En torno al recientemente conmemorado día internacional de la mujer, es propicio analizar su contribución a la economía mexicana. La participación laboral de las mujeres en México ronda 46%, cifra que está ocho puntos porcentuales por debajo del promedio mundial, de acuerdo con el Banco Mundial, y ocupa el lugar 29 de 33 países de Latinoamérica reportados. Evidentemente, hay una gran oportunidad para el crecimiento económico de continuar incorporando a las mujeres a la economía, pero esto involucra varios matices que desarrollaremos a continuación.
Al considerar la situación laboral de la mujer, es importante mencionar que, si bien sólo 46% de las mujeres son económicamente activas —gran diferencia con los hombres, que alcanzan 76%—, las tasas de desempleo son idénticas para ambos géneros, con 2.7%. Lo anterior indica que el problema no radica en el acceso al empleo remunerado, que en promedio ha cerrado la brecha salarial; por ejemplo, en el cuarto trimestre de 2023, los salarios promedio nacionales fueron de 11 mil 340 pesos para la mujer y 12 mil 899 pesos para el hombre, es decir una brecha de 13%.
Una razón de la alta disparidad de tasas de participación laboral podría encontrarse en el trabajo no remunerado. De los 53.3 millones de mujeres en edad de trabajar, 28.5 no son económicamente activas, siendo que un 69% (17.2 millones) se dedican exclusivamente a tareas del hogar, es decir trabajo no remunerado. Lo cual contrasta con el total de 0.9 millones de hombres que se dedican en exclusiva a lo mismo.
De acuerdo con el Inegi, si el trabajo no remunerado fuera una industria, esta tendría un valor equivalente a 24% del PIB. Según las encuestas de ocupación las mujeres en promedio reportan dedicar 66% de su tiempo al trabajo no remunerado y 33% al trabajo remunerado; ello significa que al menos una porción considerable de las mujeres económicamente activas destina horas de su día al trabajo no remunerado a la par de su empleo. En este contexto, la ONU reporta que globalmente 91% de las mujeres con empleo realizan trabajo no remunerado y los hombres 59%.
Actualmente, 54% de los estudiantes universitarios en México son mujeres. Respecto a la población egresada de licenciatura, 53% son mujeres y con una maestría alcanzan 57%. Contamos en el papel con un enorme capital humano que reside en las mujeres, empero según las cifras de participación, está preocupantemente desaprovechado.
Al contemplar la creciente importancia de la relocalización, particularmente en lo que respecta a la demanda laboral capacitada, puede ser vital el desarrollo de la fuerza laboral femenina. Enfocándose en las carreras STEM, altamente demandadas y que tienen la menor brecha salarial, han tenido un crecimiento en la matrícula de mujeres de 43% desde 2012 a 2022, lo que significa que 33% de las estudiantes STEM son mujeres.
La Unesco proyecta que para 2030 se generarían en México unos 400 mil empleos nuevos anuales que requieren una carrera STEM, lo que implica la necesidad de duplicar la oferta actual de egresados STEM.
La fuerza laboral que tiene el país se fortalecería enormemente al aumentar la participación femenina, la cual en el caso de alcanzar niveles similares de ocupación a la del hombre podría implicar un aumento de 15 millones de mujeres trabajando, de los cuales al menos medio millón habrá cursado una carrera STEM de acuerdo con las tendencias actuales.
Para alcanzar esto se requiere de programas gubernamentales que permitan que las mujeres se liberen de tareas del hogar, como por ejemplo programas de guarderías, ya que la maternidad es un gran factor por el que las mujeres dejan el trabajo, lo que le sucede al 36% de las mujeres trabajadoras con carrera STEM.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.