Esperé unos días, hasta que se publicaran las encuestas que evalúan los dos primeros meses de gobierno de Claudia Sheinbaum, para hacer un primer balance de su presidencia. Vaya, del arranque de su gobierno. Ya aparecieron los sondeos.
Procedo.
Lo primero que resalto es que hay dos Méxicos paralelos. Uno, asentado en la república tuitera, en la confederación de chats de WhatsApp de los amigotes y las tías, y en los programas de análisis de radio y televisión, que desde el mundo virtual la reprueba rotundamente. Sin embargo, eso que opina el círculo rojo, lo que consideramos la mayoría de los periodistas-columnistas, no coincide con el otro país, el que está en las calles, a ras de suelo, en el mundo real ajeno a las redes sociales, el México que sigue mayoritariamente enamorado de su Presidenta.
La encuesta nacional en vivienda de Buendía & Márquez para EL UNIVERSAL expone que siete de cada diez ciudadanas y ciudadanos (74%) aprueban el trabajo que está haciendo Sheinbaum, y sólo un pírrico 12% la desaprueba. Inclusive el sector que menos la aprueba, la gente que tiene estudios de licenciatura, o de mayor nivel académico, le da un altísimo 66% de aprobación. ¿Por qué? Sólo dos de cada diez personas sienten que el país va “por mal camino”, y sólo tres de cada diez (29%) ven el futuro del país con pesimismo y vergüenza (28%). Únicamente dos de cada diez creen que ella no tiene las riendas del país y que las cosas “se le están saliendo de control”.
Cuando se le pregunta a la gente qué es lo peor que ha hecho la mandataria, no hay nada que provoque coincidencias relevantes. Sólo el 21% opina que ha hecho algo negativo, y ahí no está enlistada, específicamente, la polémica y carnavalesca reforma al Poder Judicial, ni tampoco el exterminio de los organismos autónomos que tanto nos indignó a los columnistas y a los expertos en cada área afectada, como fue el lamentable caso del INAI. Sólo un 3% se queja de sus “reformas” o “leyes” aprobadas.
¿Por qué tanto apoyo? Es el enamoramiento político, la luna de miel postelectoral que no termina: la mayoría ve a la Presidenta como una líder casi perfecta, ya que, para los encuestados, tiene rectitud (81% piensa que es honesta), empatía (79% considera que entiende los problemas de la gente), preparación (84%), carácter (79%) y, muy importante, autonomía: sólo el 27% piensa que “hace todo lo que el expresidente López Obrador le dice”.
No es poca cosa esa imagen de fortaleza, porque muchos comentócratas, varios de ellos con un claro tufo machista y misógino, esparcieron una y otra vez la especie, sin sustento, de que las decisiones del actual gobierno se tomaban desde La Chingada, el rancho de Andrés Manuel, por ejemplo, en el caso del relevo (que no fue tal) en la CNDH.
Vaya, inclusive todo lo que ha dicho Sheinbaum desde que gobierna le parece muy bien a la mayoría: “En su opinión, ¿los comentarios y declaraciones que por lo general hace ayudan a unir a todos los mexicanos o sirven para dividirlos?”, preguntaron los encuestadores, y sólo el 17% respondió que sus dichos “dividen”, tal como sucedía con su antecesor cada mañanera. Tremendo dato: siete de cada diez (75%) la ven como una líder que unifica.
¿Dónde, en concreto, parece estar empezando a haber un cambio real, al menos en la percepción de la gente? En seguridad, en el trabajo que encabeza Omar García Harfuch: el 39% piensa que en ese tema estamos “mejor”, contra 38% que cree que estamos “peor”, según la encuesta de Consulta Mitofsky. Ciertamente el 21% percibe que el problema sigue “igual”, pero la gente quizá siente que lo de los abrazos en lugar de balazos quedó atrás.
Nada mal el balance para la Presidenta entre la mayoría de la gente, aunque en el círculo rojo le hayamos hecho duras críticas por haber retomado las obsesiones de AMLO contra la transparencia, y por haber encauzado sus disparates contra el Poder Judicial. Ambas pifias ahora son de ella, aunque por el momento no le hagan mella.
Sin embargo, no debería marearse la Presidenta, porque la mitad del país ve el futuro con preocupación (48%), cuatro de cada diez (43%) con miedo, y el mismo número con tristeza (38%).
Veremos, cuando cumpla seis meses, cómo se perfila realmente su gobierno…
BAJO FONDO
“Sin escrúpulos”, se podría llamar el documental sobre la personaja coincidente y sustancial que desde hace dos años deambula por oscuros pasillos judiciales.
Twitter: @jpbecerraacosta