Días tenebrosos. Lúgubres. Aciagos. Siniestros.
Me explico. El 13 de mayo se dio a conocer el más reciente informe global del Observatorio de Desplazamiento Interno (The Internal Displacement Monitoring Centre, IDMC). En el caso de México, la violencia criminal provocó 26 mil desplazamientos el año pasado, más del doble de los registrados en 2023, lo que da un total de 390 mil personas desplazadas en el país.
Y esta tragedia humana no se detiene. Mire los casos más recientes documentados por el IDMC:
- Enero 6, 2025. Aproximadamente 150 personas fueron desplazadas debido a la violencia relacionada con la delincuencia en Pantelhó, Chiapas.
- Enero 22. Un total de 13 familias desplazadas en Guadalupe y Calvo, Chihuahua, debido a la violencia relacionada con la delincuencia.
- Enero 26. Más de 50 personas fueron evacuadas debido a la violencia relacionada con la delincuencia el 19 de enero en Coahuayula, municipio de Chinicuila, Michoacán.
- Marzo 18. La violencia relacionada con la delincuencia provocó el desplazamiento de más de 15 familias en Apatzingán, Michoacán.
- Marzo 20. Aproximadamente 30 familias fueron desplazadas debido a la violencia relacionada con la delincuencia el 15 de marzo en Tomo, Imala, Culiacán, Sinaloa.
- Abril 14. La violencia relacionada con la delincuencia provocó el desplazamiento de 33 personas en Choix, Sinaloa.
Y un par de hechos más. Así, cada mes. ¿No es acaso este fenómeno incesante de desplazamiento forzado algo tenebroso desde cualquier punto de vista, ya sea político, económico, social o humanitario? Tenebroso es algo oscuro, cubierto de tinieblas. Algo sombrío, tétrico, negro. ¿O le preguntamos a los casi 400 mil desplazados internos, a todas esas decenas de miles de familias?
El 19 de mayo mi compañero reportero Manuel Espino publicó una nota tremenda aquí, en EL UNIVERSAL. Se trata de un documento de Inteligencia del gobierno mexicano en el que se confirman y detallan las formas de gobernar que tiene el crimen organizado en distintas zonas del país.
Escribió Manuel: “En un análisis de las áreas de seguridad del gobierno federal se advierte que hay “una persistente debilidad institucional en los territorios más violentos” del país, en los que la presencia de las autoridades es “simbólica” o “cooptada”, generando zonas de gobernanza criminal efectiva”.
Sí, gobernanza efectiva de los grupos criminales. Ya lo sabíamos, sí, pero cuando los periodistas lo decíamos desde finales del siglo pasado, en tiempos de la pax narca priista, y luego con la ineficacia panista y el lavado de manos morenista, solían llamarnos alarmistas, mentirosos, y todas las demás linduras que suelen espetar tanto priistas como panistas y morenistas al estar en el poder.
El documento, titulado “Puntos de inflexión de los indicadores, eventos y aseguramientos de las dinámicas de narcotráfico”, al que tuvo acceso Manuel, revela que, a pesar de la narrativa oficial de desarticulación, las organizaciones delictivas han demostrado una capacidad regenerativa y esto representa un desgaste constante para las instituciones de seguridad, que operan con marcos rígidos frente a estructuras criminales adaptables.
“El crimen organizado actúa como un sustituto del Estado, ofreciendo empleo, seguridad y justicia, particularmente en regiones rurales o fronterizas. Esto erosiona la legitimidad institucional y complica cualquier intento de recuperación del tejido social”.
Si el párrafo anterior es duro, el remate que escojo de la nota es tremendo: “El crimen organizado en México no es sólo un fenómeno delictivo: es un actor político y económico que desafía la autoridad del Estado. La estrategia de seguridad 2025-2030 acierta en su mirada integral, pero aún no logra articular una respuesta que transforme las condiciones estructurales que permiten la reproducción del crimen. Sin legitimidad institucional, sin justicia local y sin control territorial efectivo, el Estado seguirá administrando la violencia, no resolviéndola”, subraya.
El Estado, en tantas zonas del país, seguirá administrando la violencia, no resolviéndola. Es decir, un tiempo bajan los delitos aquí por un operativo, pero al rato rebotan cuando se vayan las tropas y el gobernador en turno siga evadiendo su responsabilidad. El Estado, en tantas zonas del país, seguirá administrando la violencia, no resolviéndola. Esto es, que no hay forma eficaz, al menos por ahora, de luchar contra el desmesurado poder económico del crimen organizado, que derrama dinero a diestra y siniestra en las comunidades generando una narco-cultura inquebrantable.
Todo eso es lúgubre, es decir, sombrío, profundamente triste. ¿O no?
Luego vino el martes pasado, con el infame asesinato de Ximena Guzmán Cuevas, asistente de Clara Brugada, y de José Muñoz Vega, que era su otra mano derecha. El doble homicidio fue meticulosamente planeado y fue ejecutado a la perfección. Se trataba de atacar a gente vulnerable, se trataba de decirle a la Jefa de Gobierno de Ciudad de México que cualquier mañana la pueden golpear en lo más cercano e indefenso que tiene si no detiene su combate a los grupos criminales. No fueron los capos contra un jefe policial; no, fueron por las relaciones más entrañables de Brugada, sus nexos más estrechos desde hace muchos años.
¿No es eso aciago? ¿No es algo infausto, infeliz, desgraciado, de mal agüero, como dice el diccionario?
Por si fuera poco, presenciamos un operativo institucional planeado desde Tamaulipas para intentar censurar a un columnista de este diario, a Héctor de Mauleón, y a nuestro periódico completo. Como en las peores épocas del PRI, diría yo, pero tal vez debemos empezar a decir: como en la peor época de la 4T, estos tiempos en los que, además, por si no tuviéramos suficiente, un tribuno delirante somete a un ciudadano a una humillación pública en el mismísimo Senado para que esa persona, un civil… le pida perdón por un grosero exabrupto, como si él fuera un rey chiquito.
Además de inadmisible, ¿no es todo esto siniestro, o sea, avieso y malintencionado?
Días terribles en este espantoso 2025. Y desgraciadamente, parece que falta lo peor.
jp.becerra.acosta.m@gmail.com
Twitter: @jpbecerraacosta