Este 2024 se ha convertido para muchos en un momento de conciencia sobre el agua, simplemente porque hemos vivido los estragos de no tener agua o hemos sufrido las consecuencias de la mala calidad del agua en México.
Podríamos decir que todos los mexicanos hemos experimentado las consecuencias de la crisis hídrica que tiene el país, donde por cuarto año consecutivo sufrimos una sequía que ha tenido costos incalculables.
Para los sectores agropecuario y agrícola, las pérdidas han sido millonarias. Como dicen los expertos, no hay agua más cara que la que no se tiene, y este año nos ha causado estragos en todos los aspectos. El sector agrícola y ganadero prevé afectaciones causadas por la sequía, por ejemplo, la reducción del 50% de la producción de maíz a nivel nacional. También vemos las imágenes del ganado sacrificado por la falta de agua. Por otro lado, hay al menos 10 fallecidos y decenas de hospitalizados debido a la onda de calor que se sufrió en territorio nacional, así como el paso del ciclón Alberto, el cual viene a romper este ciclo sin agua, pero no a resarcir el habernos quedado sin dicho recurso durante largo tiempo.
Lo anterior se suma al incremento de muertes por enfermedades gastrointestinales, principalmente por el consumo de agua contaminada, y al aumento de la mala calidad del agua a nivel nacional, como el caso de la contaminación sufrida en la Alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México.
Está por iniciar un nuevo gobierno y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha dado a conocer una agenda donde el agua es una de sus prioridades. Tiene la fuerza política de sobra para aplicar políticas públicas que reduzcan la brecha en la obtención de servicios de agua potable, drenaje y saneamiento, a través de una mayor inversión y de incentivos que mejoren la gestión del agua en México.
Entre los pendientes que tenemos como país, requerimos aumentar el tratamiento de aguas residuales de un 40% al 100%. Es necesario sanear todas nuestras cuencas; hoy tenemos presencia de contaminantes en el 100% de las fuentes superficiales de agua. Esto no sólo afecta la calidad del agua que tomamos, sino que constituye un peligro para el medio ambiente y el desarrollo de nuestro país.
Hoy más que nunca México tiene una oportunidad de desarrollo derivado del nearshoring, pero con ello tenemos varios riesgos, sobre todo en los sectores donde falta regulación, como lo es el agua. Un claro ejemplo de lo que está ocurriendo es la empresa Time Ceramics, una empresa china de cerámica con una alta necesidad de agua, que aprovechándose de la corrupción y los vacíos legales explota concesiones agrícolas para darles un uso industrial en sus procesos, sin mediar en los daños que se podrían ocasionar y sin prever ningún tipo de tratamiento o reúso de las mismas. Como este, hay miles de ejemplos de empresas que se vienen a instalar y, al encontrarse con un sector hídrico débil y no claro, se aprovechan y anteponen el beneficio económico a la sustentabilidad.
Si bien el crecimiento económico no está peleado con el cuidado del medio ambiente y una adecuada gestión de los recursos nacionales, en la actualidad la gestión del agua tiene un rezago significativo.
La coyuntura política actual hace posible materializar un plan de acción que mejore toda la gestión de los recursos hídricos, para poder dejarles a nuestros hijos el México que queremos para ellos.
Presidente de Agua en México