Según datos del INEGI el 53.8% de los hogares en México tienen deudas no hipotecarias; el 33% de las compras que se hacen en las plataformas digitales son con tarjetas de crédito. Es una realidad que en nuestro país las familias construyen su patrimonio mediante créditos que son otorgados por distintas tiendas departamentales. No es extraño, entonces, que la necesidad de cientos de familias se encuentre con abusos de tiendas como Elektra.

En días recientes se dio a conocer que Ricardo Salinas Pliego adeuda más de 74 mil millones de pesos en impuestos, y ha evadido el pago desde hace 16 años. Para dimensionar la cifra esto equivale a la mitad del presupuesto de las becas otorgadas a estudiantes de preescolar hasta universidad (132 mil millones de pesos) o es tres veces el programa Jóvenes Construyendo el Futuro (24 mil millones de pesos).

La noticia impacta por la cantidad de dinero que se debe y refleja las componendas y complicidades a las cuales recurren los hombres poderosos en México para acrecentar su fortuna acosta del bienestar de la población. En el libro La fórmula Salinas. Las redes del poder en México (Terracota, 2024) Mathieu Tourliere menciona: “Formidable tejedor de redes de influencias, el hombre ha incrementado su presencia en el sistema político del país en los últimos treinta años, y se ha convertido en un actor central del poder. Heredó de su familia un negocio mediano, pero la mayor parte de su fortuna deriva de concesiones públicas, que ha obtenido de cada gobierno en turno: el de Carlos Salinas le vendió la televisión, […] Vicente Fox le obsequió el banco y el mundo financiero, […] Enrique Peña Nieto le dio acceso a las arcas de Pemex...”

La forma en la que Salinas Pliego ha construido sus alianzas le ha permitido incrementar su fortuna y burlar al fisco a través de estrategias legales que lo han dejado, la mayoría de las veces, como ganador. Esto ha impulsado, la figura del empresario histriónico y polémico que participa de la vida pública con un tono provocador y que permite defender una agenda conservadora que ve al Estado como el peor enemigo del capital privado.

El libro La fórmula Salinas construye la historia de cómo surgió y acumuló su fortuna y deja al descubierto que en nuestro país la única manera de hacer negocios es mediante componendas políticas. Los grandes capitales que generan empleos y riqueza han sido estigmatizados, en gran medida, por este tipo de casos donde los empresarios quieren obtener la mayor ganancia sin pagar impuestos.

La pregunta que se encuentra en la opinión pública es: ¿Salinas Pliego, en esta ocasión, si pagará lo que debe o volverá a ser capaz de doblegar al poder político?

El discurso de la presidenta no se debería de concentrar en Salinas Pliego, como personaje polémico, sino en la importancia de que las grandes empresas paguen sus impuestos, esto con la finalidad de que no se vea al Gobierno como contrario al capital privado sino que se marque un precedente de que nadie puede evadir ni estar por encima de la ley.

Sería interesante que todos los días un abonero de Elektra fuera a cobrar a Salinas Pliego lo que debe. Que les marcaran a sus familiares y a él mismo utilizando un lenguaje amenazante e intimidador. Quizá el Estado debería usar los métodos que al empresario le han funcionado para que sus clientes paguen las cuentas triplicadas del valor original del producto que adquirieron en alguna de sus tiendas.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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