El 4 de junio de 2020, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, afirmó que un escenario “muy catastrófico” para México sería el de llegar a 60 mil muertes durante la pandemia.
 
Ha pasado tanto tiempo y todavía no acabo de discernir si lo dijo por ignorancia científica, por llevarle la contraria a la Organización Mundial de la Salud (OMS), por negación, por falta de entendimiento de lo que estaba ocurriendo, por no tener la menor idea de cómo hacer adecuadamente proyecciones científicas; para no contradecir al Presidente (que al inicio de la pandemia insistía en minimizar los hechos), o simple y llanamente porque se convenció de que era tan poderoso e inmune como AMLO y decidió que ahí empezaran sus insolencias públicas.

No lo sé con certeza pero, pensándolo bien, quizá haya sido por todas esas razones juntas. 

El caso es que, para su infortunio, ese funesto pronóstico, que él veía con desdén como algo improbable, y que desde su poca sapiencia se atrevió a propagar como algo inalcanzable, ocurrió rápidamente, dos meses y medio más tarde, el 22 de agosto siguiente, cuando rebasamos esa cifra, para llegar a 60 mil 254 fallecidos.  

Ahora, dos años después de aquel 4 de junio (dos años y un mes), el número de muertes en México a causa de esta desgracia pandémica y sus efectos colaterales ha llegado a 661 mil 337. 

Va de nuevo: 661 mil 337 personas que no debían morir han perecido hasta ahora, de acuerdo a datos oficiales plasmados en un informe público denominado “Exceso de mortalidad por todas las causas, durante la emergencia de Covid-19, México, 2020-2022, según método de estimación de las defunciones esperadas”, que de cuando en cuando se queda congelado y sin actualización, pero que usted puede consultar aquí: (https://coronavirus.gob.mx/exceso-de-mortalidad-en-mexico/), si acaso no se cae el enlace súbitamente.  

 De esos 661 mil 337 fallecimientos, ¿en cuántos casos se ha comprobado, o se ha estimado con certidumbre que han sido causados directamente por la enfermedad Covid-19, según el gobierno federal? Hasta la semana epidemiológica 13 de este año (hasta marzo llegan los datos de la Secretaría de Salud), la mortalidad “asociada (a) Covid-19” ha sido de 495 mil 016 personas. Es decir, siete de cada diez, poco más del 74.8%, según la Secretaría de Salud.  

   El resto, 166 mil 321 muertes adicionales, se estima que ocurrieron como consecuencia indirecta de la pandemia, por ejemplo, gente que no fue tratada con prontitud por la saturación de hospitales; personas que requerían una operación y que no fueron intervenidos oportunamente por lo mismo; pacientes cuyas tratamientos quedaron truncados abruptamente o se aplicaron de forma incompleta; ciudadanos que por miedo se encerraron en casa a pesar de tener enfermedades de riesgo; gente que no recibió los medicamentos que requería; enfermos cuyos padecimientos empeoraron con el tiempo a causa de haber contraído Covid-19, entre otras causas. 

Este cálculo de exceso de fallecimientos acumulado entre 2020 y 2022 (661 mil 337 muertes) parte de las defunciones esperadas para esos mismos años, de acuerdo al comportamiento de muertes ocurridas en México durante los años previos a la pandemia. Se esperaban, para 2020, 2021 y hasta la semana epidemiológica 13 de 2022, un total de 131 millón 761 mil 922 defunciones, pero no ocurrió así: se dispararon las muertes (“defunciones observadas”) hasta 2 millones 423 mil 659 casos. Es decir, que en México hubo 37.6% más muertes de las esperadas en el periodo mencionado, de acuerdo al comportamiento de fallecimientos que se venía registrando en los últimos años.  

El peor año fue al inicio de la pandemia, 2020, con un 40.4% de exceso de defunciones, seguido muy de cerca por 2021, con 39.7% de exceso de muertes. Este 2022, gracias a las vacunas y sus refuerzos, el exceso de fallecimientos ha disminuido, pero cuidado, todavía es considerablemente alto: 19.3% más de defunciones de las esperadas. 

Pero volvamos: de verdad no olvidemos que cientos de miles de familias de familias quedaron mutiladas en nuestro país: 661 mil 337 madres, padres, abuelos, hijos, nietos, esposas, parejas, o amigos, todos se quedaron sin un ser amado que murió prematuramente.   

¿Cuántas de esas muertes se pudieron haber evitado con un buen manejo gubernamental de la pandemia, sobre todo en 2020 y al inicio de 2021? ¿Cuántas muertes no hubieran ocurrido si López-Gatell no le hubiera escatimado nada a las recomendaciones de la OMS desde 2020, sobre todo en lo que se refiere al uso masivo del cubrebocas? ¿Cuántas, si el gobierno federal hubiera lanzado desde mayo de 2020 una campaña masiva para el uso del cubrebocas, como recomendaron la OMS y los organismos de salud estadounidenses?  

¿Cuántas? 
El Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Washington en Seattle, hizo numerosas estimaciones al respecto y calculó que en México se hubieran podido evitar hasta decenas de miles de muertes (https://covid19.healthdata.org/mexico?view=cumulative-deaths&tab=trend). 

En Palacio Nacional, el Presidente y López-Gatell repetirán, hasta la ignominia, que ninguna muerte se pudo haber evitado, ninguna, y que todo fue culpa de la calamidad y de la infausta desgracia que se aposentó en México. 

Más de seis estadios Azteca repletos. Más de 66 Auditorios Nacional desbordados de cadáveres. 

Sigan sonriendo felices, con sus conciencias tranquilas, señores López-Gatell y López Obrador.  

   Sleep tight.

BAJO FONDO

Un miércoles por la noche estuvo como invitada en el programa de análisis y debate “Con los de casa”, transmitido cada semana por EL UNIVERSAL, la doctora Susana López Charretón, viróloga de la UNAM, quien sentenció: “Política y ciencia no se mezclan. En la mezcla de política y ciencia, gana política.”  

Pues eso, como en el póker, tal como lo publiqué en ese entonces: política mata ciencia. La falta de pruebas al inicio de la pandemia, el no promover ni usar el cubrebocas entre varios de los más altos funcionarios del gobierno federal; el concluir precipitadamente el primer confinamiento; el tardar en imponer el segundo confinamiento, el no vacunar niños, entre otras decisiones, evidenciaron que en la 4T de este sexenio la política sí mata a la ciencia. Nos habían prometido lo contrario: que en la gestión de la pandemia la ciencia iría por delante, y ya ve usted, aquí estamos ya en la quinta ola con más contagios por día que en la primera ola: este viernes, 32 mil 569. 
 
 AL FONDO 

¿Por qué desde marzo no han actualizado la página del exceso de mortalidad por la pandemia? Me dicen fuentes en la Secretaría de Salud que se hace todo lo posible para posponer lo inevitable: que los medios den el anuncio en primera plana de 500 mil muertes directas por Covid-19, ya que la cifra quedó congelada en poco más de 495 mil. 

   Ojo, no se les vaya ocurrir en la Secretaría de Salud tirar la página o desaparecer muertos en las actualizaciones, porque según indagué ahí en ese dependencia, efectivamente hay quienes tienen la tentación de ir restando defunciones al total, por ejemplo, pasar en estos días de los 661 mil 337 muertos citados a menos de 650 mil, once mil menos, y así, ir bajando poco a poco la cuenta para evitar llegar a los 500 mil fallecimientos asociados directamente a Covid-19, todo bajo el argumento de “actualizaciones técnicas”. 

  Cuidado, porque los periodistas (uno u otro, da igual) los vamos a descubrir y los vamos a evidenciar. 

  EN EL FONDO 

Si Enrique Peña Nieto es un corrupto, que se documente todo, que se prueben sólidamente las imputaciones y los cargos, y que pague las consecuencias legales que procedan. Sería muy sano políticamente y para la transparencia del país ese mensaje de cero impunidad, esa imagen de un expresidente tras las rejas con la leyenda virtual de que ahora sí nadie se salvará de sus excesos crematísticos, de sus insolencias y sus abusos. 

 Y sería, por supuesto, una gran plataforma ganadora para el 2024 en favor de AMLO y quien sea su delfín.  

 Ahora bien, como todo esto sea un montaje, o un caso endeble similar al de Emilio Lozoya en Pemex, que no ha derivado en absolutamente nada, los gesticuladores en Palacio Nacional tendrán que pagar esta simulación.  
      

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