El abastecimiento de medicamentos se confirma como una necesidad imprescindible para la seguridad nacional. Afortunadamente, México cuenta con una industria farmacéutica nacional robusta con capacidad de abastecer prácticamente toda la demanda nacional y con el potencial de exportar medicamentos.
La Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéiuticos (AMELAF), representa a 43 laboratorios con capital 100% mexicano, mas de 60 plantas y cerca de 40 mil empleados y que fabrican medicamentos de calidad, eficaces y a precios competitivos
Para la fabricación de medicamentos se requiere de materias primas y sustancias activas denominadas en la jerga industrial APIs (Active Pharmaciutical Ingredients). México promovió a mediados de los 80 la fabricación de APIs; sin embargo, la eliminación de la política industrial generó que hoy importemos 95% de ellos.
China e India son las principales naciones productoras de APIs utilizados para elaboración de medicamentos. Concentran 80 % de suministro de APIs a nivel mundial.
China y especialmente India se encuentran impactadas con limitaciones en las capacidades productivas; en promedio sólo operan 60% de su capacidad y restringiendo a la exportación de algunos bienes, tienen como prioridad garantizar el suministro local a fin de no tener desabasto de medicamentos. Esto se traduce en escasez y encarecimiento de sustancias activas y materias primas.
Otros países proveedores de APIs para México, como son España e Italia, han presentado de igual forma fuertes afectaciones.
Aunado a los problemas anteriores, sumamos el fuerte impacto en la columna vertebral de la cadena de suministro, el transporte tanto aéreo como marítimo. Baja de frecuencias y costos más altos.
Se presenta una desafortunada ecuación que da por resultado complicaciones en el abasto de medicamentos y por ende, una sociedad vulnerable al no tener ingredientes activos para tratar tanto a los enfermos de COVID-19 como a pacientes con enfermedades crónico degenerativas.
Entendiendo la gravedad y magnitud de lo anterior, México debe de tomar una postura enérgica, detonar un PLAN DE ACCIÓN DE EMERGENCIA y un programa de largo plazo.
Esto implica una revisión de sus políticas de suministro de fármacos y medicamentos. Lo anterior puede lograrse tomando como referencia programas como el de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) que ha implementado el plan industrial single point of contact (i-SPOC), lanzado el pasado 17 de abril de 2020.
El plan debe buscar identificar anticipadamente el posible desabastecimiento de medicamentos y mitigar el impacto de la pandemia en la salud pública. Los mecanismos de acción van desde acelerar la aprobación de nuevas líneas de producción o bien sitios de fabricación nuevos, hasta adoptar criterios de las autoridades regulatorias que permitan la aprobación y suministro de medicamentos críticos.
Los actores y el mercado tendrán que encontrar puntos medios, que permitan a los fabricantes de seguir adelante. Los laboratorios y gobiernos tendrán que actuar eficazmente ante un panorama adverso e incierto.
Se requiere compromiso y certidumbre a fin de que se pueda planear y estar en condiciones de afrontar con éxito los retos que se vienen en la nueva normalidad. La industria farmacéutica mexicana es parte de la solución.
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