México es un país de contrastes y oportunidades. En materia de agua, estas oportunidades surgen de una realidad preocupante: el acceso al agua potable, el drenaje y el saneamiento continuo ha disminuido drásticamente.
En los últimos seis años, la cantidad de personas sin acceso a estos servicios se ha duplicado, afectando a dos de cada tres personas en el país. Aunque las redes de conducción alcanzan al 98% de la población, la escasez de agua, agravada por sequías, falta de mantenimiento y ausencia de infraestructura para captación y tratamiento, ha reducido su operatividad y profundizado la crisis hídrica.
Uno de los mayores desafíos es la calidad del agua que llega a los hogares. Esto ha impulsado el crecimiento descontrolado de negocios de "rellenadoras" de agua, que prometen un producto seguro pero que, en realidad, representan un riesgo para la salud de la población. .Estudios recientes de la Asociasión Civil para la Correcta Hidratación, “Agua en México” revelan que 8 de cada 10 envases de estas rellenadoras están contaminados, un reflejo directo de la deficiente calidad del agua distribuida en la red pública y de la poca capacidad gubernamental para vigilar los negocios que incumplen las normas y ponen en riesgo la salud de los consumidores, provocado la proliferación de diversas enfermedades.
Según la Comisión Nacional del Agua, más del 60% de los hogares en México reciben agua con algún tipo de contaminación, principalmente coliformes fecales y metales pesados. Esto obliga a millones de mexicanos a buscar alternativas, fomentando un mercado de rellenadoras que, en en su mayoría, no cumple con los estándares de calidad y seguridad necesarios.
La ironía de la situación es que, en lugar de invertir en infraestructura para mejorar la calidad del agua, gobiernos están promoviendo la instalación de rellenadoras como solución temporal. Esto no sólo es una medida paliativa, sino que también perpetúa la falta de inversión en infraestructura hidráulica.
El programa "Agua del Bienestar" promete llevar agua de calidad a los ciudadanos, pero en realidad está admitiendo que el agua que se suministra a los hogares a través de la red no es apta para consumo humano y refuerza la necesidad de adquirir el agua purificada por otros lados. Esto es un reconocimiento implícito de la falta de inversión en infraestructura hidráulica.
Sin embargo, la solución no está en la proliferación de estos negocios, sino en mejorar la gestión del agua en el país. Se requiere una inversión seria en infraestructura para garantizar la calidad del agua en las redes públicas, reducir fugas y minimizar la contaminación en la infraestructura existente.
Pese a los compromisos políticos en el “Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad”, las instituciones encargadas siguen sufriendo recortes presupuestales. La CONAGUA, por ejemplo, ha visto reducido su presupuesto en más del 40% en comparación con el año anterior, mientras que la Secretaría del Agua en la CDMX ha tenido que reasignar 300 millones de pesos para implementar la "estrategia del agua del bienestar", en lugar de invertirlos en infraestructura.
Es urgente que los gobiernos y las autoridades competentes tomen medidas concretas para mejorar la gestión del agua en México. No podemos seguir permitiendo que los ciudadanos destinen una parte considerable de sus ingresos a adquirir agua de calidad cuando el Estado tiene la obligación de garantizar este derecho fundamental.
La solución no está en las rellenadoras, sino en la inversión y mejora del sistema hídrico nacional. Es momento de actuar para garantizar el acceso a agua segura y de calidad para todos los mexicanos.
Presidente de Agua en México