El video tiene un minuto y siete segundos. Delante de árboles y plantas, una mujer madura vestida de blanco yergue una fotografía de un joven con camiseta roja que está en sus años veinte. Ella, en medio del trinar de aves, dice:

-Mi nombre es Rosario Lilián Rodríguez Barraza. Mi hijo está desaparecido. Se llama Fernando Abixahy Ramírez Rodríguez. Desapareció el 16 de octubre del 2019, en La Cruz de Lota, por la Avenida Sur 16 y 5 de Febrero. Desde entonces no sé de su paradero. Lo he buscado de día y de noche y pues nada más nada. Lo único que sé es que se lo llevaron unos hombres armados, en un carro blanco. Vine y puse denuncia en Fiscalía Mazatlán y pues nomás nada. Traje videos, traje testigos, y pues hasta la fecha no me han resuelto nada.

La mujer respira y toma una fugaz pausa, como si buscara fuerza y valentía. Luego retoma la narración:

“Quien se llevó a mi hijo está detenido en San Luis Río Colorado (duda un instante, y después asiente)… Sí, San Luis Río Colorado (Sonora), y pues Fiscalía aquí Mazatlán me dice que no se puede hacer nada porque son diferentes estados y pues yo espero una respuesta. Yo busco a mi hijo, yo no busco culpables. Y pues… es todo”.

Un minuto con siete segundos de devastación maternal.

¿Se imagina que usted fuera ella y que un hijo suyo fuera el desaparecido?

Rosario Lilián es una madre rastreadora de Corazones sin Justicia, un colectivo de Sinaloa. De acuerdo al portal A dónde van los desaparecidos (https://adondevanlosdesaparecidos.org/2022/08/31/rosario-lilian-dejo-en-este-video-su-unico-deseo/), el video fue grabado hace un par de semanas.

Solo pasaron unos días de la denuncia pública y la levantaron. Y el miércoles pasado, el 31 de agosto, esta madre buscadora de su hijo desaparecido fue asesinada en La Cruz de Elota, el pueblo al sur de Sinaloa que mencionó en su grabación.

Regresemos. Los periodistas sinaloenses Scarlett Nordahl y Marcos Vizcarra narran que la mujer fue subida a la fuerza a una camioneta el martes pasado, el 30 de agosto.

Lo de todos los días: un levantón más en Sinaloa.

Pero, ¿sabe usted qué día era ese?

El Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Tengo el estómago reporteril muy curtido de tantas atrocidades narradas, pero, ¿no es un poco demasiado tanta canallada?

Una madre mutilada de su hijo desaparecido lo busca, y justo el día que se recuerda a él y a las demás víctimas de desapariciones forzadas, la desaparecen.

En la mismísima jornada que debería servir para tomar conciencia de que en México había 105 mil 143 desaparecidos hasta ese día, según datos del gobierno federal; justo ese día que se recordaba la tragedia masiva de las desapariciones, van y levantan y desaparecen a Rosario Lilián, a la mamá buscadora de su hijo desaparecido.

¿Quiénes son esas personas desalmadas que causan tanto daño?

Rosario Lilián fue una desaparecida más entre los 5 mil 646 casos de desaparecidos que había en Sinaloa hasta ese día.

Pero la infamia no se detiene: tres días después, hasta la tarde de este viernes, ya hay 105 mil 290 desaparecidos en México. Es decir, 147 más que el martes. Son 49 por día, en promedio, durante ese breve lapso. Dos por hora. Hubo un desaparecido cada media hora en este país en los últimos tres días.

Dejemos las espantosas cifras, no nos deshumanicemos y regresemos de nuevo a Rosario Lilián. Según cuentan los reporteros, a las 21:10 horas de ese día, cuando salía de una misa especial que ella misma pidió que fuera dedicada a su hijo Fernando, el desaparecido, se la llevaron.

¿En qué estado emocional habrá salido de la misa?

No les importó nada. Nada.

Ella iba hacia su casa, y a la altura del Cine México de La Cruz de Elota, llegó una camioneta Suburban blanca con sicarios armados y se la llevaron.

Con el sello de la casa, el del narco, después apareció asesinada.

Como teclearon los reporteros, fue un crimen anunciado tiempo atrás. Rosario Lilián había sufrido una serie de amenazas y ataques contra ella y su familia por buscar a su hijo en La Cruz de Elota, ese pueblo ubicado 100 kilómetros al norte de Mazatlán que yace silenciado por el crimen:

“Una integrante de un colectivo de búsqueda en Mazatlán, al que Rosario pertenecía, y quien pidió anonimato por temor a represalias, recuerda: “La última vez que salió a búsqueda se le acercó una patrulla de la Policía Municipal con un civil que no era policía para preguntarle: ‘Bueno, señora, ¿usted qué tanto busca?’. Ella le dijo que solo pedía que le dieran a su hijo”, escribieron los reporteros.

No era la primera vez que la intimidaban: ya le habían rociado gasolina a su casa para incendiarla y habían intentado desaparecer a su otro hijo.

¿Y las autoridades municipales, estatales y federales la protegieron?

No. Nadie.

Qué descorazonador que a una devastada madre buscadora de su hijo desaparecido la levanten, la desaparezcan y la ejecuten. Así, impunemente.

Perdón, Rosario Lilián, perdón por este país de machos miserables…

jp.becerra.acosta.m@gmail.com
Twitter: @jpbecerraacosta