Las fechas que corren me ha permitido releer La corte de los ilusos (Planeta, 1995) de Rosa Beltrán, novela histórica que recrea un tiempo poco estudiado y comprendido: el Imperio de Agustín de Iturbide.
¿En qué se parece aquel momento al nuestro? ¿Por qué la novela tiene que ser releída a la par del proceso que se vivirá en 2024? ¿Quiénes son los ilusos?
La novela recrea un teatro donde aparecen las máscaras que ocultan la realidad. El engaño se convierte en un arte: se debe tener cierta destreza para engañar al otro; que la mentira dicha sea repetida como verdad, y quizá quien ha notado lo que en realidad sucede guarde silencio para no parecer iluso: “Rafaela tranquilizó a Joaquinita, o cuando menos, trató de hacerlo. Le explicó que todas las insignias juntas no sumaban ni siete mil pesos porque, la mayoría, era de imitación. / -¡Cómo! -dijo Joaquinita sorprendida- ¡Un imperio de pacotilla!”
Rosa Beltrán logra retratar aquella ilusión que se vivió después de la Revolución de Independencia, movimiento que quitó a una élite para colocar a otra que era lejana a la idea de la República y aspiraba a continuar con el sistema monárquico. Ese intento fue una copia fallida de lo que aconteció en Francia con Napoleón: “Madame Henriette sacaba de entre hilos y refajos un grabado que conmemoraba la coronación de Bonaparte. Tinta y papel: todo era cosa de estudiar cuidadosamente los grabados y reproducir, palmo a palmo, los trajes de Napoleón y Josefina. Si querían que el gobierno que iba a estrenarse dentro de poco tuviera algún lucimiento había que copiar adornos, modales y el ejemplo de un verdadero Imperio.”
Beltrán recobra de manera inteligente aquel momento histórico. La novela dialoga con la historia y plasma a la sociedad de aquel tiempo, con su lenguaje, sus costumbres y tradiciones. La escritora recupera los viejos nombres de las calles de la ciudad: “Para llegar a donde uno tiene que llegar basta con atravesar Retama, pasar por Niño de Jesús y caminar hasta Esfuerzo, haciendo acopio del mismo. Esto es en principio: Madame Henriette lo sabía como se sabe que llueve porque nos mojamos. Pero muchas veces los sentidos nos engañan. Las calles se tuercen, se angostan, adoptan nombres extraños: Calle del Muerto, Calle de las Golosas, Callejón de Estanco de Mujeres.”
La novela recrea una ciudad que nos sigue perteneciendo y le da voz a las mujeres, quienes tienen un papel principal en la narración de una nación que se está formando y en ese camino se encontrará con tropiezos y errores como el Imperio de Agustín I.
Quien lea La corte de los ilusos gozará con la riqueza del lenguaje y de la historia. Beltrán hace una invitación a conocer un tiempo olvidado, con ello se convierte en descubridora; y es conquistadora cuando con las palabras nos entrega el momento histórico que antes de su novela era escurridizo y borroso.
Si el lector quiere entender el presente podría terminar o iniciar el año con la novela de Rosa Beltrán, a quien se le agradece la frescura y originalidad de su prosa; la ironía con la que maneja el hecho histórico; y que deja claro que la historia se escribe en plural y que las mujeres han tenido, también, la pluma y la tinta para escribir nuestros momentos históricos.
¿Qué máscaras quita Rosa Beltrán? ¿Cuál es el nombre de la Corte que hoy aplaude las ocurrencias del inquilino de Palacio? Será: ¿La Corte de los bufones?
Hasta aquí Monstruos y Máscaras…