De verdad siempre es lo mismo: que se jodan los más pobres. Que se los lleven las lluvias, los ríos, las inundaciones, los deslizamientos. Que se queden incomunicados cientos de poblaciones. Que se enfermen e infecten sus pobladores a causa de las aguas estancadas y el lodo que cubre todo. A ver qué comen y beben. Que se jodan. Que se queden sin nada cientos de miles de personas. Sin casa, sin sala, sin comedor, sin sillas, sin sillón, sin cama, sin baño, sin refri, sin comida, sin lámparas, sin tele, sin computadora, sin ropa, sin hamacas. Sin dinero. Que se jodan. Que se mueran decenas de personas y cientos de sus animales. Que desaparezcan otras decenas de mujeres y hombres y sus gallinas, sus perros, sus gatos, sus guajolotes, sus vacas, sus cerdos, sus burros, sus mulas, sus caballos, sus bicis, sus motonetas, sus camionetitas, sus tractores, sus herramientas.

Todo.

Los damnificados de cada año son el retrato más nítido de la irresponsabilidad, negligencia y valemadrismo permanente de los miembros del sistema político mexicano.

Que se joda la gente, al fin que sólo sirve para votar. Que pierdan todo cientos de miles de personas, al fin que ahorita les repartimos un poco de ayuda, nos tomamos la foto, les damos cash, no se olviden en las elecciones que fui yo el que lo repartió, ahí van las selfies a las redes sociales con las despensas y los billetes, y seguro amarro la candidatura siguiente. Y en unas semanas, hermano, les damos materiales de construcción para que vuelvan a medio construir sus cantones ahí donde estaban, en el mismo lugar peligroso, y en los siguientes comicios seguro viene otra desgracia, así que en dos años ya tenemos clientes damnificados para las elecciones nuevas.

Todo para el partidazo, carro completo nomás por lucrar. El guinda. Y el azul, y el naranja, y el verde, y antes y siempre, el tricolor. Todos lo hacen igual, siempre lo han hecho así: ahí van corriendo por sus jeans en medio de la desgracia para poner caras compungidas ante las cámaras mientras del baúl de la canallada sacan sus botas impermeables del clóset y sus chinos y sus chalecos para ver quién saca harta y mejor raja política de la desgracia. Saldo hasta ahora de las lluvias más recientes que causaron devastaciones: 70 muertos y 72 personas desaparecidos. ¿Son pocos o son muchos 142 seres? Son pocos muertos, son pocos desaparecidos, dirán los profesionales de la desgracia: alcaldes, gobernadores, funcionarios federales, diputados, senadores. Y si entre esas 142 personas estuvieran sus papás, sus mamás, sus hijos, sus abuelos, sus hermanos, sus primos, sus novias, sus parejas, sus esposas, sus esposos, sus nietos, ¿entonces sí serían una pérdida enorme e irreparable?

¿Sólo así impedirían que sus seres queridos fueran a vivir de nuevo en riesgo permanente justo en el mismo lugar donde estaban y donde se asentaron de forma indebida por la corrupción e ineficacia de las autoridades de los tres niveles de gobierno? A las políticas y los políticos, a la mayoría, les vale madres que haya damnificados y muertos y desaparecidos y pérdidas brutales en el patrimonio de la gente. Los afectados son sus clientelas. Una prueba, la forma en que ignoran los atlas de riesgos. Aunque desde el siglo pasado los han tomado irresponsablemente como ajedrez político, los atlas de riesgo no son un juego de mesa, sino una guía fundamental para concebir desarrollos urbanos adecuados no sólo para las comunidades sino para la naturaleza.

Por ejemplo, en el Atlas de Riesgos 2023 de Veracruz hay un apartado que se llama Susceptibilidad a inundación. ¿Sabe cuánta gente puede ser afectada por inundaciones provocadas por lluvias? La que habita en… ¡3,882 localidades de 132 municipios!, lo que representa el 28.6 % de la población del estado. O sea, casi cada tres de cada diez veracruzanos. No me vengan con cuentos de que sólo es la naturaleza “atípica” e incontrolable. Esa comedia política de muñecos llevo tres décadas oyéndola. Otro apartado: “Susceptibilidad a Deslizamientos”, donde se marcan los lugares con “baja” y hasta “muy alta” riesgo. ¿Cuántos municipios tienen un problema de “alta” y “muy alta” susceptibilidad en alguna parte de su territorio (en al menos 1 km2): ¡141! ¿Sabe usted cuánta gente es susceptible de ser afectada? Hay una población “expuesta” (hasta 2023) de… ¡865,166 habitantes! Esto es, más del 10% de su población.

¿Alguien ha hecho algo para evitar que en esos lugares viva gente bajo riesgo?

No.

Nunca.

Si desde hace décadas esos pobladores, los que tienen un riesgo “muy alto” en sus hogares, fueron llevados regular o irregularmente a esos sitios, hay que darles opciones y moverlos cueste lo que cueste porque no hacerlo es negligencia criminal, omisión criminal, ya que su permanencia ahí es lo que cada año (o de cuando en cuando) provoca tantos muertos y tantas perdidas materiales por una simple razón: siempre habrá deslizamientos, como nunca cesarán las lluvias torrenciales y tampoco desaparecerán los desbordamientos de ríos e inundaciones posteriores.

El asunto es vivir a resguardo, no a expensas de “lo que Dios quiera”, como si ese ente religioso pudiera ocuparse de tales asuntos, de los problemas causados por políticos irresponsables que viven de la tragedia ajena desde el siglo pasado y que no sólo fueron quienes permitieron esos asentamientos, sino que en muchos casos los fomentaron para cooptar políticamente a las poblaciones.

Las desgracias posteriores a las manifestaciones extremas del clima en México tienen una responsable clarísima: la aristocracia política nacional que, gobierne quien gobierne, rara vez emprende obras para mitigar los riesgos y proteger a la ciudadanía de forma integral. Vaya, ni siquiera tienen planes de desarrollo urbano y rural eficientes y realizables. Hay más de 13 mil viviendas afectadas por las lluvias de la semana pasada en cinco entidades: en Hidalgo, 880; en Querétaro, 456; en Puebla, 3 mil 383; en San Luis Potosí, mil; y en Veracruz, lo peor, 7 mil 658, según datos oficiales. Alrededor de 50 mil personas damnificadas nada más en esos hogares.

Gracias, clase política que gobierna en cada municipio, en cada estado, y a nivel federal, por perpetuar los asentamientos humanos donde jamás debieron haberse permitido.

Los muertos y desaparecidos son suyos y de sus antecesores.

Que duerman bien ustedes hoy y siempre.

jp.becerra.acosta.m@gmail.com

Twitter: @jpbecerraacosta

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios