se requiere de fomentar programas de educación financiera en las empresas y en la población en general; por su parte, la autoridad reguladora debe mantener la vigilancia y la acción evitando abusos y promoviendo el sano desarrollo del sector financiero y de sus usuarios.
Creemos que la efectividad de una elevada tasa de interés como elemento que controle la inflación puede estar llegando a su límite e insistimos que es un período de reflexión para evaluar alternativas, en este sentido acompañamos la decisión de ya no continuar con los incrementos.
En general, las medidas de una educación financiera y la reducción prudente de las tasas de interés pueden servir como catalizador para una economía más saludable, lo cual se debe acompañar con medidas regulatorias pertinentes y políticas fiscales bien coordinadas con todo el ecosistema productivo nacional.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.