México es un país con destacado potencial de desarrollo tecnológico, gracias a una gran población joven y capacitada en temas de ciencias; sin embargo, contrasta su posición internacional cuando se trata de avances tecnológicos. El país muestra una vez más dificultades para insertarse en la carrera de la innovación, situación que parece una constante en su historia, siendo siempre seguidor o mejor dicho perseguidor de tendencias e innovaciones tecnológicas, le cuesta trabajo seguir el ritmo ante los cambios innovadores y vertiginosos que se presentan como una constante mundial.
Actualmente México ocupa la posición 54 del Ranking Mundial de Competencia Digital (IMD), 61 en el Índice de Preparación para las Tecnologías de Frontera (UNCTAD) y 58 en el Índice Global de Innovación (OMPI). En cada informe desde 2019 a 2023 ha mostrado una caída de cinco, cuatro y dos posiciones en cada ranking respectivamente. Estos resultados nos advierten de una limitada capacidad y preparación, perpetuando el rol de seguidor a otros países.
En el informe del IMD, destacan dentro de las debilidades de México la falta de habilidades digitales/tecnológicas; de desarrollo y aplicaciones de tecnología, de seguridad cibernética, y de tecnologías de comunicación. Mismos aspectos en los que coinciden los estudios de UNCTAD, donde califica como las facetas más débiles a las habilidades digitales/tecnológicas y a las tecnologías de comunicación. Por su parte, en la zona de las fortalezas se destaca que 25% de la población egresada del nivel universitario tenga estudios en áreas STEM; que se cuente con capacidad para atraer talento internacional, y el alto porcentaje de exportaciones de bienes de alta tecnología que representan 19% del total.
Un indicador que evidencia la baja capacidad de innovación es el registro de patentes, de acuerdo con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), México se posicionó en 2023 en el puesto 37 mundial, en virtud de que ha manifestado una reducción de 9% anual en la generación de patentes comparada con el año previo. Añadido a esto, cuando se mide el número de patentes per cápita, cae hasta el puesto 70, indicando esta limitación, lo que se puede explicar por la baja inversión que se hace en innovación y tecnología, 0.29% del PIB en 2023, un dato bajo comparado con el promedio de la OCDE que es de 2.67%.
Un área de conocimiento actual que está demandando una alta adaptabilidad es la incorporación de las herramientas de Inteligencia Artificial (IA). Según un estudio de IBM en 2023, 34% de las empresas a nivel global han implementado la inteligencia artificial en sus procesos, mientras que las empresas mexicanas señalan 31%, siendo que el promedio en Latinoamérica es de 29%. Asimismo, en el rubro de explorar el uso de la tecnología en el corto plazo, el promedio global es de 42%, frente a 43% en México.
El desempeño francamente mediocre de nuestro país en la preparación, adaptabilidad y desarrollo de innovación tecnológica impacta de manera negativa en la necesidad de elevar la productividad de los factores. Mantenerse en un constante estado donde no innovamos y simultáneamente nos tardamos en adoptar las innovaciones de otros, provoca pérdida de competitividad internacional y le quita valor a nuestra fuerza laboral y a la plataforma industrial que hemos desarrollado. Lo anterior toma relevancia frente a la oportunidad de materializar inversiones producto del fenómeno de relocalización. Sería lamentable que nos quedáramos al margen del gran impulso que el gobierno de los Estados Unidos le está dando a la proveeduría cercana de semiconductores y circuitos integrados, uno de los más destacados del nearshoring.
La innovación es imprescindible, pues por definición acelera la creación de valor. La falta de cultura innovativa puede ralentizar el crecimiento. Para poder progresar en la faceta de innovación y lograr una mayor capacidad de adaptación tecnológica se requerirá una planeación asertiva de gran visión y un esfuerzo conjunto del ecosistema innovación-tecnología-producción, la ampliación de las habilidades tecnológicas y digitales en la fuerza laboral que se está formando, así como mayores incentivos y recursos financieros dedicados.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.