La política mexica, en el siglo XX, estuvo marcada por dos grandes momentos: la Revolución Mexicana y la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1928 – Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1938 y Partido Revolucionario Institucional en 1946– esos dos eventos determinaron las relaciones de poder en México y el ADN político: las relaciones y el reparto de poder entre distintos grupos, ya no de manera violenta sino siguiendo reglas no escritas.
“PRI: crónica del fin”, es un gran ejercicio de memoria realizado por Denise Maerker. Recupera los momentos cruciales donde la presencia del PRI fue determinante. A la par que se hace la revisión histórica aparecen entrevistas con los actores claves del proceso político, todos ellos relatan el declive, muestran sus errores y, pareciera, anuncian su muerte.
Estudiar la historia, en esta ocasión a través de una serie, permite aprender de los errores, quizá Morena debería de poner mucha atención en la historia del PRI, y acompañar la serie, por lo menos, con dos lecturas: Historia mínima del Partido Revolucionario Institucional de Rogelio Hernández y El partido de la Revolución. Institución y conflicto (1928-1999) coordinado por Leonardo Lomelí y Miguel González.
Un aspecto que se debe de destacar es el papel que jugó la televisión, en especial Televisa, para construir una imagen del partido y el gobierno frente a la sociedad. La pantalla fue el espacio donde se legitimaron las formas y relaciones de poder. Ahí se replicó y censuró todo aquello o aquel que iba en contra del régimen. La televisión se encargó de formar una idea de gobierno y de impedir críticas; y ocultar el malestar social que fue creciendo en la sociedad. Por ello, no es extraño que Televisa cuente con un archivo, impresionante, de videos que ilustran la historia reciente de la política mexicana.
“PRI: crónica del fin” no solo es un retrato del proceso político posrevolucionario, la institucionalización del poder, a través de un partido hegemónico, y el declive del PRI, aunque no de las formas políticas; también es, un llamado de atención histórica al actual régimen, que está construyendo una hegemonía, a no caer en los mismos errores.
El mayor error que cometió el PRI fue dejar su raíz popular. Al alejarse de las políticas nacidas durante la Revolución Mexicana, el dar entrada al neoliberalismo fracturó por completo, en lo social y político, al régimen. La fractura dio posibilidad de que naciera una corriente que compartía las formas, pero no estaba de acuerdo en las políticas neoliberales,
ese grupo de izquierda se consolidó en el gobierno de la Ciudad de México, y a partir de 2018, con el triunfo de López Obrador, se restableció la idea de justicia social, pero también el fortalecimiento del presidencialismo y la centralización del poder como la mejor solución para atender los problemas de México.
Morena, si se ve en el espejo del PRI debe manejar con inteligencia la economía; evitar los despilfarros en obras públicas innecesarias; no permitir la corrupción entre los miembros de su partido; lograr la disciplina al interior del partido, lo que no quiere decir sumisión, si no respeto a sus lineamientos; fortalecer los pesos y contrapesos que permitan exista un manejo responsable del poder.
“PRI: crónica de un fin” es un ejercicio de memoria histórica responsable que hace sentido en un tiempo donde Morena se constituye en un partido hegemónico. El 2026 es el año donde Claudia Sheinbaum tendrá que consolidar su poder al interior de Morena, construyendo disciplina e identidad partidista que le permita elegir, para la elección de 2027, perfiles cercanos a un proyecto social y político y no oportunistas que empiecen a sembrar los errores cometidos por el PRI.
Hasta aquí Monstruos y Máscaras…