Reviso cuentas criminales en redes sociales, especialmente en TikTok e Instagram, y me queda claro que la guerra contra el crimen organizado ya se perdió ahí. Y se perdió de fea manera. Desgraciadamente, son un éxito los perfiles para reclutar a mujeres y hombres jóvenes (sí, hay mujeres que se enrolan). La policía cibernética detecta y elimina cinco cuentas y brotan diez más en rincones no tan ocultos.

Es, la del ciberespacio, una hidra criminal imbatible.

Los militares piden a las empresas que censuren nombres y siglas y los cibernarcos usan emojis y hashtags incontrolables: por ejemplo, una carita con sombrero y un gallo para hablar del señor de los gallos, es decir, Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, y la etiqueta #4Letras para aludir al CJNG.

Pero lo más preocupante no son las habilidades probadas de las y los community managers del crimen organizado, sino las cientos y cientos de personas que quieren ingresar las filas del crimen organizado en cada uno de esos perfiles delictivos, y que, al sumarlas, forman una masa de miles de jóvenes que cada semana piden información para servir al narco y la santa muerte.

Es durísima esa realidad, descorazonadora en tantos sentidos, pero no debemos voltear hacia el otro lado. A la violencia hay que verla de frente para entenderla y desactivarla. No debemos en ningún momento ignorarla o evadirla porque, si caemos una vez más en estado de negación colectiva, la seguiremos normalizando.

El tejido social roto no se puede remendar si nos negamos a observar las rasgaduras y nos negamos a tejer de nuevo probando nuevas formas de hilar.

Empantanados en la evasión como sociedad, no habrá posibilidad alguna de concluir un análisis profundo y transversal que nos permita diseñar posibles soluciones no sólo para rescatar a esos jóvenes mexicanos, sino para impedir que más adolescentes terminen atrapados en ese inframundo de espejismos, que lamentablemente también es un espacio cotidiano de lo tangible, una opción de vida que ciertamente les da de inmediato mucho dinero a esas chicas y chicos, pero que al final conduce, hay que repetírselos hasta la saciedad, a uno de tres caminos: la cárcel, la muerte o la desaparición. O a los tres, uno tras otro.

El mensaje de seducción criminal es inoculado con gran precisión porque es simple, rotundo, y penetra con gran facilidad en mentes desesperadas por la inmediatez, ávidas de una recompensa súbita en un mundo de carencias lacerantes y desigualdades infames:

“Ven, disfruta la vida hoy, que un día se te acaba y te quedaste miserable y jodido, bato: Atentamente, El Narco”.

Un post en TikTok, en una de esas cuentas criminales (transcribo, sin enmendar, la forma espantosa que tienen de teclear):

“Que esperas pa unirte a las filas de la familia Pide info mijo Ayuda a tu familia, únete a las 4 letras”.

 Otro:

“Somos gente de don mencho Ay jale Alv”.

A este último lo acompaña una canción cuya letra espantosa dice verdades: “Somos sanguinarios/ somos gente de don Mencho /Me gustó la feria/ desde pobre me hice rico”.

Uno de los posteos que me dio pesar es el de una joven muy guapa pero con la mirada apagada, como de esclava, bien bélica ella, cantándole un corrido al líder del CJNG. ¿Cuántos comentarios tiene? Más de mil, muchos de ellos de otros grupos: de la Mayiza (Mayo Zambada), de la pulserizza del Cártel de Sinaloa y hasta del Tren de Aragua.

Uno más, muy triste, es de un jovencito de aspecto humilde pero ya disfrazado con cadenotas, ropa de marca, gorra narca, un chaval que canta que le gusta matar con sus cuernos de chivo, apostar en los palenques y beber un chingo (saca un fajo de billetes de su pantalón), y claro, manejar coches deportivos. Más de 400 comentarios, muchos de ellos burlándose de la pinta narca porque en la bolsa trasera del pantalón trae… un cepillo de dientes; vaya, nada que le sirva en un combate real, salvo que fuera John Wick, pero el asunto trágico es lo aspiracional.

“Busco gente que quiera entrarle a la empresa de las 4 letras. Mayores de edad, hombres y mujeres, buen sueldo, adiestramiento, comida, hospedaje, informes al privado”, dice un post que tienta a través de una canción que tienta con armas de alto poder.

En los comentarios, siempre lo mismo, jóvenes y más jóvenes -de ambos sexos- preguntando por salarios y condiciones de trabajo. Algunos, con ingenuidad, preguntan si al final no los van a matar o desaparecer, y los empleados de los capos canalizan a la chaviza tentándola con al menos ocho mil pesos a la semana, nomás para empezar. $32 mil varos al mes. Que beca ni qué beca.

“se recluta gente parra la empresa 4 letras, inmbox (gente seria, curiosos no) no te pierdas las recompensas en efectivo (847 comentarios, 3,148 likes, 254 compartidos)”.

 -Información

 -Al privado men

 -info

-Al priv bro

-información carnal

-Al privado

 Los más puestos:

 -Traigo 15 compas que quieren

 Los más chicos:

 -Soy heroico en free fire (videojuego) y en pb g (otro videojuego de batallas) mato a todos, puedo entrar?

 Los más amolados:

 -como le ago para entrar

 -yo jalo tengo ami madre y ami papá quiero sacarlos de la pobreza

 -ala orden cansado de la pobresa

 Debajo de este solicitante alguien pregunta: -Seguirá vivo este wey?

 Lo mismo me preguntaba yo.

 Las más temerarias:

 - ¿De casualidad saben si aceptan mujeres?? Aa y piden prepa?

 Los más lúcidos de lo que se les viene encima: -me dan seguro que me encontrará mi familia o ne?

 Lo más desesperados:

 -puede entrar mi primito de 8 años

 Los más peligrosos:

 -reclutan ex kaibil soy de Guatemala

 -soy ex militar

Me interesa. Quiero entrarle. Jalo. Aguascalientes. Monterrey. Arre. Jalisco. CDMX. Tlaxcala. Cuernavaca. Yo mero. Va. Yo quiero. Fierro. Voy. Cámara.

 Un post:

 “Dios bendiga el dia que me contacte con los 4 letras y me empecé a embilletar”.

 Más, a la búsqueda de la traición:

 “reclutamos gente que no tenga miedo, ex trabajadores de las fuerzas armadas y activos”.

 “arriba la empresa que da pa gastar quién se anima a entrarle 4letras”

“Siempre soñaste con comprarte las cosas que nunca tuviste, esta es tu oportunidad se recluta gente con huevos y solo mayor de edad ay cobija para todos y todas”.

“Anímense razita a entrarle ala NG 4 letras Ya saben de atrás del miedo no hay Dinero así que ánimo quien quiera jale hombres y mujeres mandar mensaje”.

Hombre con tatuajes de la santa muerte armada hasta los dientes, hombres con Ferrari, hombres con motos, hombres con trocas y armas largas, hombres con dinero, hombres en aviones, hombres con mujeres. Info. Info. Info. Mordieron el anzuelo. Ahí va la plebada por cientos y miles a perderse para siempre.

En otro post con video, para que la raza vea que esto va en serio, unos vatos salen piloteando un dron. En unos segundos, el operador del control remoto con pantalla deja caer una bomba sobre un lugar de la sierra. Se ve clarito en la pantalla: el proyectil explota al golpear el terreno donde había personas en cuatrimotos. Se entiende que era gente de un cártel enemigo. Ríen los atacantes. “Libres de lacras”, festejan. Más de cien comentarios, la mayoría festejando la agresión. Algunos los denuncian arrobando ahí a la Secretaría de la Defensa Nacional, pero los más se identifican con el acto de guerra. Un chaval ofrece hacerles un corrido si le dan buena lana y esta guerra ya se perdió: la sociedad (en este caso la narco-sociedad), como suele suceder, rebasa al Estado.

Hoy no sé cómo acabar esta columna desesperanzadora, no tengo ni la menor idea de qué podemos hacer para terminar con esta cultura machista del narco que es un moho incontrolable, una plaga que ha carcomido ya buena parte del entramado social de pueblos y barrios en tantos municipios del país.

 ¿Usted sí sabe qué podemos hacer?

 AL FONDO

Hace casi un mes, el domingo 20 de abril, el estimado académico Sergio Aguayo me mandó un informe sobre todo esto que redacté en esta columna. Se lee al principio del documento:

 “El Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México lanza un estudio que revela cómo las redes sociales, particularmente TikTok, están siendo utilizadas por organizaciones criminales para reclutar jóvenes. El Seminario sobre Violencia y Paz, fundado por el académico Sergio Aguayo, presenta los hallazgos preliminares de una investigación que documenta más de un centenar de cuentas activas en TikTok vinculadas con actividades de reclutamiento criminal, propaganda delictiva, venta de armas y trata de personas.

“Este estudio —realizado por el Laboratorio de Odio y Concordia en colaboración El Civic A.I. Lab de la Universidad de Northeastern— expone el modo en que grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa usan emojis, hashtags, música, audios virales y contenido visual para atraer a jóvenes a sus filas.

“TikTok no es solo entretenimiento. Es también un espacio donde el crimen organizado está construyendo identidad, comunidad y promesas de pertenencia”, señala el documento.

“Este trabajo se enmarca en los esfuerzos del Laboratorio de Odio y Concordia, una iniciativa del Seminario para analizar fenómenos contemporáneos de violencia, polarización y cultura criminal desde un enfoque interdisciplinario.

“Las redes sociales se han convertido en terreno fértil para las organizaciones criminales que, en un contexto de mayor violencia y competitividad —tanto entre grupos delictivos como en contra del Estado—, han buscado aproximarse a las juventudes para incorporarlas a sus filas. TikTok, al ser una red social con menor moderación de los contenidos respecto a otras plataformas digitales, ha facilitado que el crimen organizado utilice ese espacio digital para construir nuevas identidades que se hacen presentes a través de imágenes, emojis, hashtags y canciones compartidas. De esta manera, el crimen organizado logra permear hacia las juventudes mexicanas, con las promesas de pertenecer a un grupo en donde serán aceptados y donde podrán recibir mejores oportunidades para su desarrollo futuro”.

 Pues eso. Entonces, por culpa de Sergio, en mis ratos libres (madrugadas y fines de semana) me fui a ciber-reportear casi un mes para observar yo mismo el infierno y hallé lo que describí acá arriba.

 Eso y mucho más.

 Todo, terrible.

Tenemos que hacer muchas cosas para rescatar a esos jóvenes, pero, sobre todo, para impedir que miles más caigan en ese abismo.

 jp.becerra.acosta.m@gmail.com

Twitter: @jpbecerraacosta

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